20- Montaña rusa.

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< Hola, no te olvides de mí >

Ese misterioso mensaje lo tomó por sorpresa y su mente en automático lo asoció a cierta persona, por lo que no respondió y procedió a guardar su celular fingiendo que nada pasaba. Esto no pasó desapercibido por su novio, ya que era bastante intuitivo y sabía que algo había ocurrido. Esperaría a que estén solos para preguntar.

Una vez que el vino se terminó y por ende culminaron su improvisado festejo, cada uno fue a su respectiva habitación, incluyendo la nueva pareja.

—Nara, ¿Hoy dormiremos en mi habitación?— preguntó casual Fugo, ya que algunas noches durmieron en la del pelinegro.

—Si, pero primero iré a buscar algo a la mía— contestó escabulléndose, lo cual era sospechoso, ya que en el cuarto del rubio contaba con todo lo necesario para que duerman cómodamente, incluyendo algo de ropa del mayor. Tratando de no darle vueltas al asunto solo asintió y partió a su respectiva habitación, intentando no pensar demasiado.

Narancia una vez que piso su cuarto y aseguró la puerta con llave respondió aquel mensaje.

< ¿Quién eres? >

Los minutos pasaban, nadie respondía y los nervios se apoderaban de él sin entender del todo el porqué de su inquietud. Además su pareja lo estaba esperando, debía ser rápido.

El reloj hacia lo suyo mientras aguardaba. Una ilusión se despertó, ¿Por qué el nerviosismo?.

Pasaron diez minutos en los que ansioso esperó.

No iba a admitir el porqué de su incertidumbre.

—¿Por qué pienso en que es él? Esto es estúpido— se dijo para sí mismo. Así que dejó el celular en la mesa de luz y se paró para ir a dormir en donde se encontraba su novio. Pero el maldito teléfono volvió a emitir el sonido de mensaje, haciendo que se quede congelado en el lugar.

< Pues quien más Naranjita.

Tu brillante y fantástico amigo Melone >

Por algún motivo eso lo alivió, pero, pero al mismo tiempo un atisbo de desilusión brillo.
Hace mucho no hablaba con él, de hecho, no se comunicó con nadie del escuadrón desde que volvió. Estaba tan ensimismado en sus propios asuntos que se había olvidado por completo de quienes fueron sus compañeros durante su estadía en Venecia. Se sintió culpable por eso.

< Melone!
Perdón por no haberme comunicado durante todo este tiempo.
¿Como va todo? >

Respondió a su amigo, se alegraba de que fuese él. Fue con el que mantuvo una relación más cercana de entre todos. Exceptuando a cierta persona.

< Acá todo como siempre, con un poco más de trabajo de lo usual por tu ausencia >

Contestó y así pasaron el rato mensajeándose, poniéndose al día y en el medio hablando alguna que otra estupidez.

Sin darse cuenta el tiempo pasó y ya llevaba media hora sentado en su cama con el celular en la mano. Por lo que Fugo decidió ir a ver si le pasó algo.

—Nara, ¿está todo bien?— preguntó con cautela desde el otro lado de la puerta sin poder entrar, pues al intentar abrirla se dio cuenta de que estaba la cerradura puesta.

—Sí, es solo que me entretuve con algo— contestó el chico apurándose en abrir.

—¿Qué viniste a buscar?— preguntó Fugo al ver que no había nada distinto en él.

—Para serte sincero, lo olvidé— contestó haciéndose el tonto —Ya vamos a dormir— pronuncio mientras abandonaba el aparato en la cama. 

Esto no convenció al rubio, se estaba comportando un modo bastante extraño a su parecer.

—Amore, ¿Ocurrió algo? Te conozco y tu expresión fue rara en cuanto tu teléfono sonó— preguntó directo.

—Es que me llegó un mensaje y no sabía de quién era, resultó ser Melone, un amigo del escuadrón de asesinato— contestó siendo sincero.

Fugo asintió con la cabeza, pero intrigado volvió a hablar.

—Nunca llegué a preguntarte, ¿Cómo fue tu estadía allá?

—Fue buena— solo atino a decir.

—¿Solo buena?— dijo dedicándole una mueca —Vamos, estuviste un mes con ellos, cuéntame algo más— manifestó con una media sonrisa.

—Me llevé muy bien con todos, son buenos compañeros, entre ellos son como una familia, a decir verdad, tienen mucho en común con nosotros— dijo sin entrar en detalles, hablar de ellos con su pareja lo ponía intranquilo.

—¿Te hiciste amigo de ellos?— repregunto.

—Si, Melone es un gran amigo, su pareja, Ghiacco, también, son los que mejor me llevé— respondió esperando no más preguntas, que para Pannacotta eran casuales pero para el pelinegro no.

—Seguro hiciste equipo con ellos, ¿No?— volvió a interrogar.

—No, eso lo hacía con Ris...otto— finalizó dándose cuenta de que lo nombró. Debía poner más atención a lo que decía cuando hablaba.

—¿Risotto? Es mayor, deberías de llamarlo por su apellido, no por su nombre— contestó impasible —¿Sigue siendo el líder no?

—Si, lo es— dijo Nara mientras internamente se insultaba a sí mismo. Se sentía un idiota, por ser el mismo quien lo trajo a la conversación.

—Con más razón, llámalo por su apellido— dijo molesto —Es raro que no respetes el elitismo de edad, ¿cuántos años tiene?

—No lo sé— respondió, aunque sabía que tenía veintisiete años, pero no quería hablar más de él y su pareja no finalizaba más el asunto.

—Cuando lo vi parecía un tipo extraño— dijo Fugo pensativo, rememorando la única vez que lo vio.

—¿Cuándo lo viste?— preguntó esta vez Narancia, dándose cuenta de que había levantado un poco la voz, esperaba que el otro no se dé cuenta lo inquieto que se puso.

—Ya trabajé con ellos hace mucho, fue solo un día, tuve una pelea con el narcisista de Illuso y él nos separó— contestó extrañado por la actitud del contrario.

—Yo no sabía eso— contesto Nara en un tono más tranquilo —Tengo sueño, ya vayámonos a dormir— finalizó cortando el tema allí.

Fugo lo miró extrañado, él era el que usualmente se alteraba, era bastante insólita la actitud de Narancia.

—¿Qué te está pasando?— pregunto algo más serio.

—¿Por qué lo dices?— contesto este, evadiendo la pregunta.

—Narancia, no se contestan preguntas con preguntas— pronunció rechinando los dientes, ya se había contenido lo suficiente y comenzaba a alterarse.

—Panni, no pasa nada, solo vamos a dormir ¿Si?— dijo tomando su mano en intento de que no se sobresalte.

—Bien, sigues sin confiar en mí. Pero sé que algo me ocultas y no voy a tardar en saber que es— finalizo Fugo con el rostro inmutable, no gritó, pero se vio molesto.

Diciendo eso solo soltó su mano y salió de la habitación dando un portazo, dejando al pelinegro en solitario, junto a sus perturbados pensamientos.

—Ahora que voy a hacer— se dijo así mismo, siendo interrumpido por el teléfono que anunciaba un nuevo mensaje.

< Oye Nara, no sé que es lo que haya pasado entre tu Risotto, pero se lo nota extraño desde que te fuiste. ¿Podrías hablar con él?... >

Narancia murmuró maldiciones para sí mismo, agarró las sábanas envolviéndose en ellas e intentó dormir, para así olvidar todo. Luego pensaría en como arreglar las cosas con su novio.

Dude... dude looks like a lady (FugoNara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora