La mañana pasó volando y finalmente, la hora del almuerzo estaba aquí. Estaba tan emocionada de ver a Niall que no podía dejar de sonreír.
—¿Qué demonios te pasa? —preguntó Louis, mirándome como si me hubiera vuelto loca.
—Nada, sólo estoy teniendo un buen día. Además, tengo hambre y ahora vamos a comer —mentí sin problemas.
—¿Vas a hacer otro movimiento a Niall? —preguntó Jane, sonriéndome a sabiendas.
Me eché a reír. —Oh, diablos, sí. Sólo observa la cara de Jessica. Voy a hacer que me desee hoy. —
Sonreí feliz. Esto iba a ser grande y Jessica iba a odiar cada segundo de ello.
—No hay duda al respecto —estuvo de acuerdo Jane, riendo.
—¡Oh! ¡Así que por eso es la falda! —dijo Louis. Una mirada de comprensión cruzó su rostro.
Me eché a reír y asentí. —¿Crees que va a funcionar? —pregunté, en realidad quería su opinión.
Él asintió con la cabeza. —Oh, sí que va a funcionar. Todos los chicos en la escuela han estado hablando acerca de tus piernas asesinas hoy. Debo decir que hasta yo, que estoy totalmente enamorado de mi novia, te he comprobado —admitió, encogiéndose de hombros.
Le di una palmada en el hombro juguetonamente. —¡Ew! Eso es asqueroso, Louis. ¡Tú eres uno de mis mejores amigos! ¡Los mejores amigos no pervierten el uno del otro! —declaré, fingiendo un estremecimiento.
—En realidad, he estado mirándote también —bromeó Jane.
—Yo también —agregó Sarah, haciéndonos reír a todos más fuerte.
Al entrar en el comedor, riendo, pude sentir algunos de los chicos mirándome. Ahora que Louis había dicho acerca de eso, me di cuenta que tenía mucha más atención masculina de lo normal. Compramos nuestra comida.
—Ya vuelvo, muchachos —dije, sonriendo, mientras me dirigía a la mesa donde los atletas se sentaban. Todos mis amigos se fueron a sentar en la mesa de costumbre, me miraban con ojos curiosos. Vi a Niall mientras me acercaba. Como de costumbre, había una decena de chicas colgando a su alrededor, coqueteando descaradamente. Parecía que estaba realmente enojado.
—En serio, Rebeca, si me tocas una vez más voy a ir a hablar con alguien acerca de ello. Esto está al borde de acoso sexual —gruñó Niall, mirándola y quitando su mano fuera de su muslo. Se veía muy ofendida cuando se puso de pie y salió fuera.
El resto de las chicas estaban sonriendo a sus espaldas. Prácticamente se podía leer sus pensamientos en sus caras: “Una chica menos para la competencia”. Reprimí una risita y me senté en la mesa. Harry no estaba allí, así que decidí sacar el máximo provecho de eso y realmente empujarlo hoy.
—Hola, Niall —ronroneé, sonriéndole seductoramente.
Su rostro se iluminó cuando me vio. —Hola. ¿Tuviste una buena mañana? —preguntó alegremente. Puse mala cara y negué con la cabeza. Su rostro se cayó y puso su brazo sobre mi hombro, me miró preocupado—. ¿Qué está mal, Ángel?
Me puse de pie y me senté en la mesa frente a él, apoyando un pie en el banco entre sus piernas, así mi pie estaba casi tocando su entrepierna. Él no pareció darse cuenta, sin embargo; seguía mirando mi cara, preocupado.
—Me lastimé la pierna en clase de gimnasia. Es muy doloroso. ¿Tengo un moretón? —pregunté, abriendo las piernas ligeramente y apuntando a mi cara interna del muslo. Sus ojos de inmediato cayeron a mis piernas. Estoy apostando a que tenía una visión clara de mi ropa interior, porque una expresión de dolor y hambre cruzó su rostro. Me sentí un poco como una puta por hacer esto, pero al menos nadie más podía ver lo que estaba viendo, de lo contrario no lo habría hecho. Puso su mano en el músculo de mi pantorrilla y la deslizó poco a poco todo el camino hasta mi pierna, a mi cara interna del muslo, gimiendo en voz baja al hacerlo.
—No, no hay moretones —dijo con su voz sensual, haciéndome arder en necesidad mientras masajeaba mi muslo.
—Hmm, ¿de verdad? Duele tanto —mentí, sonriéndole. Él estaba sonriendo hacia mí; su expresión me dijo que sabía que me estaba volviendo loca—. ¿Qué tal si mejor lo besas para mí? —sugerí, alzando las cejas, tratando de parecer sexy.
Escuché algunos de los chicos gemir, ya que obviamente estaban viendo el intercambio. La lujuria cruzó la cara de Niall mientras asentía con una sonrisa sexy e inclinó la cabeza hacia mi pierna. Justo antes de que sus labios tocaran mi piel, alejé mi pierna—. En realidad, es mejor que no. Pensé que tenías una novia — bromeé.
Se rió y negó con la cabeza hacia mí, entrecerrando los ojos, obviamente decepcionado de que no llegó a besar mi pierna delante de toda la escuela.
— Tengo una novia. La amo más que cualquier otra cosa —dijo, su voz llena de honestidad.
Sonreí mientras mi corazón se derritió.
—Bueno, no deberías estar haciendo esto, entonces, ¿eh? —me burlé, sonriéndole y bajando de la mesa. Agarré a mi bandeja del almuerzo—. Me parece que está bien ahora, de todos modos. Tal vez si comienza a doler de nuevo más tarde, te llamaré —coqueteé.
Él gimió cuando le guiñé y me fui a la mesa de amigos. Podía oír a los chicos, todos haciendo comentarios calientes detrás de mí acerca de cuán caliente era eso, y cómo definitivamente “aprovecharían eso”, y las chicas diciendo lo ramera que era.
Me reí y me dejé caer en nuestra mesa. Jane me sonrió a sabiendas, y Sarah y Louis me estaban mirando con la boca bien abiertas.
—¡Estabas tan ahí! ¡Realmente creo que podrías ganar la apuesta! —dijo Sarah, mirándome con asombro.
No podía dejar de reírme de ella; me miraba como si fuera una especie de diosa o algo así. —Podrían servirme cuatro mil dólares —admití, riendo. Sólo esperaba que Jessica realmente pagara una vez y se diera cuenta de que yo fui su novia todo el tiempo.
Cuando terminamos de comer, estaba caminando junto con mi grupo de amigos, cuando alguien me agarró la mano y me tiró a una parada. Chillé, un poco sorprendida, y me giré para ver a Niall sonriéndome mientras me arrastraba al salón de clases vacío más cercano. Me reí cuando vi a mis amigos caminar sin mí, ni siquiera dándose cuenta de que no estaba detrás de ellos más. Cerró la puerta y me miró, tratando de fingir que estaba molesto conmigo, pero no había manera de que cayera por eso, él se divertía, me di cuenta.
—Ángel, eso fue demasiado —afirmó mientras daba un paso más cerca de mí.
Di un paso atrás y choque con la pared. —¿Demasiado? Pensé que era bastante perfecto —respondí en broma.
Él se rió y apretó su cuerpo al mío. —Eres bastante perfecta. —Apartó mi pelo de mi cara suavemente, mirándome con ternura. Puse mis brazos alrededor de él y lo acerqué más, luego moví mis manos para agarrar su trasero. Él sonrió con esa sonrisa sexy y presionó sus labios contra los míos con suavidad; gemía ligeramente y lo acerqué más, con ganas de más. Se apartó para besar mi cuello, sus manos vagando por mi cuerpo, a través de mis piernas. Una de sus manos se deslizó debajo de mi falda, haciendo cosquillas con sus dedos en mi trasero provocando. Sentí chupar suavemente en mi cuello.
—Niall, ¿me estás dando un chupón? —pregunté, riendo. Dejó de chupar por un segundo y alejó su boca de mi piel.
—Mmm-hmm te estoy marcando —murmuró, antes de chupar en el mismo lugar otra vez. Después de unos segundos, se apartó para mirarlo, inspeccionando su obra. Parecía muy orgulloso de sí mismo y estaba sonriendo de oreja a oreja.
—Sí, ¿y yo puedo marcarte? —bromeé.
—Claro, si quieres. —Él estuvo de acuerdo, encogiéndose de hombros, pero en realidad luciendo un poco esperanzado. ¿Realmente quería que lo marcara? Apretó los labios a los míos una vez más, pareciendo poner mi cuerpo en llamas. Por Dios, ¿cómo diablos me hacía esto? Él era el único chico que había besado, por amor de Dios. Sin embargo, aquí estoy, ¡dejándolo poner su mano en mi trasero! Sonreí cuando inclinó la cabeza hacia un lado, dándome acceso a su cuello. Justo cuando mis labios rozaron su piel, sonó la campana. Él gimió y se alejó, mirándome con una cara de cachorro de nuevo.
—Falta a clases conmigo —declaró él, haciendo un mohín ligeramente.