3- Sin verdades absolutas.

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Los días pasaban, los ánimos bajaban, pero los sentimientos persistían.

Luego de aquella confesión -si es que así se podía llamar- ninguno de los dos volvió a ser el mismo.

Por un lado, Narancia recobro cierta confianza en sí mismo, haciendo que algo tan simple como un cambio de vestimenta haga que cambie su actitud frente a la vida, ya que tomado las riendas de cómo es que se quería ver termino por sentir esa liberación que francamente necesitaba, pues el que ya no le importase lo que piensen de él también se aplicaba a su sexualidad. No es como que vaya anunciando a todo el mundo que era gay, pero si lo comunico una noche en la que estaban cenando.

—Oigan, debo confesarles algo, soy gay— dijo con completa seriedad.

—Lo sabemos— contentaron todos al unísono y continuaron comiendo como si aquello no importase, de hecho, tenían una especie de regla no escrita en la cual no tenían por qué meterse en los asuntos del otro.

—Siempre lo supimos— remato Giorno, haciendo que se saque un gran peso de encima, pues para él el ser aceptado por su familia era lo más importante en este momento, sentía un miedo irracional a ser excluido por esto, cuando -exceptuando de quien estaba enamorado- sus compañeros se encontraban en pareja entre sí.

Así fue como para Narancia todo se sintió mejor, pero en el punto contrario Fugo era un caso muy distinto.

Luego de esa noche simplemente se volvió más inestable, estando de un malhumor constante, parecía completamente desequilibrado. Si bien su temperamento siempre fue fuerte se podía decir que comenzaba a sobrepasar el límite haciendo que hasta mismo Purple Haze se desate, produciendo un caos total en donde estuviera. De hecho, había fallado en dos tareas simples por las que termino ganándose un regaño de Bucciarati.

—Fugo, si algo te ocurrió puedes contarme, prometo ayudarte en lo que necesites— le dijo Bruno luego de regañarlo, aunque este ya sospechaba que es lo que pasaba.

—No es nada— solo respondió intentando convencerse de aquello.

Pero, ¿de dónde provenía aquel desequilibrio?

Fugo había comprendido que tenía unos confusos sentimientos por Narancia, eso era más que claro, pero su conflicto residía en que no se sentía para nada cómodo con ellos, pero, aunque no quiera estos sentimientos ya estaban por completo instalados luego de aquella noche en la que lo vio así vestido, de hecho, el recordar su baile le seguía dando la misma sensación de escalofríos que en aquel momento.

Ese día en cuanto logro dormir, en lo último que pensó fue en que quizás solo era momentáneo, que mañana en cuanto lo cruce por la casa vestido con su atuendo habitual se le pasaría, situación que medianamente paso, ya que al otro día con algo de alivio se dio cuenta de que estaba vestido con un pijama de los que usaba a diario, cuestión que no le sorprendió porque sabía que aquel fin de semana no tendría ninguna tarea y solo se quedaría en casa.

Pero al llegar el lunes se encontró con la sorpresa de que no fue algo de una sola noche, sino que al parecer usaría a diario aquellas prendas, ya que vestía una falda larga hasta las rodillas color negra con detalles naranjas, aunque en la parte superior llevaba su usual remera de tres tirantes, y para finalizar en su rostro llevaba un prolijo maquillaje, o por lo menos eso es lo que pudo notar, ya que no era un experto en el tema. Durante todo el día no pudo parar de pensar en que Narancia con ese atuendo se veía muy bonito, quizás demasiado.

Las horas transcurrían demasiado lento por más que haya estado por completo ocupado, pero al llegar la noche ocurrió algo que lo dejo un poco más tranquilo, aunque una parte de él quedó aún más alborotado.

A eso de las once de la noche tocaron la puerta de su habitación cuando estaba a punto de acostarse a dormir. Al abrir la misma se encontró con Narancia, a quien no pudo no inspeccionar de arriba a abajo, encontrándose con que traía puesto un pijama afelpado, el pelo mojado y para peor estaba descalzo, de seguro se había terminado de bañar recién.

—Te vas a enfermar— fue lo primero que se le ocurrió decirle.

