Una propuesta.

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—Me hubiese encantado visitar Venecia –Esbozó una gran sonrisa.

Prometo llevarte, y te aseguro que será el viaje de tu vida —Agarré fuerte su mano soltando mi muñeca y dejándola en el suelo. —Siempre juntas

Siempre

(.)

—Oficialmente, ya eres libre —Habló Gabriela mientras me entregaba unos documentos. —Solo fírmalos para que ya puedas irte

Gabriela era la que se encargaba de mí desde que entré a aquella casa de acogida. Era cómo mi segunda madre, tal vez.

—Si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme —Me sonrió con rostro triste y abriendo sus brazos. —Te quiero Jasmín, cuídate

No tardé en corresponder su abrazo, ella siempre me cuidó desde mis cinco años de edad. Mis padres murieron en un accidente de tráfico, y ninguno de mis tíos se hicieron cargo de mí, ni siquiera los recuerdo. Pensaron que era mejor que pasara trece años en una casa de acogida. Tampoco fue tan malo, conocí a Leyla.

Leyla fue mi mano derecha durante esos años, aunque ella ya no está. Murió hace un año, ella estaba enferma.

Salí por fín de aquella casa de acogida, dónde pasé tantos años. Me encendí un cigarro nada más salir, y me senté en un banco justo al lado de ésta. No tenía pensado dónde ir todavía, ni qué hacer con mi vida, hasta que mi móvil sonó evadiendo mis pensamientos.

—Jasmín querida —Habló una voz masculina al otro lado de la línea.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Contactos —Rió. —Necesito verte lo antes posible, así que dentro de una hora te veo en la cafetería Blue Sky —Dijo para después cortar la llamada.

(.)

Entré a la cafetería y busqué con la mirada esperando no encontrarme con Lukas, pero la suerte no estaba a mi favor. Él estaba sentado en la última mesa. Anduve hasta llegar a él y me senté en frente.

—Estás genial —Dijo entre dientes, cosa que me asqueó.

—Vamos al grano, no tengo todo el día

—¿Disculpa? ¿Así es cómo le hablas a tu nuevo jefe?

Mi cuerpo se tensó y las manos me comenzaron a sudar.

—¿Te acuerdas el favor que me pediste? —Preguntó poniendo la mano en su barbilla y rodando sus ojos. —Sí... El de los diez millones de dólares ¿Recuerdas?

Tragué en seco para después mirarlo fijamente a los ojos.

—Sé perfectamente que acabas de salir de aquella asquerosidad de casa de acogida, y que no sabes dónde carajos ir ahora —Habló con tono cínico dándole un sorbo a su taza de café. —Y que por supuesto, no tienes diez millones de dólares... ¿O sí?

Negué lentamente la cabeza mientras una mujer me entregaba un café.

—Bien —Me miró de arriba a abajo. —Te daré unas llaves de un apartamento que tengo sin usar, vivirás allí y te conseguiré un trabajo —Hizo una pausa. —Pero no es un trabajo normal,  Gómez

—¿De qué se trata? —Lo miré curiosa.

—Te daré un carnet con una identidad completamente nueva, y tendrás que ganarte la confianza de éste chico —Me entregó una foto arrastrándola por la mesa. —Se llama Harry Osborn y es el heredero del banco de Queens. Te conseguí una entrevista para trabajar allí, ya sabes... Contactos —Dijo especificando la última palabra.

—¿Sabes que al final ni si quiera usé el dinero para lo que realmente quería?

—Eso me da exáctamente igual, Gómez —Dió un seco golpe en la mesa. —¿Tienes el dinero? —Negué cabizbaja. —Entonces trabajas para mí hasta cobrar tu deuda, ¿Queda claro?

—Entonces, me tengo que ganar la confianza de ese chico... ¿Para?

—Para entrar en la cámara acorazada y coger todo el dinero que me debes —Canturreó tomándo de su café. —Debes ganarte su amor o lo que sea

Yo asentí. De todas maneras no tenía dónde ir, ni trabajo.

—Bien, mañana lunes entras al banco. Tendrás una entrevista con Harry, al que deberás de convencer más que a mí mismo —Sonrió falsamente. —Y una vez que estés contratada, no puedes ir a por el dinero, porque ni sabes dónde está, ni sabes cómo entrar —Se encogió de hombros. —Asi que empezarás a trabajar y actuar normal hasta que te ganes la confiaza de Harry e investigues para saber cómo entrar en la cámara acorazada. Estaremos en contacto e iremos planeando la jugada maestra

Yo asentí mientras me bebía el café y lo miraba con desprecio.

—Éstas son las llaves del piso, y la dirección. —Me entregó unas llaves de un piso y unas de un coche. Justo después de ésto me dió un carnet falso dónde ponía Sara Byers. —Ahí fuera está tu nuevo coche aparcado, necesitarás un vehículo para poder desplazarte a dónde yo te diga —Se levantó colocando bien su camiseta. —Bien señorita Byers, suerte y nos vemos en estos días

Habló con una sonrisa para después salir de la cafetería y dejarme ahí sola.

Lukas era un tío de negocios, que a parte de llevar negocios turbios, no era buena idea pedirle favores o hacer tratos con él, ya que después quería el doble.

Hace dos años conseguí su número gracias a mi amigo Jonas, que siempre andaba metido en problemas. Le pedí diez millones de dólares para poder darle el mejor viaje de su vida a Leyla, pero todo pasó muy rápido y fue en vano, ella se me fue antes de lo previsto. Me gasté el dinero en drogas y en fiesta, nada fuera de lo normal para una adolescente que acababa de perder a alguien más en su vida.

Después de eso perdí el contacto con Lukas, no volví a saber nada más de él hasta el día de hoy.

Mentirosa ¶Tom Holland. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora