Cuando aquel deseo comenzó fue imposible el que no crezca dentro de su corazón, una añoranza la cual con simpleza se puede decir que es imposible de detener.
Los sueños para algunos suelen ser solo objetos materiales como el ser ricos o famosos y para otros eran más bien deseos objetivos, Narancia era de estos últimos porque su ansiado anhelo era simplemente el encontrar el amor y creyó haberlo encontrado.
El estar enamorado de su mejor amigo con el que más tiempo pasaba surgió de forma natural, en parte porque era quien le tendió la mano en su peor momento y en parte influenciado al ver que entre sus otros compañeros surgió lo mismo, siendo Fugo y el mismo los únicos solteros.
Todavía puede recordar cuando Mista parecía derretirse por Giorno cada vez que lo tenía cerca, las miradas que le daba, los apodos cariñosos y el no poder controlar a su stand cuando este aparecía en escena; y por su parte el rubio evitaba el contacto a toda costa, pero podía ver como se sonrojaba en cuanto estaba cerca de él.
Todo esto cambio cuando una noche cenaron solo Narancia, Giorno y Bruno; el mayor le pregunto sin rodeos que ocurría con Mista y pregunto si podía ayudarlo en algo. El chico casi se quiebra contando como es que su mayor miedo actualmente es el enamorarse de Guido siendo su día a día tan peligroso, prefiriendo mantener las distancias evitando el desarrollar aún más sentimientos por él, allí fue cuando Bruno le dio un consejo que hasta el día de hoy lo sigue.
—El peligro es constante, por eso todos los días pueden ser el último y en todo caso debemos vivirlo como si así fuese, no te limites a tus miedos Giorno, Guido te espera.
Narancia fue solo un espectador, pero esa frase calo en él más que lo que debería.
Tan solo un día después Giorno le pidió a Guido que le dé una oportunidad, generando cierta envidia en Narancia pues aquello era lo que él quería vivir por cuenta propia, aunque más que nada termino alegrándose por ellos dos.
Tiempo después Bruno tuvo el ascenso que esperaba obtener y paso a ser un capo al mando de una gran parte de Nápoles, por lo que el grupo completo tuvo que mudarse en conjunto por cuestiones de seguridad, así fue como una noche encontró a Abbacchio besándose con su capo en la cocina; Narancia encontrándolos desprevenidos solo murmuro "lo siento" y corrió a la que era su nueva habitación.
Otra vez ese sentimiento de insatisfacción lo invadía y al mismo tiempo era el malestar de sentir que todos encontraban a quien los ame menos él, limitándose a ser espectador y jamás protagonista, pues sabia que Fugo no era de esa clase de persona, pero lamentablemente Narancia ya había caído por él.
Los días corrían, sin nada relevante en su nueva rutina, hasta que Bruno anunció problemas, de los que Nara llamaba "problemas reales".
El tener enfrentamientos era algo que regularmente pasaba, nada nuevo teniendo a Bucciaratti siendo el encargado de tal importante zona, por lo que los intentos de derrocarlo eran habituales, no obstante lo que no era habitual eran que los enemigos tengan stands, por lo menos no unos poderosos, pero esta vez fue la excepción.
Fugo había sido interceptado por tres hombres que sin mediar palabra lo derribaron dejándolo inconsciente, para su suerte Abbacchio estaba cerca y pudo acabar con estos tipos, pero Fugo de igual manera término herido, teniendo que pasar algunos días en el hospital.
Aquel acontecimiento junto a sus sentimientos arraigados no hizo más que desesperar a Narancia, ¿Qué pasaría si lo pierde? ¿Qué pasaría si no tiene oportunidad de confesar sus sentimientos? y así las palabras de Bruno volvieron a sonar en su mente.
"El peligro es constante, por eso todos los días pueden ser el último y en todo caso debemos vivirlo como si así fuese, no te limites a tus miedos, él te espera"
Unos pocos días pasaron hasta que Fugo se encontró bien y volvió a la casa.
Aquella tarde podría parecer una tarde cualquiera, hace tan solo unas dos horas habían terminado de trabajar, el día de hoy había sido muy poco atareado, por lo que terminaron temprano.
El reloj marcaba las seis y veintitrés minutos, el sol aún resplandecía aunque aparentaba comenzar a apagarse y corría una suave brisa en el ambiente.
Era uno de esos momentos en las que todo parecía ir bien, no había problemas, no había ningún motivo por el cual pelear, lo cual era un logro para el par de chicos que descansaban sobre el jardín trasero de la casa, sentados uno al lado del otro, o por lo menos así era hasta hace unos quince minutos, cuando Narancia exploto una bomba dejando el ambiente sumergido en una latente tensión.
—No puede ser cierto Narancia— dijo Fugo rompiendo su corazón.
—Lo siento, pero es verdad, me gustas— contesto Narancia sintiendo que había arruinado todo.
Escucho como Fugo chasqueo la lengua en señal de desagrado y otra vez el chico volvió a sentirse decepcionado.
Se percibió como un completo idiota. Otra vez el mismo ciclo se cumplía recordando en parte su pasado, ¿Cuántas veces más iba a sentirse en plena confianza con alguien para que después lo desilusionen? Aunque está vez era distinto, pues en cierto punto Fugo solo lo rechazó, que si bien era algo que esperaba que pase -tanto como también esperaba a que no pase- no pensó que sería de esta forma, pues por más que no haya dicho mucho sus expresiones hablaban por si solas.
—Soy un estúpido— murmuro apenas audible entre la vergüenza y la propia decepción.
—Escúchame, no tengo nada con los de su tipo, pero no soy así— volvió a hablar el rubio, al instante Narancia pensó en que era mejor que solo se quede callado, pero al mismo tiempo estaba intrigado.
—¿De mi tipo?— preguntó algo confundido.
—Si, gente como ustedes, como Bruno y Abbacchio; Giorno y Mista, ustedes.
—No somos distintos a ti Fugo— contestó algo enojado, jamás había visto a Fugo de esa forma.
Una risa sarcástica salió de sus labios, una risa que muchas veces le pareció hermosa hoy le sonaba amarga.
—Pero podemos seguir siendo amigos Nara, como siempre.
Narancia quería gritarle, quería apuñalarlo, decirle que era un idiota por hablar así sobre la sexualidad de otras personas, decirle que jamás sería amigo de alguien como él, ya no, pero en cambio dio una respuesta automática, pues solo quería irse de allí.
—Si, claro amigo, olvida lo que dije— finalizó levantándose y prácticamente corrió hacia adentro, dejando a un Fugo solo y pensativo.
Un desamor puede ser el comienzo, el encontrarse con uno mismo, el desvincularse del pasado, el avanzar o el quedar estancado. Poder aprender de lo vivido y superarse o simplemente ignorar todo y sumergirse en la tristeza, Narancia estaba por vivir todo eso prácticamente al mismo tiempo.
Aparentemente el intentar ser protagonista de su propia historia es más difícil de lo que parece.
ESTÁS LEYENDO
Dude... dude looks like a lady (FugoNara)
FanficNarancia tenía un secreto, nunca había salido del "closet" y a su vez su closet tenía otro secreto. Fugo pensaba que era heterosexual, hasta que un cambio en su amigo hizo que su vida de un giro inesperado. -Advertencia: los protagonistas van a desa...