El chico solo levantó una bolsa que traía detrás de él y le sonrió.

—Tengo dulces— respondió a lo que Fugo solo se apartó de la puerta dejándolo ingresar.

Al pasar por su lado pudo sentir ese aroma a cítrico que usualmente desprendía de su cabello cada vez que lo tenía mojado, aunque tenía la sospecha de que no era aroma a naranja, sino que era más similar a limón, algo que nunca le pregunto por qué no tenía por qué importarle, de hecho, le molestaba el que asuntos como esos ahora ronden por su mente.

Narancia tomo asiento en la alfombra y abrió la bolsa, pero al mirar a la puerta Fugo no se encontraba allí, esto lo confundió, pero casi al instante lo vio regresar con una toalla.

—Es para secarte el pelo— respondió a la inexistente pregunta.

Narancia se rio, pero Fugo no entendió de qué. El chico mientras comía un caramelo sabor a menta estiro su brazo intentando alcanzar la toalla a lo que Fugo solo se acercó, se colocó detrás de él y comenzó a trazar cada mechón de su pelo para que este quede por completo seco, algo que tomo al mayor por sorpresa.

Aquello era sumamente extraño para Narancia, no es que le molestase sino que era raro que Fugo tenga acercamientos de ese tipo cuando él no era en absoluto demostrativo, así que estaba plenamente disfrutando el momento, pues se sentía como una caricia significativa o por lo menos un avance entre ellos.

—¿Mañana me darás clases?— pregunto intentando sacar un tema conversación.

—Sabes que sí, los martes tenemos clase— contesto matando el tema, seguía concentrado en su labor.

—¿Y el jueves?— repregunto.

—¿Todavía no sabes tus horarios?— contesto el menor con algo fastidio

—Solo quería sacar un tema de conversación idiota— confeso mientras abría el empaque de otro dulce.

—No hace falta hablar todo el tiempo Narancia— dijo algo hastiado, aunque Narancia lo tomo con otro sentido.

—A veces si es necesario Fugo— respondió al instante.

—Todavía no quiero hablar de eso— habló directo Fugo —Aún no estoy preparado.

—Está bien, entiendo— solo termino por responder y ambos se quedaron en silencio, solo focalizándose cada uno en lo suyo, aunque a decir verdad Fugo podría haber terminado desde hace un rato.

—Listo— anunció luego de unos minutos en silencio.

—Bien, te dejo el resto de dulces— respondió Narancia levantándose de su lugar y dirigiéndose hacia afuera de la habitación, cuando fue retenido de forma un tanto brusca, siendo tomado del brazo, algo que a decir lo asusto un poco, pero no tenía que extrañarse pues Fugo no era para nada delicado.

—Quédate un rato más, si quieres— pidió diciendo en un tono un tanto tímido, de hecho, ni siquiera lo estaba mirando.

—Claro— solo respondió el chico algo distante.

—Ven— dijo Fugo, sin aun soltarlo, dirigiéndose al balcón, en donde saco un cigarrillo y lo prendió al instante.

La noche era preciosa a pesar de que el clima estaba algo fresco, el cielo brillaba gracias a un centenar de luces y se podía escuchar algún grillo cantar a lo lejos, por algún motivo luego de estar por días con una sobrecarga de estrés Fugo se sentía completamente relajado.

—Te preocupas por que lleve el pelo mojado, pero tú sigues fumando— reprocho el muchacho. Sin responder Fugo le ofreció una calada que el otro término aceptando con gusto, colocándolo sobre sus labios e inhalando algo de humo.

—Nos acabamos de dar un beso indirecto— dijo Narancia sacándole la lengua en cuanto se lo devolvió.

Fugo solo se rio y Narancia sintió que se derretía.

—¿Fu, que es lo que te estuvo pasando?— pregunto el chico una vez que se recompuso mientras se apoyaba en el balcón, el rubio seguía sin mirarlo directamente.

—Estoy algo nervioso— respondió en automático.

—¿Es por lo del otro día?— pregunto con intriga, aunque ya sabía la respuesta.

—Te dije que no quiero hablar de eso— contesto molesto.

—No puedes solo ignorar lo que te pasa.

—Si puedo y es lo que estoy intentando, pero sigues apareciendo en mi cabeza una y otra y otra vez— confeso apretando los dientes, el ambiente había cambiado a uno tenso.

—¿Y cuál es el problema con eso?— contesto ahora el también algo molesto gracias a los repentinos cambios de humor de este.

—Que no quiero, no quiero seguir pensando en ti, no quiero... esto— dijo cohibido, seguía sin querer hablar del tema.

Narancia solo lo observó sin encontrar que decir, no solamente se sentía -otra vez- rechazado, sino que estaba harto de que el otro niegue sus sentimientos, pues a esta altura era algo obvio que Fugo tenía algún tipo de atracción por él, lo que aún no entendía era porque seguía negándose y esta vez no iba a parar hasta obtener respuestas.

—¡¿Por qué sigues rechazándome cuando te gusto?!— gritó molesto.

—¡No me...!— intento contestar quedando a medias.

—¿No que Fugo? ¡Dilo! ni siquiera puedes decirlo, pero aun así me pides que me quede.

—Solo quiero estar con mi amigo...

—Yo no te quiero como amigo Fugo, es algo que debes entender.

—Lo siento— respondió Fugo, esta vez bajando la voz.

—No, no lo sientes, porque no entiendes lo que me pasa y creo que ni siquiera entiendes que es lo que a ti te pasa.

—No soy idiota, sé lo que me pasa, me estás obligando a decirte que es lo que me molesta en todo este asunto Narancia, basta.

—Ten el valor de decirlo Fugo.

—Yo no...— dijo, pero fue interrumpido.

—¡Dilo de una vez!— grito Narancia presionándolo para que lo diga —No tienes el coraje para hablar de frente.

—Eres un hombre Narancia— confeso finalmente.

Una ráfaga de aire fresco hizo que al moreno le erizara la piel, las estrellas parecían haber dejado de brillar y los grillos lejos de ser relajantes ahora eran molestos. Fugo algo cauteloso levanto a penas la mirada, esperando a ver a su acompañante llorando, pero este en cambio tenía una expresión muy distinta en el rostro.

—Eso ya lo se Fugo, siempre supe quién soy me vea como me vea— dijo con una sonrisa triste —El que tiene que entender eso eres tú, pero estás encasillado en tu supuesta heterosexualidad que no te deja ver que el mundo es muy grande— enuncio intentando no llorar, aunque su voz se quebró al final y algunas lágrimas se derramaron, nuevamente Narancia lloraba por Fugo.

El rubio al darse cuenta no supo cómo reaccionar y lo primero que pensó fue en no hacer nada, pero simplemente el verlo tan decaído y luchando por borrar con sus manos aquellas lágrimas no hizo más que causarle una angustia nunca antes vivida, pues, aunque no parezca él apreciaba a Narancia y no quería provocarle más dolor.

Termino por cortar toda distancia y con un frágil toque intento secar su rostro, a lo que su mano fue apartada de un golpe seco, pues Narancia no deseaba su lástima, aunque no sabría si este sentía lástima por él en este momento, de hecho, nunca podía saber qué es lo que estaba pasando por su cabeza, Fugo siempre fue una incógnita con respecto a sus sentimientos.

—No me toques, idiota— logro decir molesto apartándose lo suficiente hasta darle la espalda, mientras el otro solo se quedaba petrificado.

Un silencio incómodo los invadió, Narancia quería gritarle tantas cosas, Fugo quería decirle tantas otras, pero en cambio allí estaban, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

El moreno pensó en que irse era lo mejor, guardar nuevamente los sentimientos y enterrarlos hasta que de una buena vez desaparezcan, hacer de cuenta de que nada paso y volver a la cotidianidad, pero al instante se dio cuenta de que esto no sería posible y al mismo tiempo era injusto, pues no podía tragar más palabras y decidió antes de irse decir por completo todo lo que pensaba.

—¿Sabes que es lo que más me duele? Mi ingenuidad— comenzó diciendo —Porque aun así con todo esto yo seguía creyendo que muy en el fondo podías llegar a quererme, pero no, prefieres quedarte en la comodidad de saber que soy solo tu amigo, pero la verdad es otra Fugo y lo sabemos, pero sabes que, ya estoy harto de ti— dijo, e iba a continuar diciéndole a Fugo sus verdades, pero escuchó como este chasqueaba la lengua, gesto que hacía cuando algo le disgustaba, por lo que se dio media vuelta para verlo de frente encontrándose con que estaba de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

—¿Por qué esperas algo de mí?— pronuncio sin expresión alguna.

—¿Qué... que quieres decir Fugo?— pregunto algo confundido, hace un momento intentaba consolarlo y ahora parecía molesto.

—Que porque esperas algo de mí, deja de ser tan dramático— murmuro, mirando hacia otro lado en cuanto cruzaron mirada, ahí estaba nuevamente ese cambio drástico de humor.

—Ahora que— se dijo para sí mismo Nara sin saber qué esperar.

—¿Por qué pretendes algo de mí?— reitero —Siempre fui claro contigo, aun cuando ahora estoy... así.

—¿Qué quieres decir?— solo pudo pronunciar anonadado.

—El mundo no gira a tu alrededor Narancia, haces un drama enorme por algo que ya sabias, no debiste enamorarte de mí y yo... no debí dejarme llevar— dijo bajando la voz al final.

—¿Así lo llamas? ¿dejarte llevar?— contesto ahogando una risa amarga.

—Si, porque estúpidamente no encuentro otra forma de llamarlo, porque nunca me sentí de esta manera— dijo en un suspiro —Si piensas que solo tú la estás pasando mal con todo esto es porque eres simplemente idiota.

—No sé por qué me fijé en ti— murmuro cruzándose de brazos y negando con la cabeza, ya no entendía nada.

—Yo tampoco— respondió encendiendo otro cigarro.

—¿Tampoco sabes por qué me gustas o tampoco sabes que es lo que tú me viste a mí?— pregunto con burla intentando sacarle una firme confirmación.

—El por qué te gusto— respondió al instante —por qué no te fijaste en alguien más, llamas la atención de todo el mundo por donde vas, siempre alguien va a voltear a mirarte o a hacerte un comentario agradable, eres demasiado atrayente.

—Suenas celoso...

—No voy a mentirte, lo estoy, todas esas personas coquetean contigo sin descaro mientras yo... yo no sé qué hacer con esto.

—Entonces si sientes algo por mí— afirmo Narancia con algo de hartazgo a esta altura.

—Me frustras.

—¡¿Yo te frustro?!— grito Narancia ya colmado de paciencia, no entendía a Fugo y a esta altura ya no sabía qué pensar.

—¡No grites, idiota!— respondió, en consecuencia, él también gritando.

—Voy a gritar todo lo que se me dé la gana...— dijo solo para llevarle la contra, pero en para su sorpresa fue interrumpido de una forma que no esperaba.

Pareció ocurrir en cámara lenta, pero al mismo tiempo ocurrió en un instante, Fugo largo por la baranda aquel cigarro y molesto se acercó a él, al instante pensó que lo golpearía y otra vez terminarían llenos de hematomas, por lo que se puso en defensa esperando comenzar a pelear como tantas veces ya había ocurrido. Con fuerza algo desmesurada fue empujado y Narancia agradeció que aquel barandal fuese lo suficientemente fuerte como para no romperse.

Narancia espero el impacto del primer golpe, que no llego nunca, pero lo que si llego fue una agradable sensación por sobre sus labios, completamente sorprendido tardó en reaccionar en que Fugo lo estaba besando. El peor y más desastroso beso que había recibido alguna vez, pero al fin y al cabo lo estaba besando.

Fugo al notar que Narancia no había respondido solo se separó de él, observando como este parecía algo impactado, pensando en que quizás se había enojado solo pudo asustarse.

—Yo... lo siento...— atino a decir.

—¿Quién te entiende?— pregunto confundido.

—Ni siquiera yo me entiendo— dijo ahora consumido por una extraña timidez.

—Por dios, como me gustas— murmuro Narancia y al instante se arrojó sobre Fugo, colocando ambos brazos sobre sus hombros y cortando toda distancia con él, arrinconándolo y haciendo que fuera prisionero de su cuerpo.

Así fue como con un hambre que el mismo desconocía devoro sus labios, abriéndose paso y aprovechando para tocar algo de sus hombros y paseándose por sobre los comienzos de su espalda, a lo que Fugo intentaba solo seguirle el ritmo colocando a penas sus manos alrededor de su cintura.

—Así se besa, idiota— dijo Narancia en cuanto tuvieron que separarse por falta de aire.

Fugo no respondió con palabras, pero si tomo su rostro, besándolo con algo más de intensidad, aunque no tanta como la que Narancia expresaba hace un momento, a decir verdad, prefería besar así, aunque Narancia termino por morderlo solo para molestarlo.

—Salvaje— murmuro Fugo contra sus labios, haciendo que Narancia solo ría burlándose de él, si pensaba eso de una simple mordida que para él fue algo suave no tendría idea de lo que le esperaría en el futuro a su lado.

Sin un mínimo de vergüenza en mostrarse algo necesitado volvió a pegarse a él, esta vez intentando acaparar lo máximo posible, logrando meter sus manos por debajo de su camisa.

—Menos...— susurro el menor, por lo que Narancia se apartó un poco, entendiendo que el rubio estaba algo incómodo aun, de hecho, lo noto algo cohibido.

Sin saber cómo continuar luego de aquellas demostraciones de afecto, de las cuales no estaba para nada acostumbrado, termino por darle un cálido abrazo. Esto sorprendió a Narancia aún más que el beso, pues el rubio termino por envolverlo con sus brazos escondiendo su rostro en el cuello del mayor. Esta vez Narancia correspondió al instante.

—Sé que soy un idiota por no saber cómo comportarme cuando estoy contigo— comenzó diciendo —también sé que besarte fue un impulso, pero no me resistí necesitaba hacerlo, aclarar mis dudas, estoy demasiado confundido al respecto de muchas cosas— Narancia estaba impactado sin saber cómo reaccionar, Fugo le hablaba casi contra su cuello en un susurro íntimo que solo él podía escuchar, notaba como en su voz había una mezcla de angustia y algo que no podía descifrar.

Tomo distancia para verlo directamente, se pellizcó intentando que el otro no se dé cuenta y Narancia confirmo que no estaba soñando y que en verdad Fugo había dicho todo eso.

—¿No vas a decir nada?— pregunto el rubio impaciente viendo que Narancia no respondía nada ante su confesión.

—Esto es extraño, repentino, pero agradable—respondió Narancia a lo que Fugo no entendió y lo miro extrañado —Quiero decir, jamás hablamos de esta manera, creo que nunca pensé escucharte decir algo así, de igual manera volveré a preguntarte, pues no quiero ilusionarme solo por un beso, ¿Qué es lo que sientes por mí?

Fugo frunció el ceño algo molesto, pues por más que haya sido un impulso para él significaba demasiado el haber tomado la iniciativa de besarlo, cosa que al parecer Narancia tomo como algo sin importancia. Intentando ignorar aquello contesto.

—Solo sé que si estoy lejos tuyo estoy mal, sé que el tenerte cerca de mí me tranquiliza y me alborota por partes iguales, también sé que si estás con alguien más me molesta demasiado y que además no puedo dejar de pensar en ti.

—Suenas como a que te gusto— afirmó Narancia.

—No sé qué es esto y tal y como dijiste no quiero que te ilusiones, pero si quiero saber qué es lo que pasa— dijo con el rostro sonrojado, al parecer ya no quería seguir hablando de esto.

—Entonces...

—¿Entonces me ayudarías a averiguarlo?

—Claro que sí, maldita sea- respondió al instante arrojándose a sus brazos, esto vez Fugo un tanto más demostrativo lo recibió con una sutil sonrisa y tomándolo de cintura comenzó un agradable y dulce beso, uno de los tanto que pensaba darle en el transcurso de la noche.

Y así de confuso como parecía ser, ahora a Fugo le tocaba aprender.




Dude... dude looks like a lady (FugoNara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora