6- La miel cae.

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Luego de despedirse y acordar un lugar de encuentro en la noche Narancia volvió al hotel, algo más animado gracias a que todo haya finalizado, ya que así pronto podría volver, aunque en realidad le gustaría quedarse el resto de la semana tal y como tenía planeado en un principio.

Dudo un momento, se supone que debía ir informando a Bruno sobre cómo salía todo, y habiendo resuelto el problema tan rápido es posible que le ordene volver en breve.

Narancia mentiría si dijera que no extrañaba su casa siendo que tan solo se había ido por un día, pero algo lo alejaba de su hogar, ya que en sí todavía estaba algo enojado con Fugo, no quería verlo aún, quería que Fugo se acuerde de él, que lo extrañe, que demuestre el interés que nunca demostró si es que en verdad es que el chico estaba interesado en él.

Arrojándose a la cama terminó ahogando un suspiro, tomando el teléfono y en un corto mensaje de texto informo a Bucciarati lo ocurrido, era lo que debía hacer. A Bruno no podía fallarle, sus problemas sentimentales eran tema aparte.

< Bruno, está hecho, organizaron una emboscada y logre rastrearlo, el tipo se teletransportaba >

< Buenas tardes Nara, excelente trabajo como siempre > contestó casi al instante. < ¿Hay algo relevante que quieras contarme? >

Narancia se sorprendió ante esa pregunta, no es como que haya podido pasar mucho en tan solo un día.

< Nada relevante, solo cumplí con la tarea y con el grupo de aquí nos organizamos perfectamente, la ciudad es hermosa > respondió.

< Perfecto, disfruta el resto de tu semana, xoxo >

Narancia de un salto se levantó de la cama sin poder creer en que Bruno Bucciarati, un adicto al trabajo, le estaba dando libre una semana, supuso que fue porque ya tenían todo organizado o quizás era que no había suficientes tareas por el momento.

< ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! > solo respondió acompañado de emojis de corazón.

Algo más tranquilo, sabiendo que no tendría que ver a Fugo por unos días, decidió pasar el resto de la tarde descansando, más teniendo en cuenta que en la noche saldría. A decir verdad, no creía cómo es que todo le estaba saliendo tan bien, estaría teniendo una racha de suerte.

Llegado el anochecer, Narancia estaba ansioso por prepararse, por lo que con antelación comenzó a revolver su desordenada valija dejando desperdigada por toda la habitación su ropa, buscando exactamente lo que quería ponerse, aunque dudaba en que si lo había guardado.

En cuanto lo encontró saltó de alegría. Se trataba de un vestido de símil cuero engomado, amaba ese tipo de tela, era de corte straples, es decir sin mangas ni cuello, pero en si tenía en la parte superior unos tres soportes que terminaban en su cuello, haciendo que sea casi idéntico a la remera que usa habitualmente, con la diferencia que en la parte inferior era una falda corta pegada a su cuerpo. También en la pierna era infaltable las medias negras con entramados red que llegaban a sus muslos. Ya pensaría luego que clase de calzado se pondría.

Dejando todo preparado se metió al baño a ducharse, ya bajo la regadera no pudo evitar que su mente vuele y su primer pensamiento volvía a ser Fugo, siempre era Fugo.

¿Qué estará haciendo?, ¿abra pensado en mí?, ¿querrá entablar una relación conmigo?, mil preguntas sin resolución y tampoco sabía si quería escuchar aquellas respuestas, pues era evidente que podría ser rechazado y otra vez volver a pasar por aquello sería demasiado tortuoso, de hecho, duele cuando lo piensa, algo que lo hace enojar pues simplemente a pesar de todo lo ama aun cuando hizo todos los intentos de olvidarlo.

—De qué me sirve no verlo si aun así no puedo dejar de pensar en el— pensó en voz alta, para luego salir de la ducha, aunque faltaran más de dos horas comenzaría a vestirse y arreglarse, solo por el hecho de mantenerse ocupado en algo.

Se colocó aquel vestido que tanto le gustaba junto con las medias que ya había elegido con antelación, parecía ser hecho a medida ya que se ajustaba a la perfección a él, medito un momento en que zapatos colocarse, optando por unas plataformas que no eran del todo cómodas, pero que se lo hacían ver quince centímetros más alto, por lo que fueron elegidas para la ocasión.

Viendo lo temprano que era decidió poner todo el empeño en su maquillaje y luego de pintarse y despintarse unas tres veces su make up quedo como quería, o por lo menos lo más parecido a eso, teniendo como resultado un juego de sombras negras esfumadas, largas pestañas que tocaban sus párpados y unos carnosos labios color rojo bermellón.

Por último, pero no menos importante quedaba el cómo arreglar su cabello, decidió únicamente ondularlo gracias a una crema para peinar, dejándolo algo despeinado, pero al mismo tiempo ordenado, el mismo estaba por llegar a tocar sus hombros, hace mucho que no se lo cortaba y estaba pensando no volver a hacerlo.

Dándose un último vistazo al espejo se encontró con que realmente le gustaba como se veía, si hace unos meses le hubiesen dicho que saldría vestido de esa forma no lo creería, pero allí se encontraba ahora, saliendo de fiesta con su ropa más provocativa en compañía de un grupo de asesinos, la vida era extraña.

Se colocó perfume, unas pulseras y viendo la hora decidió ir saliendo cuando el reloj marco las diez de la noche.

Tomó su cartera, guardo lo necesario y salió hacia la calle a tomarse un taxi, mientras robaba todas las miradas en el trayecto.

Al llegar ya había algo de gente, teniendo en cuenta de que se trataba de un bar que a media noche se tornaba disco, parecía ser un lugar ameno, luces bajas y música dentro de todo tranquila.

Quienes ya se encontraban allí eran Formaggio y Ghiacco, quienes mantenían una charla sobre gatos, Narancia solo los saludo y se mantuvo al margen, nunca había tenido uno de mascota por lo que no podía aportar nada a la conversación, solo pidió una bebida y se quedó sentado escuchando.

Los próximos en llegar fueron Prosciutto y casi al instante los acompaño Pesci, el primero le dedico una mirada desafiante analizándolo de arriba a abajo y el segundo le sonrió con calidez a modo de saludo, Nara se sentó a su lado y comenzaron a conversar, así se enteró que era algo común entre ellos salir a festejar después de una misión exitosa y que cuando fallaban -algo que rara vez se ocurría- de igual manera salían a distenderse, también le pidió que no se deje llevar por las provocaciones del rubio y le conto que aquellos eran como una familia para él, que lo habían protegido desde muy pequeño cuando mendigaba por las calles, Narancia le conto el parecido con su historia y se titularon hermanos de mafia.

No paso demasiado tiempo para que el líder hiciera su aparición, ganándose la mirada de todos en la mesa, que no tardaron en saludarlo con entusiasmo, se lo veía informal, pero con un toque elegante, aunque solo traía una camisa negra con un par de botones desabotonados y un pantalón en el mismo tono, nada relevante salvo que ambos le quedaban sugerentemente ajustados.

Narancia intento no prestarle demasiada atención, solo para no parecer impresionado por su belleza, algo que disimulo gracias a que siguió hablando con su nuevo "hermano".

Casi al instante, terminaron por llegar los faltantes, quienes eran Illuso y Melone, los cuales no tardaron en comenzar a pedir tragos aleatorios para todos, encendiendo de forma rápida la noche.

Habiendo pasado dos horas Pesci se retiró, dijo que demasiado ruido le molestaba y se excusó yéndose. Prosciutto lo acompaño, y Nara agradeció eso, ya que este le parecía alguien sumamente molesto.

Comenzando a prestar algo más de atención a lo que hacían el resto, se encontró con que Risotto charlaba relajado con Formaggio e Illuso de algo sin relevancia y que al frente suyo Ghiacco intentaba golpear a Melone mientras le gritaba furioso por quien sabe que cosa, Melone sólo lo esquivaba riendo para luego tomarlo del rostro y besarle, haciendo que el chico de lentes se calme de golpe, aunque al instante volvían a discutir, tal interacción le sorprendió pero al mismo fue grato de ver, pues aquellos le recordaban a su relación con Fugo haciendo que el sentimiento de nostalgia lo invada.

Otra ronda de bebidas llegó y bebiendo de golpe Formaggio arrastró a Illuso a la pista de baile, mientras este algo avergonzado decía que no quería o más bien no sabía bailar, siendo finalmente llevado de mala gana.

Las quejas y peleas de estos parecían causarle gracia al único que había quedado en la mesa junto a él, haciendo que Narancia se dé cuenta de que solo quedaban ellos dos allí, sin contar a la pareja que no paraba de pelear y besarse, claro.

Narancia solo pensaba en que no deseaba que el ambiente se vuelva incómodo, por lo que intentando desinhibirse terminó su bebida y pidió otra.

—Y para mí lo mismo— lo escucho decir a Risotto en cuanto el mozo llegó a la mesa —No sé lo que pediste— luego dijo dirigiéndose a él.

—Pedí una caipiriña— contestó riendo.

—Entonces pedimos caipiriñas— dijo en consecuencia —¿Alguna vez habías estado en Venecia? — preguntó, al parecer buscaba que la conversación no termine solo ahí.

—Es la primera vez— contestó —Pero siempre había querido venir.

—¿Y qué te pareció hasta ahora? — volvió a preguntar.

—Hasta ahora me pareció hermosa, tiene un encanto único, debe ser bello vivir aquí— contestó con aires de ensueño.

—En realidad me interesaría que te quedes a trabajar con nosotros, vendría bien en el equipo alguien con habilidades de rastreo— propuso sorprendiendo al menor.

Si bien los problemas con Fugo lo sobre pasaban jamás pensó en abandonar a su familia, solo tal vez alejarse un poco de él, siendo esto solo una solución temporal.

—Lo siento, pero no podría hacerle eso a Bruno— declinó cortes —Aunque si me gustaría quedarme un tiempo más, pero no sé si se podría.

—Si quieres eso es posible también— afirmó —Hacer cambios en grupos por tiempos breves es algo normal, de hecho, ahora mismo dos compañeros están al sur de país cumpliendo otros objetivos.

—No sabía eso, siempre trabaje solo con mi grupo— explicó y luego tomándose un momento para meditarlo contesto —Lo pensaré, tal vez me haga bien cambiar de aires y vivir en la ciudad del amor.

—¿Esa no es Paris? — pregunto Nero algo confundido.

—Creo que debo reforzar mis clases de geografía— dijo el chico al apenado, haciendo que su compañero exprese una sonora risa.

Ahí otra vez vio esa hermosa sonrisa y por algún motivo le lleno de satisfacción el saber que él se la había robado.

La noche tenía su ritmo, uno no tan acelerado como pensó que seria, pero en si se estaba divirtiendo. Charlas grupales en las que volvían todos a la mesa y participaban, alguna que otra anécdota o simples estupideces. Aunque únicamente prestaba ciento por ciento de atención cuando hablaba el líder, tenía una voz gruesa pero que en este momento sonaba relajada y sus labios permanecían curvados en una media sonrisa, además mantenía una pose reclinada hacia atrás completamente distendida. Se lo veía tranquilo con los ojos a penas entre cerrados dejando ver apenas ese par de ojos tan extraños que portaba. Luego de ese último pensamiento aparto la mirada, dándose cuenta que había pasado demasiado tiempo observándolo.

Para cuando el reloj marcó las 4 a.m. Ghiacco y Melone ya habían desaparecido, mientras que la otra pareja había ocupado su lugar.

En el transcurso de la noche varios hombres y también mujeres se habían acercado a la mesa con intenciones de llevarse tanto a Narancia como a Risotto, pero ninguno se movió del lugar, estaban en un ambiente tan ameno y confortable que no tenían la más mínima intención de irse con los ebrios que se acercaban a ellos, de hecho Narancia meditaba la idea de aceptar lo propuesto, quizás el quedarse un tiempo le haría bien, renovar energías alejado de lo que tanto ama pero tanto daño le hace puede ser un acierto en este momento.

—¿Por qué lo ignoraste? — pregunto Risotto sacándolo de sus pensamientos.

—¿Que? ¿Ocurrió algo? — contesto confundido.

—Se acercó un chico, el primero que no parecía ebrio o drogado, lo ignoraste por completo, parece que el ver fijo tu bebida era más importante— dijo medio riendo.

—No me di cuenta— respondió resoplando, y no mentía, pues ni siquiera noto a aquel pobre que se acercó a él.

—Es raro, pero pensé que eras del tipo que no se queda quieto, ¿Ocurre algo? — pregunto viéndolo de una forma que el menor no supo descifrar.

—Creo que estoy algo perdido en mis pensamientos— dijo sin entrar en detalles, pero Risotto lo miro esperando algún tipo de explicación por lo que decidió explayarse un poco más —Es sobre el tema de quedarme un tiempo aquí, contigo, con ustedes.

—No te preocupes por eso— respondió con una media sonrisa —hay tiempo para que te decidas y para pensarlo con calma, ahora solo nos estamos divirtiendo— finalizó con una mirada tranquila que logró contagiarlo.

Narancia sintió ese calor en el pecho que hace tanto no sentía y cuando se dio cuenta el mayor estaba tirando de él, llevándolo al centro de la pista, donde estaban rodeados por personas que movían al son del tema de turno.

El lugar era pequeño y los flashes de las luces a veces enceguecían, pero, aun así, cuando se separaban sus manos volvían a encontrarse y cuando se encontraban dejaban huella en el otro.

Se daban cuenta que algo más estaba pasando cuando sus cuerpos se acercaron lo suficiente y Risotto lo atrajo aún más posando sus manos en la delgada cintura del chico, y el que no era nada lento posó sus manos alrededor del cuello del mayor.

Narancia sabía que las manos de Risotto recorrían su cuerpo más de lo debido cuando poco a poco sintió como descendían tocando sus caderas, haciendo que la falda de este se levante un poco más, siendo que de por sí ya era muy corta. y por su parte Risotto veía que el moreno con su provocativo baile quería algo más.

Estaban disfrutando -quizás demasiado- su pequeño momento de paz, nunca soltando el agarre del otro.

Respiraciones cercanas y un momento íntimo en el que solo existían ellos dos, tal vez luego le echarán la culpa al alcohol, pero en este momento solo era evidente lo bien que lo estaban pasando.

Agachándose lo suficiente roso los labios de Narancia, a lo que el chico respondió con una irresistible sonrisa para luego cortar por completo la nula distancia que quedaba y chocar sus labios robándole el primer beso, que fue continuado por otro que involucraba sus lenguas.

No había prisas, no había motivos para justificar lo ocurrido, tampoco un cariño o un afecto en especial, eran solo ellos, compartiendo un momento juntos y disfrutando del otro.

Separándose para tomar aire y mirarse un momento Narancia tuvo el valor de decir algo de lo que no sabía si se arrepentiría.

—Vamos a otro lado— le susurro al oído.

Como respuesta solo fue tomado de la mano para prácticamente salir corriendo de allí.

Dude... dude looks like a lady (FugoNara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora