—La próxima en engancharlo, ¿no?—pregunté, apenas siendo capar de contener mi sonrisa.
—Si ¡Claro! Como si tuvieras una oportunidad, emo—me soltó Jessica, desagradablemente.
—Entonces, ¿qué obtiene el ganador?—pregunté emocionada, ignorando su burla.
Contó el dinero que había en el montón.
—Bien, hay doscientos cuarenta dolares ahora mismo, pero una vez que le gente se entere... bueno, no lo sé... la última vez que hicimos esto fue por Rob. Tuvimos seiscientos veinte, pero Niall es más caliente, y por su aspecto de intocable, bueno, por ahora de todos modos—Jessica se rió, doblando el dinero y poniéndoselo en su bolsillo, apuntando los nombres en un trozo de papel. Me reí, wow, esto iba a ser dinero fácil. Jane se reía como una loca.
—¿Van a entrar también?—preguntó Jessica a Jane y a Sarah, cortésmente.
—No, yo no. No tengo ninguna oportunidad—Jane se encogió de hombros, aún riendo.
Sarah le pasó a Jessica su dinero.
—Estoy dentro. Quien podría decir que no a la oportunidad de ganar todo ese dinero y de dormir con Niall Horan—dijo Sarah, de manera soñadora. Cogí a mis dos amigas por el brazo y las arrastré fuera de la sala del almuerzo hacia nuestra siguiente clase.
Tuve que pasar el rato por los alrededores después de la escuela, esperando a que Niall y Harry acabaran su entrenamiento de hockey. Me colé en la pista y me escondí en la parte de atrás así no sería vista. No teníamos permitido estar aquí durante los entrenamientos por que el entrenador decía que las chicas distraían a los jugadores. Amaba ver sus partidos de hockey; había algo en la forma que ellos se deslizaban por el hielo tan rápido y con gracia. Estaban haciendo carreras cortas en este momento, patinando de una línea a otra tan rápido como podían, luego tenían que regatear un disco alrededor de los conos, y al final estaban tomando turnos para disparar a la portería, con mi hermano haciéndolo lo mejor que podía para mantener los discos fuera. Era un gran portero, pero sólo jugaba por diversión. A Niall por otra parte, le habían ofrecido una beca de atletas completa para una de las mejores universidades del país. Él esperaba convertirse en profesional —en lo que aparentemente tenía muchas posibilidades de hacer, por que tenía a los reclutadores encima.
Me encontré viéndo patinar a Niall. Lo había observado hacer esto cientos, si no millones de veces, había algo simplemente hermoso en él. Me quitaba la respiración. Me dí cuenta de cuan increíblemente sexy estaba con ese uniforme.
Me escabullí fuera cuando la práctica terminó y esperé en el coche de Niall y a Harry que se ducharan. Sarah se acercó cuando estaba allí.
—Hola, (TN)—gorgoreó, saltando de arriba a bajo con emoción.
—Hola Sar, ¿qué pasa contigo? No has estado inhalando esas hierbas otra vez, ¿verdad?—bromeé. Era una broma recurrente, Sarah había comprado algunas "hierbas" de un amigo suyo y las encendió en su habitación para limpiar su aura o algo parecido. Terminó siendo marihuana y se colocó, corriendo calle abajo medio desnuda mientras llamaba a todo el mundo por teléfono para que vinieran a ver el desfile. Nunca lo superó.
—¡Ja, ja! No, solo que acabo de hablar con Ashley y me ha dicho que la apuesta por el culo de Niall llega a los ¡1860 dólares! ¿Puedes creerlo? Así que, voy a intentarlo cuando salga del entrenamiento—dijo, saltando en el sitio y mirando alrededor, buscándolo.
Casi me ahogo, ¡1860! ¿Era una broma? Eso significaba que más de noventa chicas estaban rogándole a mi novio para tener sexo, ofreciéndose en bandeja y yo aquí asustada de que me tocara. Quizás esto no iba a ser tan divertido como pensé en un principio.
Unos cinco minutos después los chicos salieron.
—Hola Nialler, wow, hueles bien—ronroneó Sarah seductoramente, mientras se inclinaba hacia él.
Miró hacia ella, con una expresión de horror en su rostro. Mordí mi labio, fuerte, así no me reiría.
—Hola, Sarah. Escucha, quizás no te hayas enterado de que tengo novia así que...—se retiró encogiéndose de hombros.
—Está bien, no me importa compartir—ronroneó Sarah, poniendo una mano sobre su pecho para hacer que se parara delante de ella.
Parecía un poco enfadado.
—Sarah, en serio no estoy interesado, ¿vale?—movió su mano y entró al auto, frunciendo el ceño.
Sonreí en modo de disculpa hacia Sarah, por que parecía un poco derrotada.
—Ahí van veinte dolares que no volveré a ver—apuntó.
Reí.
—Hey, cuando gane te devolveré los veinte—le guiñé un ojo, haciéndola reír cuando me subía al coche.
Hoy era uno de los días que Harry trabajaba, así que Niall siempre lo dejaba en el gimnasio, donde trabajaba de lunes a miercoles por la tarde. Luego Niall normalmente me llevaba a casa.
—Mierda, hombre. Creo que he sido golpeado más veces hoy que en toda mi vida. ¿De qué demonios se trata? Le digo a la gente que tengo novia, y toda la tarde la gente a estado rogándome por foll...—paró abruptamente de hablar, mirándome por el espejo como si hubiera dicho mucho. Me reí. Bendícelo, ¡no tenía ni idea de que un centenar de chicas cachondas estaban intentando dormir con él por una apuesta!—¿Qué es tan gracioso, Ángel?—me preguntó, elevando sus cejas hacia mí por el espejo.
—¿Quieres saber porque tuviste atención extra hoy?—pregunté, riéndome.
—Sí—contestó, viendose un poco aprensivo.
Harry se giró para mirarme desde adelante. Sonreí.
—Bueno, hay una apuesta corriendo entre las chicas para ver quien se puede acostar contigo, la primera que lo consiga, gana el bote. Es bastante dinero—declaré, aun sonriendo. Harry estalló en risas, y Niall casi desvía el coche al otro carril por que estaba muy sorprendido.
—¿Están haciendo qué? ¿No saben que tengo novia?—gritó, obviamente muy enfadado. Su indignación parecía hacer reír más a Harry.
Asentí.
—Sí, por eso lo estan haciendo. No les gusta la idea de que estés atado, viendo que tú eres tan jugador, quieren ser las próximas en dormir contigo—me encogí de hombro con desdén, fingiendo que no era gran cosa cuando realmente estaba preocupada, ¿Cuánto tiempo iba a ser capaz de resistir toda esa atención?
—¿De cuanto es el bote?—preguntó Harry, con diversión.
—De más de mil ochocientos dólares—reí. Niall casi nos saca de la carretera otra vez y la boca de Harry cayó abierta. Miró hacia Niall con los ojos llenos de orgullo—Sí, veinte dolares cada una. Así que eso hace a unas noventa chicas queriendo ser las siguientes en follar contigo, Niall—sonreí hacia él por es espejo. Parecía horrorizado, y honestamente, un poco asustado.