Capítulo 31: "Si me quieres junto a ti, gánate mi corazón"

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Harry fue a buscar bebidas entre los juegos así que tomé la oportunidad para hablar con Niall; ni siquiera había mirado en mi dirección desde todo el incidente de Mark.

—Hola—dije, moviéndome para sentarme junto a él.

—Hola—murmuró, mirando a las personas a nuestro lado jugar.

—¿No me vas a hablar?—pregunté, asustada de que dijera no.

Suspiró.

—¿Por qué hiciste eso?—preguntó tristemente, sacudiendo la cabeza, aún sin mirarme.

Tomé su mano y lo arrastré hasta los baños. Cuando entramos al baño de mujeres cerré la puerta detrás de nosotros y lo trabé con llave.

—Lo siento. No me di cuenta que eso te molestaría. No quise decir nada con eso. Estaba coqueteando conmigo, sólo estaba bromeando, eso es todo—expliqué, tratando de que me mirara, pero sólo cerró los ojos por un segundo antes de mirarme otra vez.

—Ángel, eso fue difícil de ver—me empujó a su pecho, mirándome a los ojos; podía ver que lo había herido mucho.

—Lo siento, Niall. Honestamente, no quise decir nada con eso, sólo me estaba divirtiendo. Le gente no sabe que estamos juntos así que difícilmente podía decir: "Mark, deja de coquetear conmigo, mi novio está sentado justo allí" ¿O sí?—pregunté, poniendo los brazos alrededor de su cuello.

Suspiró.

—Supongo que no—todavía se veía molesto, y me sentía terrible por haberlo lastimado.

—Aunque necesitas confiar en mí, nunca haría nada para lastimarte a propósito. Lo siento—tiré de su cara hacia la mía, y lo besé tiernamente.

Respondió de inmediato, besándome de vuelta y tirándome más cerca de él. Deslizó una mano y sujetó mi trasero, ni siquiera me afectó en lo absoluto, bueno, lo hizo pero no en una mala manera, me gustó, quería más. Tomé su otra mano y la puse encima de mi cuerpo, haciéndola apretar mi pecho. Se apartó, mirándome un poco sorprendido, le sonreí y lo volví a empujar hacia mí. Me besó con avidez, masajeando mis pechos. Su boca viajó por mi cuello, haciéndome temblar con deseo. Deslicé mi mano debajo de su camiseta, dibujando los músculos en su pecho, haciéndolo gemir. Lentamente movió su mano a la parte inferior de mi camiseta y la deslizó por debajo, pasando los dedos a través de mi piel, moviéndola lentamente hasta que llegó a mis pechos donde los masajeó a través de mi sujetador haciéndome gemir entrecortadamente. Después de unos minutos se apartó, sonriéndome, sus ojos bailando con entusiasmo. Puso su frente contra la mía, ambos estábamos respirando con dificultad.

—Lo siento. No quise ser posesivo—dijo, besando la punta de mi nariz.

—No tienes nada por lo que disculparte, tonto. Ninguno de los dos ha hecho esto antes, así que tenemos que encontrar la manera de que funcione para ambos—lo besé tiernamente otra vez, saboreando la sensación de sus labios suaves contra los míos.

Suspiró.

—Creo que tenemos que salir ahora, antes de que la gente se dé cuenta que faltamos.

—Otro minuto no hará daño—susurré, sonriendo coqueta. Se rió y se inclinó para besarme de nuevo.


Esa noche estábamos todos apretados en mi sala de estar. Mike había traído Amanecer [Parte II] y ninguno la había visto antes, así que los siete estábamos sentados, comiendo MCDonalds. Íbamos a poner la película después. Yo estaba apoyada contra las piernas de Niall; Harry no pareció pestañear, lo que ambos tomamos como una buena señal.

Mark se movió del sofá.

—Aquí, Sarah, siéntate aquí, me sentaré en en suelo—sugirió, mientras se dejaba caer a mi lado con una sonrisa coqueta. Me moví incómoda para tener un poco más de espacio. Sentí a Niall tensarse, así que puse mi mano sobre su pié, frotando mi pulgar sobre la parte superior tranquilizadoramente. —Así que, (TN), ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?—preguntó.

—Un montón de cosas. Me gusta bailar e ir al cine. Ya sabes, cosas normales de secundaria—contesté, añadiendo énfasis a la palabra secundaria.

Se rió.

—Wow, realmente eres una luchadora, ¿verdad?—dijo, sacudiendo la cabeza.

—No tienes idea—murmuré, dándome vuelta fingiendo ver la televisión.

—¿No quieres hablar conmigo?—preguntó, fingiendo estar herido.

Dejé escapar un suspiro exagerado.

—Sólo estoy tratando de ver esto.

Miró a la televisión y rió.

—¿Este anuncio de sofás nuevos?

Miré a la televisión que estaba pretendiendo ver, y era de hecho, un anuncio. ¡Maldita sea!

—Sip, soy una chica sofá, nunca puedes tener suficientes sofás—bromeé.

—Eres graciosa—se rió, acercándose a mí.

—Gracias, y tú eres muy mayor para mí—declaré, sonriendo con dulzura.

—Sólo tengo diecinueve—me miró desafiante.

Asentí.

—Sí, pero dieciocho es mi límite, así que estás fuera de combate, amigo—dije. Oí a Niall reír detrás de mí.

—Podría hacerte cambiar de opinión—declaró Mark con confianza.

Reí sin humor.

—¿Sabes qué? Te apuesto veinte dólares que no tienes nada que me interese—contesté con la misma confianza.

Se rió sombríamente.

—Tomaré esa apuesta, pero tienes que esperar hasta que tu hermano no esté mirando—miró a Harry un poco nerviosamente.

Suspiré.

—¿Qué es exactamente lo que crees que me interese? ¿Tienes un gatito en el bolsillo? ¿El nuevo CD de los Jonas Brothers? ¿O las respuestas al examen que tengo mañana en cálculo?—bromeé, haciéndolo reír de nuevo.

—No. Voy a besarte, y lo vas a amar—se encogió de hombros, sonriéndome de nuevo.

Las piernas de Niall se sacudieron detrás de mí mientras que se movía para levantarse. Me empujé contra sus piernas y comencé a frotar su pie otra vez.

—¿En serio? Si tú me besas voy a patearte en las bolas—sonreí a Mark, inocentemente.


Cuando la película terminó Niall fue a su casa, a decirles a sus padres que se iba a quedar aquí y a agarrar un poco de ropa. En realidad tenía ropa de repuesto en mi habitación, pero no podíamos decirle exactamente eso a nadie. Harry y Jane estaban haciendo más palomitas de maíz. Ahora íbamos a mirar Burlesque, porque la mayoría no la había visto. Fui al baño. Cuando salí alguien me agarró y me empujó contra la pared. Al principio pensé que era Niall, pero luego me di cuenta que este chico no era lo suficientemente alto. Mi corazón comenzó a correr, el miedo formándose en mi estómago. Mark se rió y estrelló sus labios contra los míos, bruscamente, sujetando los lados de mi cara para que no pudiera moverme a ningún lado. Traté de apartarlo, pero no se movía. Me mordisqueó el labio, pidiendo entrar, así que aparté mi boca, cerrada, y subí mi rodilla tan fuerte como puede contra su ingle. Me soltó inmediatamente, inclinándose y gimiendo.

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