Retomemos mi pasado

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La carretera de la cuál transitaba la dejé en poco tiempo, desviándome hacía aquél bosque por el camino que Marie me había marcado en el mapa. El auto se tambaleaba demasiado por el estrecho lo que hizo que Rogerd y Marie despertaran; sus ojos cansados pero con un brillo del pensar en sobre que nos esperará por ahora. La oscuridad de los árboles por su sombra hacia que el camino se viera vacío y siniestro y había que subir varios kilómetros para llegar hasta la casa de la amiga de Marie. Mi pregunta era sobre ¿Quién era ella? Tenía más dudas también, pero quizá conozca las respuestas con el tiempo. Trataba de concentrarme por que el auto no se llegara a quedar atascado en algún hueco con lodo atrasandonos pero aquí parecía imposible, el camino se volvía cada vez más estrecho e inclinado, por lo que el motor cada vez rugia más fuerte, por el sonido que producía posiblemente ya nos hayamos escuchado a lo lejos de dónde veníamos. Presionaba el gas a fondo casí hasta sobre calentarlo pero de algo sirvió, pronto el camino se volvió un poco más recto y pudimos avanzar sin tantas complicaciones. Casi llegábamos a la casa, Marie se le veía emocionada por su mirada, Rogerd quién a duras penas quería seguir despierto se había vuelto a dormir, acurrucado en Marie. Varias hojas que caían de los árboles habían quedado incrustadas en el limpia parabrisas trás tanto baileteo. Todo se encontraba en profunda armonía aquí dentro, los árboles se entrelazaban consus ramas en lo más alto de las copas, casí no dejaban pasar un rayo de sol, sí no fuese temprano no podría ver nada a excepción de la luz que emitían los focos del coche. Pronto Marie exclamó: - Deja en auto aquí, ocultado bien, debemos llegar caminando.
No discutí, ni dude en hacerle caso, maneje hasta unos arbustos al lado del camino y dejé el auto allí. Nos bajamos del auto y empezamos a caminar, Marie iba delante guiandonos, adentrandonos en lo profundo y dejando atrás aquél obsoleto camino de tierra, pasto y lodo. Cada vez podía observar como se iba acabando el pasillo de árboles y se iba reflejando más la luz. Habíamos llegado, una cabaña se encontraba en medio de un claro, era un lugar bastante hermoso y tranquilo. Marie se volteó y nos dijo: - Esperenme aquí.
Ella caminó hacía la cabaña, hasta la puerta principal, el viento movía su pelo hacía una sola dirección, llamando bastante la atención con su hermoso color de cabello y figura. Se acercó a la puerta y tocó, en forma de un código. Pronto se abrió la puerta y una mujer morena, de pelo negro y rizado salió de ella y le abrazó, sus reacciones de felicidad calmaron más el lugar con sus sonrisas.
- ¡Hey acérquese! - Nos gritó Marie a lo largo mientras conversaba con aquella mujer. - Logan, Rogerd, quiero presentarles a mi amiga, Victoria.
- ¡Hola! Es un gusto poder conocerles en persona, ya Marie me había contado un poco sobre tí Logan pero ¿Quien es el niño?
- También es un gusto, él, es mi hermano, casí como un hijo para mí. - Dije colocándole una mano sobre el hombro
- Vaya... Que sorpresa, entremos. - Dijo con una sonrisa.
Dentro la casa estába bien cuidada, la madera dentro estaba intacta, y el decorado se mantenía en lo rústico. Nos sentamos en los sillones de la sala.
- Ahora diganme ¿Que necesitan?
- Necesito encontrar a una persona, o en realidad todas aquella que se acerquen o puedan darme una pista sobre ella.
- Tengo las herramientas, Marie posiblemente no te ha contado sobre quién soy. Niña, será mejor que vayas fuera con Rogerd.
Marie aceptó y tomó a Rogerd de la mano y salieron de la casa.
- Dime sus nombre. - Dijo de manera seria
- Jade, quisiera vengarme de ella, no sé sí Marie te contó sobre mí vida pero es alguién que me hizo mucho daño, casí me mata pero no lo hizo. Es momento de que yo le devuelva el favor de haberme cambiado.
- Entiendo. Conozco quién es la mejor persona para ayudarte con esto y esa soy yo. - Su sonrisa invadió su cara y me dió la confianza necesaria para seguir conversando sobre mi vida con ella.
Me emocionaba por fin, el poder llegar y encontrar verdadera ayuda, no disfrazada, se veía muy segura en lo que hablaba. Cada vez mi corazón se aceleraba más por tán solo pensar en que pronto, llegaría a volver a reencontrarme con ella.

Mariposa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora