22- Tienes que saber eso.

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Narancia volvería a mentir si dijera que no estaba conmocionado por el comportamiento de su pareja.

Desde que conformaron su noviazgo no hizo más que mostrarse atento para con él, se comporta mucho más amable para con él y hasta está teniendo paciencia en demasía a la hora de enseñar. Esto no debería de ser extraño, tiende a ser algo normal en cualquier sujeto, pero el problema es que estamos hablando de Fugo, él jamás se había comportado así; es como si fuese otra persona, uno mucho más agradable aunque en esencia el mismo.

Además parece confiar plenamente en Narancia en como le expresa sus sentimientos, realmente le está demostrando que detrás de ese ser violento e irascible hay un chico que tiene mucho amor para dar, alguien a quien valía la pena darle una oportunidad, tal y como le dijo en su propuesta de noviazgo.

En cambio él, se sentía una basura por lo que estaba haciendo en este momento.

< Bien Narancia.
Gracias por preocuparte.
Lamento el no haberme comunicado antes,
estuve muy ocupado >


Técnicamente no estaba realizando nada malo, es natural el preocuparnos por un amigo que no vemos hace tiempo, sin embargo a pesar de que intentaba autoconvencerse de esto la culpabilidad persistía, porque sabía que ellos no fueron simples amigos.

< Entiendo Ris, estoy igual
Tengo trabajo ahora mismo
Hablamos luego :) >


—Que carajo estoy haciendo— murmuró para sí mismo, mientras guardaba su teléfono y volvía a intentar realizar sus tareas.





Risotto sonrió viendo hacia el teléfono que tenía entre sus manos, era una sonrisa nostálgica, ¿hace cuanto que no se sentía así? ¿hace cuanto tiempo no pensaba en ese chico, que en su momento lo hizo sentir esa extraña calidez? La respuesta era simple, casi dos meses desde que lo conoció.

—Nero, que tanto miras ese aparato, ¡presta atención!— gritó un rubio de traje, interrumpiendo la reunión y sus pensamientos, a lo que en respuesta este puso su mejor postura intimidatoria y lo miró fijo. Solo eso bastó para que Prosciutto se cohibiera.

Melone observaba sonriendo de lado, esperaba que todo salga bien.





—Giorno, ¿tienes un momento?— dijo Narancia adentrándose en el dormitorio de este, el cual se encontraba sentado en su escritorio leyendo algún libro nerd que el pelinegro no lograría -ni quería- entender.

—Si, claro, te note extraño en el almuerzo— respondió mientras Narancia tomaba asiento en la cama.

—¿Tanto se nota?— contestó cabizbajo.

—Sí, tienes suerte de que Fugo no estuvo allí, se preocuparía, ¿Quieres hablar de algo?— anticipo Gio, deduciendo lo que Narancia había ido a hacer.

—Hay algo que me está molestando— dijo tomándose un momento para aclarar sus ideas —¿Recuerdas todo lo que te conté de Risotto? Siento que debería contárselo a Fugo.

—¿Por qué?- preguntó sumamente extrañado.

—No lo sé, es solo es que él confía en mí y se supone que yo también, además estuve hablando con Melone, una cosa llevo a la otra y termine volviendo a hablar con... él— contestó planteando la incertidumbre.

—¿Estás engañando a Fugo?— pregunto Giorno aún más sorprendido que antes.

—¡¿Qué?! No— gritó —Solo supe que algo le pasaba y quise saber como estaba, no engañaría a Pannacotta, jamás— declaró sin ni un ápice de titubeo en su voz, pues aquello era algo que tenía muy claro.

—No grites idiota, que creo que ya está en la casa— expuso regañándolo, haciendo que el pelinegro cambie su expresión a una de pánico —Tranquilo, si está en su habitación está lo suficientemente lejos como para haber escuchado, además por culpa de Mista la habitación está insonorizada, de igual manera no grites— culmino.

—Eso espero, no quisiera que se entere de casualidad o para peor, que alguien le cuente— dijo bajito y casi murmurando.

—¿Por qué dices eso? ¿Alguien los vio aquella noche?— Giorno no quería asustar a Narancia, así que intentó mantenerse calmo ante la posibilidad.

—Creo que parte del escuadrón nos vio irnos juntos y el lugar estaba lleno de gente, de algún modo podría llegarle el rumor— aseveró preocupado.

—Eso es grave, pero si respetan a su líder no creo que hablen de él a sus espaldas— aseguro Gio intentando apaciguar a su amigo —Volviendo al tema, si no piensas engañar a Fugo no veo el problema en que hables con Risotto.

—Pero siente mal ocultar cosas, más cuando él es tan cálido conmigo— reiteró, mientras su mente reproducía los momentos que vivió hasta ahora con su pareja.

—Nara, creo que sé lo que te pasa— sugirió el rubio más apacible que antes, recibiendo como respuesta una mirada interrogante —Te pesa el que ustedes ya estaban juntos desde antes que te fueras ¿verdad?

—¡Yo no lo engañe!— contestó gritando nuevamente.

—Yo no dije eso y te pedí que no levantes la voz— respondió Giorno en un tono mucho más calmo que el de su compañero, no quería alterarse y terminar de inquietar aún más al mayor, si es que a esta altura eso era posible.

Narancia solo dio un pesado suspiro y se recostó de golpe en la cama chocando de lleno su cuerpo contra la misma, terminando por reposar el antebrazo por sobre sus ojos, tapándolos.

—Jamás pensé que ocurriría todo esto— manifestó contrariado.

—¿A qué te refieres?— interrogó Gio.

—Siento que este asunto me persigue, como si fuese un fantasma está presente, pero creo que ya sé lo que debo hacer— expuso acongojado luego de un rato en silencio.

—Espera- lo frenó preocupado Giorno —¿Estás seguro?

—No lo sé, pero no se merece que le mienta, ¿verdad?— reveló buscando aprobación en su amigo.

—¿Cómo piensas que reaccione?— preguntó el menor intentando no responder aquello, pues la respuesta era obvia a sus ojos,

—¿Mal? Aunque últimamente está cambiado, no sé que pasaría ¿Qué crees?— en verdad no tenía idea, su pareja era demasiado cambiante.

—Si le cuentas puede que lo razone y llegue a la conclusión de que ya no importa el asunto— comenzó diciendo, aunque sin poder evitarlo termino por decirle lo que en verdad pensaba —No obstante, no creo que eso pase, va a terminar enojado en mayor o menor medida, solo piénsalo bien, esto puede arruinarlo todo entre ustedes— finalizo cambiando su semblante a uno mucho más serio.

—¿Qué harías en mi lugar?— volvió a preguntar el pelinegro.

—Olvidaría todo, bloquearía a Risotto y seguiría con mi vida, ya es pasado. Nada gano provocando algo innecesario— contestó con total simpleza, siendo este un rasgo que comenzaba a copiar de Guido.

—Lo haces sonar como si fuera algo fácil— se quejó a penas levantándose.

—Hay algo que no entiendo, lo que más querías era estar con Fugo, ahora que se cumplió en vez de estar feliz por ello sigues pensando en otro, con quien tuviste algo solo físico— lo confronto claro y directo Giorno, era algo que no tenía sentido para él.

—No es... tan así...— expresó mientras su voz se entrecortaba, en medio de un pequeño tartamudeo.

—¿Entonces como es? Porque no lo entiendo— expuso nuevamente. Giorno nunca había tenido problemas en expresar sus verdades y este era uno de esos momentos en los que Narancia desearía que no fuese tan directo.

—Creo que ni yo me entiendo— contestó finalmente cabizbajo.

Giorno tomó aire y a continuación volvió a hablar.

—Solo piensa en todo lo que esto puede cambiar, no quiero que Fugo te haga daño, ni tú a él, ambos merecen lo mejor— expresó sentándose cerca de él y tomándolo de un hombro en señal de apoyo, estaba bastante preocupado por su amigo.

—Lo pensaré, gracias por la charla Gio, eres un buen amigo— dijo luego de un rato en silencio en el que Narancia recapacito, para finalmente ponerse de pie y partir de allí.

Al salir de esa habitación su mente estaba rodeada de aquellos complejos pensamientos, pero su cuerpo lo llevaba a recorrer el largo pasillo rodeado de cuartos que tenía aquella casa compartida por todos.

El lugar donde vivían era bastante amplio, tanto que en ese corredor estaban los dormitorios de todos. La decoración era de un bonito tapiz con relieves y detalles en madera, cuadros en las paredes y altos techos que daban ese aire de mansión, que no era, pero aparentaba. Aún con todo esto rodeándolo, no estaba prestando atención a su alrededor y simplemente ignoraba su entorno, incluyendo el hecho de que en un abrir y cerrar de ojos estaba parado en frente de la alcoba de su novio.

Era una gran oportunidad de aclarar o enterrar el asunto para siempre, pero al mismo tiempo, el recuerdo de esa persona no merecía ese trato cuando sabe muy bien que sus días junto a él fueron maravillosos, ¿Qué debía hacer?

La puerta estaba entre abierta invitando a darle una resolución final a la cuestión y plantearle a su pareja lo que le estaba pasando. ¿Era esa realmente la solución a su conflicto interno?

Narancia ya había tomado una decisión.

Dude... dude looks like a lady (FugoNara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora