— ¿Niall, qué estás haciendo aquí? ¡Tienes que irte, ahora!— le grite susurrando, sacudiendo mi cabeza con fuerza. Pero el chico estúpido solo trepó a mi habitación por la ventana, cerrándolo silenciosamente detrás de él.
Contuve la respiración, mirando a mi puerta con los ojos muy abiertos. Si mi padre lo atrapaba aquí se iba a volver loco, no le gustaba que Niall viniera y jugara en nuestra casa, siempre decía que era muy ruidoso.
— ¡Niall, sal!— susurré, desesperadamente intentando empujarlo de vuelta hacia la ventana. Me estremecí, preguntándome que haría mi padre si hubiera escuchado abrirse la ventana y supiera que Niall estaba aquí. Niall no se movió; simplemente envolvió sus brazos alrededor mío con fuerza y me atrajo contra su pecho. Traté de empujarlo, pero él solo me sostuvo con más fuerza.
—Está bien— susurró, acariciando mi pelo. Empecé a llorar contra su pecho; pensamientos de Harry siendo herido antes inundaron mi cabeza.
Niall era alto para su edad; tenía diez años, igual que Harry. Ellos eran los mejores amigos, y lo habían sido desde que nos mudamos hace cuatro años. Tenía el pelo rubio y ojos azules claros que eran como ventanas a su alma. Cuando Niall te miraba te hacía sentir como si pudieras volar. Era muy lindo; todas mis amigas estaban coladas por el por alguna razón. Niall y yo, sin embargo, no nos llevábamos del todo bien. Él se burlaba de mí todo el tiempo, me pone la zancadilla, me tira del pelo, y tiene esta molesta costumbre de llamarme Ángel por alguna razón, me llamó así desde el momento en que me conoció y realmente me pone furiosa.
¿Qué demonios estaba haciendo aquí ahora? ¿Y por qué estaba abrazándome? Tal vez pensó que esta era la habitación de Harry, tal vez se acercó a la ventana equivocada, pero no podía estar en lo cierto porque la habitación de Harry estaba en la otra parte del vestíbulo, su ventana daba al patio trasero.
Me eché hacia atrás para mirarlo. Por alguna razón él se veía triste; tenía lágrimas en sus ojos mientras se limitaba a seguir abrazándome. Él sabía sobre mi padre, Harry había sido cubierto por moretones una vez y le soltó toda la verdad a él. Harry y yo le rogamos que no dijera nada, sin embargo, nunca lo ha hecho.
— ¿Qué estás haciendo aquí, Niall?—susurré, limpiándome la cara, pero las lágrimas siguieron cayendo.
Me tiró sobre la cama, meciéndome suavemente, igual que Harry siempre hacía cuando lloraba. Miré su pecho y me di cuenta que estaba usando shorts y camiseta de los Power Rangers. Fruncí el ceño, un poco confundida en cuanto a por qué tendría puesto eso, hacía mucho frío fuera. Entonces me di cuenta de que estaba usando su pijama. Miré el reloj para ver que eran casi las ocho y media. Había estado llorando durante más de una hora.
—Te vi a través de la ventana. Solo quería venir a asegurarme de que estabas bien— susurró Niall, todavía abrazándome con fuerza.
Volví a mirar a la ventana. La habitación de Niall estaba directamente en frente de la mía y podía ver en su habitación, lo que significaba que él podía ver en la mía. Me mordí el labio, Oh Dios me había visto llorando, tengo que verme tan débil para él.
—Estoy bien. Tienes que irte— susurré empujándole otra vez, tratando de sacarlo de la cama.
—No me voy hasta que dejes de llorar— declaró, tirándome hacia abajo de manera que ahora estábamos tumbados en mi cama, uno en frente de otro.
Me desperté a la mañana, todavía fuertemente envuelta en los brazos de Niall; di un grito ahogado y miré el reloj 6:20 a.m.
— ¡Niall!— susurré, sacudiéndolo.
—Ahh, ¿qué, Mamá?— preguntó con sus ojos cerrados.
— ¡Shhh!— siseé, rápidamente cubriendo su boca antes de que hablase otra vez. No puedo creer que nos quedásemos dormidos, esto está tan mal. Sus ojos se abrieron de golpe y me miró, luego miró alrededor de mi habitación.
—Oh no, ¿me quedé dormido?— susurró, sentándose y pasándose la mano por su pelo, que estaba levantado por todas partes pero en realidad se veía mejor que cuando tenía ese asqueroso gel en él.
—Tienes que ir a casa, Niall. ¡Rápido!—siseé, empujándolo hacía la ventana. La abrió y empezó a trepar fuera pero agarré su mano haciendo que se detuviera. Levantó la vista hacia mí, una expresión confundida en su cara.
—Gracias— susurré, sonriéndole agradecidamente. Realmente necesitaba ese abrazo anoche, esa fue probablemente la cosa más bonita que Niall alguna vez había hecho por mí.
Él me devolvió la sonrisa.
—De nada, Ángel— respondió, sonriendo y saliendo.
Vi como pasaba por el agujero en la valla y volvió a subir a su propia ventana. La cerró y me saludó, le devolví el saludo y luego fui a vestirme. El pensamiento de Niall viniendo a escondidas aquí y estando en la casa sin permiso, hizo que mi estómago doliera. Tuvimos mucha suerte de no ser atrapados. Me estremecí al pensar en lo que mi padre haría si hubiera entrado aquí para encontrar a Niall en la casa durante la noche.
OCHO AÑOS DESPUÉS...
Me desperté con la familiar sensación de ser aplastada; me retorcí, empujando mi hombro hacia atrás. Niall movió su peso ligeramente. Estaba abrazándome en cucharita por detrás, respirando profundamente en la parte trasera de mi cabello. Su pesado brazo cubriéndome, sujetando mis brazos en mi pecho, sostenía mi mano apretadamente, nuestros dedos entrelazados, su pierna casualmente sobre mí. Podía sentir la usual "gloria matutina" empujando contra la parte más estrecha de mi espalda. Rápidamente silencié la alarma de mi teléfono y lo codeé en el estómago.
—Seis en punto—murmuré somnolientamente, cerrando los ojos.
—Diez minutos más, Ángel. Todavía estoy cansado—murmuró él, empujándome más cerca contra su pecho.
—Nop, no diez minutos más. La última vez se convirtió en una hora y Harry casi te atrapa aquí— murmuré, codeándole en el estómago una vez más.
—Solo diez minutos más, Ángel— se quejó Niall. Suspiré y cerré los ojos de nuevo. No había forma de discutir con él cuando estaba así, simplemente no tenía la energía a esta hora de la mañana para pelear con él.
—¡(TN), será mejor que ya estés lista!—gritó mi hermano, golpeando la puerta. Me levanté de un salto y también Niall, era más de la siete.
—Er... sí, estoy lista ya, Harry—grité en respuesta, mirando a Niall que estaba frotándose la cara, luciendo un poco aturdido.
—Bien. Voy a desayunar. Apúrate. Niall conducirá hoy así que está lista para irnos en media hora— llamó Harry a través de la puerta, antes de caminar a zancadas
por el pasillo.
—Caray, Ángel, ¿Por qué no me despertaste?— acusó Niall, frunciendo el ceño.
Lo miré en advertencia, y le di mi mejor mirada de muerte.
—¡Lo hice, imbécil! ¡Dijiste "diez minutos más" y luego me inmovilizaste en la cama para evitar que te codeara!—gruñi sarcásticamente, haciendo una mala imitación de
su voz.
Él sonrió burlonamente y me empujó de vuelta a la cama, sujetando mis manos sobre mi cabeza y rodando sobre mí.
—¿Te inmovilicé en la cama? ¿Estabas soñando conmigo otra vez, Ángel? Podría hacerte ese sueño realidad— se mofó, con su rostro a centímetros del mío.
—¡Ya quisieras! Ahora, apártate de mí, Niall, y ve a alistarte. Conduces hoy, aparentemente— siseé, asintiendo hacia la ventana. Él suspiró y se levantó de mí, poniéndose sus jeans
y camiseta. Trepó por la ventana, silenciosamente, cerrándola detrás de sí al irse. Caminé hacia ella y la aseguré antes de dirigirme a la duchas más rápida de todos los tiempos.
Exactamente veintiséis minutos después, caminé con dificultad hacia la cocina, con un ceño fruncido, Niall estaba allí, apoyándose casualmente contra la encimera, comiéndose mi
cereal. ¡Maldita sea, todas las mañanas! Se veía igual que todas las mañanas, como un maldito supermodelo. Usaba jeans desgastados de cintura baja que dejaban ver un poco de sus calzoncillos, y siempre hacía que las chicas se derritieran. Hoy estaba usando una camiseta blanca que mostraba su cuerpo perfectamente esculpido y una camisa anaranjada y gris de manga corta sobre ella, que tenía completamente desabotonada.
—¿Retardada esta mañana, Ángel?—preguntó con una sonrisa de suficiencia.
—¡Callate, Niall! ¿Por qué demonios te estás comiendo mi cereal de nuevo? ¿No tienes comida en casa?— pregunté arrebatando la taza de sus manos y comiéndome su contenido. Él solo me observó con una sonrisa divertida.
Harry me lanzó una caja de jugo.
—Te ves un poco tensa esta mañana, (TN). ¿Todo va bien?— preguntó Harry, mirándome un poco preocupado.
Miré seriamente a Niall una vez más mientras él empezaba a reírse. Por supuesto que me veía tensa, tuve media hora para ducharme y vestirme.
—Me quedé dormida—murmuré con un suspiro.
Harry no tenía idea que Niall dormía en mi habitación cada noche, si fuera así, Harry enloquecería. Siempre era protector conmigo, siempre lo había sido, pero había empeorado desde que mi papá se fue cuando yo tenía trece. Bueno, dije "se fue", pero la verdad era que Niall y Harry habían llegado a casa temprano del hockey un día para ver que mi padre me había dejado sin sentido, y estaba intentando violarme. Harry finalmente comprendió lo que pasaba y él y Niall le habían dado una paliza, casi matándolo en el proceso. Lo habían echado de la casa y le habían dicho que si alguna vez regresaba, lo matarían.
Nunca regresó, sin embargo, eso fue ya hace tres años.
Un poco después de eso, mi mamá consiguió un trabajo en una enorme firma electrónica, era la asistente personal del director, así que viajaba mucho. Solo la veíamos una semana al mes. Harry era mi única supervisión, aunque a veces era más como que yo estaba intentando cuidar de él.
Niall también era muy protector conmigo, pero todavía no nos llevábamos bien, incluso aunque él literalmente pasó cada noche envuelto a mi alrededor en la cama por los últimos ocho años. Se había vuelto a escabullir en mi habitación la noche siguiente de verme llorar de nuevo y habíamos terminado durmiéndonos una vez más. Después de dos semanas se había vuelto una cosa normal. No era algo de lo que habláramos nunca, solo dejaba mi ventana sin seguro y él entraba una vez que sus padres revisaran que él estuviera dormido. Jamás nos habían atrapado en ocho años
Él todavía me molestaba como loco y me molestaba tanto como lo hacía cuando éramos niños, pero yo siempre supe que él estaría ahí si lo necesitaba. Era como si Niall tuviera doble personalidad. De día, me molestaba, volviéndome loca y enojándome todo el tiempo, y de noche, era el chico más dulce en el mundo y me abrazaba, haciéndome sentir segura y a salvo.Bueno amo tanto esta novela que no pude esperar a subirles el capítulo 2:), espero que les guste tanto como a miii
-Danii:)