Dude... dude looks like a lady (FugoNara)

26- Mostrarte realmente quien soy.

No fue difícil comprender que Fugo tenía nula experiencia y que a pesar de haber sido el mismo quien planteo la situación, se encontraba de lo más tímido, aun cuando ambos estaban sentados uno al lado del otro en la gran cama del hotel.

Podían oír sus respiraciones, el clima no era tenso, pero podría ser mejor, la luz entraba desde la calle y una veladora acompañaba dando un ambiente algo más cálido, lo cual internamente agradecían.

Narancia decidió dar el siguiente paso para comodidad del menor y tomando su rostro comenzó a besarlo nuevamente, pero a diferencia de otras veces su mano comenzó a descender por su cuello hasta llegar al medio de su pecho.

—¿Puedo?— pregunto sobre sus labios, sintiendo su respiración sobre su rostro mientras tocaba el primer botón, a lo que Fugo solo asintió con la cabeza.

Con pausa, Narancia desprendió uno a uno cada botón, dándole tiempo a su pareja de asimilar lo que iban a hacer a continuación, reaccionando únicamente cuando desprendió el último y terminando por desplegar la tela hacia atrás sacándole aquella ceñida camisa.

A Narancia le fascinaba el cuerpo de Fugo, no era novedad que lo había deseado por mucho tiempo, tiempo en el que lo había observado en detalle, más aún cuando comenzaron a salir y pudo verlo a penas portando unos cortos shorts.

La figura de aquel no estallaba en músculo, pero se encontraba bien tonificado, tanto que sus abdominales y el cinturón de adonis definían un camino que ansiaba recorrer, cree que esto es genética, ya que este hace poco o nulo ejercicio, aunque no es momento de pensar en eso.

Se tomó el tiempo no solo de observar, sino también de tocar, pues comenzó rozar su cuerpo con suaves caricias, las cuales delineaban cada una de las cicatrices que adornaban su cuerpo, las cuales deberían de preocuparle, pues eran demasiadas, pero que al mismo tiempo se le hacían tan lindas solo por ser parte de él.

Fugo se dejó querer, disfrutando aquella atención, pero no sería solo un espectador, así que tomándolo de la cintura tiro del lazo que ataba allí el vestido, el cual con algo de dificultad comenzó abrirse, terminando por caer solo cuando el rubio paso las manos por sus hombros, bajando las tiras de este, siendo esto lo último que lo sostenía hizo que este comenzara a caer casi en cámara lenta a la altura de sus caderas, dejando la mitad de su cuerpo al descubierto.

Ahora era el quien se tomó un momento de observar a su acompañante, su piel oliva siempre le pareció llamativa, siendo su tez tan luminosa contrastaba con sus grandes ojos violetas, acompañado con aquellos carnosos labios que le parecían tan sugerentes, como es que este chico le parecía tan bonito y sensual al mismo tiempo.

Al contemplar su figura, esta no era femenina, pero tampoco masculina, ligado a lo andrógino, a más no poder, Narancia contaba con un pecho plano, poco músculo, pero con caderas y cintura pronunciada, demasiado atractivo a sus ojos, ¿Por qué tardo tanto en darse cuenta de eso? Podría haber disfrutado tanto de su cuerpo, estaba ansioso por realizar todo lo que se perdió, por estar en completa negación.

—¿Seguimos?— pregunto Narancia, al ver la pausa que se tomó, ahora el inseguro era él temiendo que al verlo desnudo se arrepienta, pues el pequeño fantasma del pasado comenzó a rondar a su alrededor.

—¿Por qué no seguiríamos?— pregunto algo confundido Fugo, a lo que Narancia solo sonrió y se propuso olvidarse de lo vivido.

Narancia se levantó de la cama y el vestido cayó a sus pies, dejando ver por completo su cuerpo, solo adornado con su ropa interior de encaje rosa y unas medias a la rodilla del mismo tono y entramado.

—Es perfecto— solo pudo murmurar Fugo al verlo exponer su delicado cuerpo frente a él.

Tocándole de la forma más suave posible, con a penas un roce paso sus manos por sus caderas y luego envolvió su cuerpo en sus brazos, terminando por apoyarse en su vientre. Respiró profundo el aroma de su piel, esa tranquilidad que le traía el solo tocarlo, el sentirse allí seguro y simplemente en paz. Narancia solo pudo acariciar su cabello mientras el chico se relajaba.