9- Perla negra.

1K 103 118
                                    

El dilema seguía latente, habiendo llegado el día jueves su estadía en aquel lugar estaba llegando a su fin, teniendo tan solo tres días restantes para decidir qué es lo que quería hacer.

Narancia se encontraba recorriendo la ciudad, en específico buscando una farmacia, pues aún sentía dolores en su parte pélvica, en ese momento el pensamiento de que la próxima vez tendría que ser más cuidadoso con su propio cuerpo cruzó, si es que había próxima vez, claro.

Este día en particular no realizó nada relevante, tampoco estuvo en contacto con Risotto, no es que esperaba que las cosas cambien luego de lo ocurrido la noche anterior, pero el aburrimiento hacía que desee atención quien no debería.

Llegando el viernes recibió un mensaje de Risotto, invitándolo a cenar junto al grupo, no era algo que esperaba, pero de igual manera acepto, no es como que tuviera muchas actividades por hacer.

La cena fue agradable, rodeada de bromas hacia Illuso y Formaggio quienes habían formalizado su relación, al parecer era algo que veían venir, pero que ninguno quería confesar, es por eso que la noticia no sorprendió a nadie y simplemente estaban felices por ellos dos, incluyendo aquel rubio que de tan mal humor siempre parecía.

Además, se llevó la sorpresa de conocer a otro par que anteriormente se encontraban ausentes, estos dos siendo otra pareja dentro del escuadrón. Sorbet y Gelato recién habían llegado de su luna de miel, pues se habían casado recientemente, en ese momento Narancia pensó en dos cosas mientras miraba a los novios, en primer lugar, en donde y como se habían casado siendo que en Italia aún es ilegal que dos individuos del mismo sexo contraigan nupcias, y en segundo lugar si es que en verdad algún día podría el mismo casarse, el vivir aquel sueño de encontrar alguien que lo ame, de la misma manera en la que el ama a Fugo.

Había evitado volver a reflexionar sobre él estos últimos días, pero a esta altura era inútil el ignorar su existencia, más cuando lo extrañaba sobremanera, siendo que solo había estado fuera por cinco días.

Finalizado el ameno encuentro cada uno partió a su hogar, prometiendo volver a juntarse antes de que Narancia parta a su Nápoles natal.

Camino a afuera Narancia pensó en pedir un taxi, estaba algo mareado gracias a la ingesta de alcohol -pues en una reunión de ellos las bebidas no podían faltar- y prefería no caminar solo a estas altas horas sin estar plenamente consciente.

—¿Te llevo? — preguntó Risotto apareciendo detrás de él.

—Solo si vamos en taxi, te ves ebrio— respondió viendo que el mayor se iba de lado.

—Mejor caminemos, el aire me hará bien.

Caminaron un tramo en silencio, aunque no fue uno incómodo, más bien uno tranquilo, solo es que no tenían nada que decir, hasta que llegaron a un parque, donde sin premeditarlo terminaron sentados en el césped.

Aún no amanecía, el pasto se encontraba algo húmedo gracias al rocío y la humedad en el ambiente, pues estaban cerca de una costa. El clima se sentía algo fresco, es por eso que el líder le cedió su abrigo, era cálido tener algo de él sobre los hombros.

Cálido, cálido era la palabra que mejor lo describiría, conocerlo fue una sorpresa que le deparaba este viaje, en todo momento se comportó ameno con él, nunca lo juzgo aun cuando le contó toda su historia y además fue un excelente compañero en la cama, cualquiera pensaría que era demasiado bueno para ser verdad, pero allí se encontraba, sentado a su lado en medio de la noche con la luna como testigo de su existencia.

No es como que Narancia se haya enamorado, mucho menos que eso, solo le parecía sumamente atractivo y esa actitud galante que portaba lo convertía en alguien encantador. Se preguntó en ese momento porque Bruno fue tan cauteloso en advertirle sobre él.

—Estás muy pensativo— dijo intentando cortar su reflexión.

—Solo pensaba en que en verdad me gustaría que te quedaras un tiempo más conm-nosotros— manifestó con pasividad, conmocionando un poco a Narancia, quien no esperaba esa declaración.

—Yo... aún no lo decido— respondió en un susurro.

Nuevamente un silencio los invadió, pero esta vez fue cortado por el líder.

—Vamos, te llevo a tu hotel— dijo levantándose y extendiendo su mano para facilitarle el levantar a Narancia.

El resto del camino fue mucho más relajado, tocando temas varios como su entrada a la mafia, alguna que otra anécdota y hasta de gustos musicales.

—Voy a extrañarte— confesó Narancia antes de entrar en donde se hospedaba, Risotto solo le sonrió nostálgico, le dio un beso en la frente y dándose media vuelta partió de allí, dejando al chico con mucho en lo que pensar, pues el tiempo corría y debía tomar una decisión en breve.

El sábado llegó encontrándolo despierto a altas horas de la mañana, gracias a una pesadilla que hace mucho no tenía, la misma trataba de Fugo viendo hacia él con expresión de disgusto, la misma que vio cuando le declaró su amor. Gracias a ese estúpido sueño todo el día estuvo pensando en Pannacotta y como si su mente lo hubiese llamado su teléfono vibró anunciando un mensaje entrante.

< Hola, como estas? > un texto simple, pero con un significado mucho más profundo de lo que parece.

< Hola Fugo, bien, ¿ocurrió algo? > respondió cauteloso.

< Solo quería preguntarte cuando vuelves > contesto casi al instante, directo y formal como siempre.

< Quizás el lunes esté allí, quién sabe > manifestó con ambigüedad para luego guardar el teléfono, si le hablo solo para preguntar aquello estaba seguro de que no intentaría seguir la conversación, Fugo era así.

Es por eso que quedo boquiabierto cuando el móvil volvió a vibrar.

< Cómo estuvo tu estadía allí? > leyó en cuanto abrió el mensaje.

Si había algo que al rubio le costaba era el ser amable, es por eso que preguntas simples como esa eran sumamente extrañas en él, la única explicación que Narancia encontró a el repentino interés es que en verdad estaba intentándolo.

< En verdad la estuve pasando bien, el lugar es muy lindo y además el trabajo fue rápido > respondió.

< Por qué sigues ahí si ya terminaste? > aquella pregunta no lo sorprendió, de hecho, era algo que esperaba de él.

< Bruno me permitió quedarme el resto de días, así que tengo unos días de descanso > explico brevemente.

Pasando los minutos no tuvo más respuestas por su parte, supuso que ya no tenía más tema de conversación y por más que se esfuerce no sabría qué decir, o también otra posibilidad es que se haya enfadado con él por no volver en cuanto pudo, tratándose de Fugo las posibilidades siempre podían variar.

< Nara, vuelve pronto por favor, te extraño > leyó en cuanto la pantalla del móvil volvió a iluminarse. Esta vez el que no supo qué responder fue Narancia, procediendo únicamente a guardar el aparato, cayendo derrotado sobre su cama.

Quizás aquella conversación, corta y concisa, en la que apenas cruzaron palabras, para cualquiera seria solo eso, pero hablando de Fugo era muy distinto, comenzar a demostrar sus sentimientos era algo que Narancia no se esperaba, menos por mensaje.

El último día finalmente llegó, día en el que le habían organizado una fiesta de despedida en un restaurante.

El horario determinado a llegar a eso de las nueve de la noche, por lo que con algo de tiempo se vistió con la que pensó que era la falda más linda que tenía, la cual era una corta con tablas color naranja, en la parte superior otro de sus tantos tops negros con detalles también naranjas en los hombros, tenía demasiada vestimenta de ese color y no pensaba en variarlo. Finalizó con botas negras a media pierna y un maquillaje en los mismos tonos de su outfit.

Cenaron lasaña, bebieron nuevamente y se divirtieron como nunca, aquel grupo realmente estaba conformado por grandes personas, con algunos había formado lazos más estrechos, como con Pesci o Melone, mientras que con el único con el que no se pudo llevar era el rubio, quien estaba ausente, pero al final de cuentas se terminó encariñando con todos e iba a extrañarlos.

Pero, a quien más iba a echar de menos era a Risotto, con el la situación era diferente, ellos tenían un pasar muy distinto con respecto al resto y eso era simplemente por la noche que pasaron juntos, que por más que no volvió a ocurrir y haya habido insinuaciones de ningún tipo era un asunto que quedó flotando en el aire.

Quizás fue gracias a la falta de afecto del chico, o que aquel hombre era realmente atractivo, pero al fin de cuentas en esta ajetreada semana fue imposible el no llegar a quererlo, llegando a dudar el si en verdad quería separarse de él.

Pero su situación era por más complicada, en casa su familia lo espera, sus verdaderos amigos, además de Fugo, quien comenzaba a comunicar sus sentimientos, siendo algo completamente nuevo para él.

—¿Ya sabrá lo que siente por mí? — se pregunto en voz baja, oculto tras el murmullo de todas las voces que lo rodeaban. Una pregunta que no obtendría respuesta hasta que vuelva.


Con esta pregunta en mente se acercó hacia Risotto.

—Ris, ya tomé una decisión— pronuncio recibiendo una mirada expectante por parte del otro.

Dude... dude looks like a lady (FugoNara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora