Mi corazón se detuvo, y luego se echó a correr por lo dulce que sonaba. Espera, es sólo una línea para entrar en tus pantalones, (TN), ¡cálmate!
—No puedo darte eso, ni siquiera de cerca. Ve a buscar a la zorra que se conectó contigo anoche, estoy segura de que está más que dispuesta a hacer cualquier cosas contigo—gruñí desagradablemente, haciendo citas de aire alrededor de las palabras cualquier cosas, antes de irrumpir fuera para cambiarme.
Mi bolsa ya estaba aquí, supongo que una de las chicas la trajo después de ver a Niall y yo en la ducha besándonos. Maldita sea, eso es ¡vergonzoso!
Me agarró la muñeca y me hizo parar y mirarlo.
—¿De qué zorra estás hablando, Ángel?—preguntó, mirándome confuso.
—¡Con la que te enrollaste antes de que me besaras en la cama! Maldita sea, Niall, ni siquiera estabas borracho, ¿se te ha olvidado ya? Wow, eso debe realmente haber significado algo para ti—escupí ácidamente. Parecía aún más confundido.
—No me enrollé con nadie ayer por la noche, ¿De qué estás hablando?—preguntó, tratando de tirar de mí hacia él, pero me mantuve firme y saqué mi muñeca de sus manos, él no se resistió, sólo me dejó ir, sabía que no me gustaba estar restringida.
Le di mi mirada de muerte y cogí una toalla de mi bolso, secando mi pelo que chorreaba. Tiré de la margarita de mi cola de caballo y la arrojé a sus pies.
—Niall, tú me dijiste antes en el coche que follaste una chica que deseabas, por eso estabas tan feliz—gruñí. ¿En serio iba a mentirme sobre esto ahora?
Entendimiento cruzó su cara, su cuerpo parecía relajarse visiblemente.
—En realidad, nunca dije que follé a nadie. Lo que realmente dije fue que por fin anoté con una chica muy caliente que había estado deseando desde hace tiempo—dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo, como si esto lo aclarara todo.
Negué con la cabeza, aún enojada. La redacción no me importaba, todo era lo mismo y todavía me sentía traicionada y utilizada.
—Lo que sea, follaste, anotaste, es todo la misma cosa. Eres un maldito estúpido jugador y yo no puedo creer que dejé que tú me besaras. ¡Dos veces!—grité. Podía sentir las lágrimas que amenazaban con salir, así que me volví de espaldas a él.
—¡Estás entendiendo mal lo que quise decir!—dijo con desesperación.
Di la vuelta para mirarlo de nuevo.
—Oh, ¡lo siento! Explícate por favor—dije con sarcasmo, agitando la mano en un gesto de adelante.
—Estaba hablando de ti—dijo en voz baja.
Fruncí el ceño, ¿yo?
—He estado loco por ti desde la primera vez que te vi, Ángel, pero tú hermano no me dejaba estar cerca de ti. Durante todo este tiempo sólo has sido tú—miró al suelo como un niño perdido y yo no podía respirar.
¿Realmente acaba de decir eso? Yo le gustaba, ¿pero Harry no lo dejaba acercarse a mí? ¿Cómo puede ser eso cierto? De todos modos, es un jugador que tiene relaciones sexuales con tres o cuatro chicas diferentes a la semana. ¿Cómo podría siempre haber sido yo? Ni siquiera Niall ha tenido una novia, él sólo tiene ¡citas!
Me miró suplicante, él estaba sufriendo. Me di cuenta por su rostro, pero yo no sabía qué hacer. Si me arriesgaba, sabía que iba a enamorarme de él y había una buena probabilidad
de que me partiera el corazón en mil pedazos, pero no creo que pueda soportar perderlo. Había sido una constante en mi vida y lo necesitaba, probablemente más de lo que necesitaba a Harry. Él se adelantó y tomó mi rostro entre sus manos se inclinó hacia mí y me besó con ternura.
Sabía que la decisión había sido tomada, en realidad no era algo que podía pensar y razonar los pros y los contras. Cuando Niall me besaba, todo parecía estar bien y correcto, tal como debe ser. Le devolví el beso, envolviendo mis brazos alrededor de él con fuerza, presionándome en su pecho. Él se apartó y me sonrió.
—¿Qué te parece que compre el almuerzo de hoy, y lo llamemos una cita?—sugirió, mirándome con timidez.
Nunca había visto en Niall una mirada tímida o vulnerable en su vida. Su oferta, la expresión de súplica en su rostro fue suficiente para poner lo que se sentía como un centenar de mariposas sueltas en mi estómago. Fingí pensar en ello durante unos segundos y su cara cayó.
—Ok—finalmente estuve de acuerdo con una sonrisa. Él sonrió con alegría antes de tirar de mí en otro beso que realmente me hizo sentir un poco mareada. Terminó el beso justo cuando estaba un poco sin aliento
—Será mejor que vaya por algo de ropa seca en el coche, así te doy oportunidad de cambiarte—dijo mirándome de nuevo con una sonrisa de satisfacción en su rostro—No es que no te veas sexy como el infierno en lo que llevas puesto.
Me miré a mi misma, para ver que mi camiseta blanca estaba pegada a mí y completamente se veía a través. Me reí incomodada y envolví mis brazos a mí alrededor, ruborizándome como una loca. Él también se rio y se inclinó para recoger la flor que yo había tirado a sus pies. La sostuvo hacia mí, sonriendo con su hermosa sonrisa.
—Gracias—murmuré, mordiéndome los labios, mi cara ardía de vergüenza.
—Con todo el gusto—dijo Niall mientras salía por la puerta.