¿Quién te lo hace mejor?

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Habían pasado dos días desde mi última discusión con Tom, solo faltaban ocho para que ya nunca más lo volviese a ver. Jack y yo hablábamos constantemente, la verdad es que me hacía olvidar mis problemas.

–Hoy vamos a cenar todos juntos Sara –Hablaba Selena sentada en mi sofá. –¿En serio no vas a venir?

–No sé tía... había quedado con Jack –Dije mientras fumaba de mi cigarro.

–Pasas mucho tiempo con ese tal Jack, y todavía no nos lo presentaste –Sus palabras vibraron dentro de mi. Ella no sabía de mi encuentro con Harry y Tom en la fiesta. –Podríais venir los dos –Sugirió mientras bebía de su cerveza.

–Tal vez –Me encogí de hombros pensando, así podría ver por última vez a Tom.

(.)

Jack aceptó amigablemente la propuesta de la cena, era un chico muy sociable y educado.

–Estás preciosa –Besó mi mano al subirme a su coche. –Tú me indicas –Dijo arrancado y poniéndonos en marcha.

Condujo durante quince minutos y ya estábamos en el bar, no era nada elegante, más bien una cena informal.

Selena y Jonas estaban en la entrada fumando, y sonrieron al vernos acercarnos a ellos.

–Hola –Saludé contenta a mis amigos con un beso. –Éste es Jack

–Encantado –Estrecharon las manos él y Jonas, y luego de esto se dieron dos besos Selena y él.

–Harry y Tom ya están dentro, ¿Vamos? –Dijo Selena tirando la colilla al suelo.

Yo asentí con un nudo en la garganta y entramos al bar. Estaba ambientado, pero en cuanto la mirada de Tom y mía chocaron, se removió todo mi estómago. Jack saludó a Harry, y luego de esto saludó a Tom con total normalidad, lo que agradecí internamente por no formar un numerito.

–Vale chicos, para darle emoción a ésta cena, vamos a jugar a un juego –Propuso Jonas. –Poned todos vuestros móviles en la mesa, y quién lo coja primero, paga la cuenta –Sonrió mientras dejaba su móvil en el centro de la mesa.

Acto seguido fui yo, me encantan estos juegos. Al final todos pusieron su móvil encima de la mesa.

La noche estuvo entretenida, hubo algún que otro choque de miradas entre Tom y yo, pero me alegraba verle.

–Chicos voy al baño, disculpad –Me levanté y me dirigí al baño a retocarme el pinta labios.

Cuándo llegué, me apoyé en el lavabo y suspiré profundo. Hasta que la puerta me sacó de mis pensamientos.

–Hola –Saludó una voz masculina, lo que me hizo darme la vuelta rápidamente.

–Éste es el baño de las chicas Tom, ¿Qué haces aquí?

–Sólo quería felicitarte por ver las agallas que tienes de traerlo a nuestra cena de amigos –Se encogió de hombros apoyado en la puerta.

–Lo siento

Es lo único que pude decir, lo único que salió de mis labios. Ya que él se estaba mordiendo los suyos, y me estaba poniendo tensa.

–¿Qué te pasa? –Preguntó ladeando la cabeza. –¿Te pongo nerviosa?

Yo negué rápidamente mirando al suelo. Escuché que echó el pestillo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuándo se acercó a mi lentamente.

–¿Puedo hacerte una pregunta? –Dijo poniendo su mano apoyada en la pared, al lado de mi cabeza, acorralándome.

Yo asentí mirándole.

–¿Qué tiene él que no tenga yo? –Preguntó poniendo su otra mano en mi cuello. –¿A caso él te hace temblar cómo yo? –Dijo acercando su boca a mi oído. –¿Te hace gemir cómo yo?

Involuntariamente eché la cabeza hacia el lado para darle más acceso a mi cuello. Su lengua comenzó a lamer mi cuello haciéndome suspirar.

–¿Él te folla cómo yo, Sara?

Mis brazos rodearon su cuello y llevó sus manos a mi trasero para levantarme y así rodear su cintura con mis piernas. Me sentó en el lavabo mientras nos besábamos. Su lengua jugueteaba con la mía, y sus manos subieron mi falda, para empezar a tocarme por encima del tanga.

–¿Qué quieres que te haga? –Preguntó susurrando en mi oído.

–Quiero que me folles –Suspiré echando la cabeza hacia atrás.

Tom llevó uno de sus dedos a mi boca, indicándome que la abriera, y le hice caso. Empecé a chupar su dedo, mientras Tom me miraba con atención. Con la otra mano, apartó mi tanga a un lado, y metió ese mismo dedo dentro de mi, haciendo que mi espalda se arqueara por completo.

–¿Quieres otro?

Yo solo gemí fuerte, lo que él tapó mi boca con su mano libre.

–Estás muy mojada –Sonrió victorioso mirando hacia abajo. Y metió otro dedo, haciendo que cerrara fuerte los ojos y soltara un gemido ahogado.

Se bajó su pantalón seguido de su calzoncillo dejando ver su enorme intimidad, y la puso en la entrada de mi vagina. Metió un poco la punta, lo que estremeció mi cuerpo y acto seguido la introdujo dentro de mi del tirón, pero cuándo más gusto sentía, la sacó de golpe separándose de mi.

–¿Qué haces? –Pregunté todavía sentada en el lavabo.

–Lo siento Sara, es lo que te mereces –Dijo subiéndose la cremallera. –Piénsate con quién quieres estar, pareces perdida –Me guiñó un ojo antes de salir del cuarto de baño y dejarme ahí sola, otra vez.

Mentirosa ¶Tom Holland. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora