Afortunadamente no era mi hermano, era Jane.
Tenía la sonrisa más grande que alguna vez había visto en su cara.
—Definitivamente ustedes dos se ven calientes juntos—declaró, sonriéndome.
Niall se rió y pasó su brazo alrededor de mis hombros.
—Ángel se ve caliente con quien quiera que esté—sonrió y besó mi mejilla suavemente.
—Aww, ¡eso es tan dulce!—arrulló Jane, poniendo su mano sobre su corazón, y mirándolo con adoración.
Puse los ojos en blanco.
—Oh, ¡vamos! Vamos a llegar tarde si no nos vamos ahora—agarré su mano y la empujé hacia la puerta. Me di la vuelta y le tiré mis llaves a Niall, quien cerró la puerta delantera detrás de él. Mientras me entregaba las llaves, sus dedos rozaron los míos a propósito, haciéndome gemir un poco en la parte posterior de mi garganta.
—Oye, Niall, no te importaría ir atrás con (TN), ¿verdad? Realmente me quiero sentar en el frente—dijo Jane desde el auto, guiñandome un ojo.
Vi a Harry negar con la cabeza a Niall, obviamente pidiendo ayuda. Niall sonrió en su dirección.
—No. Está bien, si quieres ir al frente.—me miró por la esquina de su ojos y le sonreí sutilmente a Jane. Amaba a mi mejor amiga; bendita sea, me estaba dando algo de tiempo con él.
Me subí a la parte de atrás y Niall se deslizó a mi lado, presionando su rodilla contra la mía. El toque sensual de Niall me estaba enviando chispas de electricidad a través de mi brazo. Me mordí el labio y miré por la ventana, luchando con el deseo de sujetarlo y besarlo hasta que no pudiera respirar. Después de más largo e insoportable viaje de auto, llegamos a la bolera. Está bien, eso fue un poco exagerado, sólo duro diez minutos, pero todo el tiempo estuve luchando conmigo misma para no saltar sobre él y sujetarlo con fuerza.
Éramos ocho jugando a los bolos: Niall, Harry, Jane, Sarah, Louis, su novia Terri, que había llevado a su hermano Mark, que había venido desde la universidad, y yo. Parecía que a Niall le había desagradado Mark instantaneamente por alguna razón. Estaba siendo lo suficientemente educado pero su sonrisa no llegaba a sus ojos. En realidad me estaba divirtiendo a pesar de estar perdiendo completamente. Era terrible en los bolos y la única razón por la que había venido era para estar con mis amigos. Lo más destacado de toda la experiencia fue ver a Niall jugar. Cuando él se inclinaba para lanzar la bola, obtenía una perfecta visión de su trasero, y apenas podía contener mi disfrute.
—No eres demasiado buena en eso de los bolos, ¿huh?—preguntó Mark, sentándose junto a mí y sonriendo.
Reí.
—No. Nunca le encontré el truco—admití, sacudiendo la cabeza con fingido horror.
—Podría enseñarte si quieres. Todo se trata de la posición.—ronroneó sugestivamente.
Tragué saliva nerviosamente, pero traté de que no se notara.
—Posición, ¿de verdad? ¿Eso es por qué lo he estado haciendo mal de todos estos años?—sonreí, un poco incómoda, pero honestamente me gustaba coquetear, siempre y cuando no obtengan la idea equivocada y comiencen a tratar de tocarme.
—Soy una especie de experto con las posiciones. Sería más que feliz de darte algunas lecciones—ronroneó, inclinándose más cerca de mí y haciéndo que me inclinara hacia atrás para mantener algo de espacio personal.
—Bueno, es mi turno ahora, así que ¿qué sugieres?—pregunté, parándome y eligiendo la bola.
Se paró y caminó cerca detrás de mí.
—Definitivamente te sugeriría mover tus caderas con la bola. Tal vez deberías separar más las piernas, te dará más balance—dijo, moviendo las cejas.
Me reí de su propuesta; Dios, ¡este chico es tan obvio!
—Bueno, gracias por los consejos, veré como me va—reí y caminé para tomar mi turno. Mi bola fue directo, hasta el borde y sólo golpeó un pino. Mi segunda bola se fue directo a la canaleta.—Mmm, Mark. Creo que tal vez deberías trabajar con tus consejos.—bromeé, haciendo un mohín.
Se rió.
—Wow, nunca he fallado o decepcionado a una chica antes—dijo, sonriendo orgullosamente.
—¿Demasiado engreído?—pregunté, riendo.
—¿Quieres descubrirlo?—me provocó.
—Mmm, déjame pensarlo.—estreché los ojos y los pasé por su cuerpo, lentamente, desde la cabeza a los pies y hacia arriba nuevamente, asegurándome de morderme el labio de manera coqueta. Él estaba sonriendo ampliamente.—¿Puedes voltearte?—pregunté, tratando de ocultar mi risa.
—¿Quieres que me de vuelta?—preguntó, sonriendo.
Asentí.
—Voy a necesitar ver la parte de atrás, no estoy segura si quiero aceptar tu oferta—dije con desdén. Me guiñó un ojo y se dió vuelta, obviamente pensando que estaba de suerte. Me mordí el labio para evitar reírme y modulé ¡Qué idiota! a Jane y Sarah que se estaban riendo como locas drogadas.—Está bien, puedes voltearte de nuevo.—dije después de unos segundos.
Se volvió hacia mí.
—Bueno, ¿te gustó lo que vez?—preguntó, sonriéndome confiado.
Me incliné hacia él.
—No, en realidad no. Simplemente no lo haces para mí, pero gracias por la oferta.—declaré, sonriendo y guiñando un ojo mientras volvía a los asientos. Podía oír a mis amigas estallar en carcajadas, Sarah y Jane chocaron cinco. Mark sólo me estaba mirando con la boca abierta, obviamente no acostumbrado al rechazo. Le eché un vistazo a Niall, se veía herido y enojado.
¡Oh mierda! ¿Qué hice? Simplemente estaba jugando, ¡no debería haber hecho nada! Traté de llamar su atención pero él apartó la mirada al tablero de puntuaciones, ignorándome. Mi corazón se hundió. Harry fué a buscar bebidas entre los juegos así que tomé la oportunidad para hablar con Niall; ni siquiera había mirado en mi dirección desde todo el incidente de Mark.