Hola, Tom.

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Llevaba sólo dos días trabajando para Osborn, realmente no me molestaba trabajar. Era una de las cosas que más deseaba y quería en la vida desde que tengo uso de razón.

Gabriela nunca me dejó trabajar para ganar mi propio sueldo, ya que yo estaba bajo su responsabilidad, aunque Leyla y yo nos decantamos un trabajar de noche.

—Buenos días Sara —Se abrió de golpe la puerta, dejando ver un Harry sonriente.

—Buenos días Harry —Le correspondí sin quitar la mirada del ordenador. —¿Ocurre algo?

El chico era joven, aunque tenía madera de jefe, eso se veía claramente.

—No, para nada —Se sentó en frente mía. —Sólo quería avisarte que tendrás que hacerme un trabajo doble, si no es molestia

Yo negué la cabeza mientras le prestaba atención.

—Bien, tu turno termina a las cuatro, ¿Cierto? —Yo asentí. —Bien, a las cuatro se cierra el banco, pero tú te quedarás aquí y vas a mirar la cuenta de un tal Alex Rodriguez, creo que está blanqueando dinero negro y metiendo parte de él aquí, ¿Sabes lo que significa eso?

—Que es ilegal —El chico sonrió asintiendo.

—Bien, contarás el dinero que tiene en cada una de sus múltiples cuentas, ¿Sí? Sé que es un favor un tanto... Personal —Crujió sus dedos para después levantarse. —Gracias y... Sara

Yo lo miré.

—Se te recompensará —Guiñó un ojo y luego de ésto se marchó.

(.)

Cinco y media de la tarde. Me encontraba completamente sola en el banco. Debería de marcar a Lukas y contarle, pero prefería investigar sola.

Anduve hasta entrar al despacho de Harry, éste estaba todo lleno de diferentes botellas de alcohol y había un olor fuerte a tabaco, así que saqué uno y lo encendí. El banco volvía a abrir a las siete.

Busqué en los cajones del escritorio hasta que dí con una llave. Bingo. En ésta había una etiqueta dónde ponía Confidencial.

—¿Puedo ayudarte? —Una voz masculina hizo que se me calleran las llaves al suelo.

Levanté la cabeza y había un castaño apoyado en la puerta. Me levanté colocando mi falda bien y sonreí dejando el cigarro sobre el cenicero.

—No, que va —Hablé nerviosa, a lo que éste levantó una ceja. —Sólo estaba buscando unos documentos sobre un tal Alex Rodriguez

El chico se acercó a mí y se paró en frente.

—Soy Tom —Se presentó estirando su mano. —Soy el mejor amigo de Harry, me mandó porque se le olvidó el carnet aquí —Explicó mirando por encima de la mesa y piso las llaves del suelo, agachándose para cogerlas. —Maldito Harry, es un desastre

Yo reí ante su comentario.

—Tú debes de ser Sara —Dijo apoyándose en el escritorio. —El nuevo fichaje de Harry

—Sí, solo llevo dos días trabajando aquí y Harry me pidió que hiciera turno doble —Andé hasta la puerta y me paré girándome a verlo de nuevo.

—Tan pronto y ya te está explotando —Habló mirándome. —Si quieres puedo ayudarte, Harry me comentó sobre ese tipo

—No te molestes, lo tengo controlado —Subí unos documentos enseñándoselos.

—Bueno, entonces me iré —Andó hasta pasar por mi lado. —Nos vemos, Sara

El chico se fue dejándome sola nuevamente. No era buena idea andar mirando en el despacho de Harry, debía de haber otra manera de entrar a la cámara acorazada.

(.)

Andaba por las calles de Queens, nevesitaba tomar un poco el aire. Me paré en frente de un bar que hacía esquina y decidí entrar a tomarme una copa.

El bar estaba ambientado, a mi no me importaba tomarme la copa sola, total, siempre estaba sola.

Me tomé la copa tranquila charlando con la camarera, era una chica joven. Me preguntó el por qué de mi soledad a lo que yo reí. Estuve bastante tiempo hablando con ella y me explicó que vivía sola en Queens, ya que sus padres no residían allí.

—Selena, es un placer —Me despedí dándole el dinero y dejándole propina. —Aquí tienes mi número por si algún día te apetece salir o hablar

La chica me sonrió antes de que yo saliera por la puerta. Mi coche estaba aparcado a unas manzanas de el bar, y ya estaba oscureciendo.

—Vaya, vaya... —Un hombre se paró en frente mía mirándome de arriba a abajo. —Pero cómo puedes ir sola por aquí

Yo lo miré con asco y seguí mi camino, aunque no dejaba de notar su presencia detrás de mí.

Me cogió del brazo haciendo que me desestabilizara. Yo me giré y lo empujé.

—¿Puedes dejarme en paz? —Hablé enfadada mirándole, a lo que él se acercó y me cogió de la cintura.

—Vamos chica, te pagaré lo que quieras si vienes conmigo —Me echó su aliento en la cara y yo intenté zafarme de él.

El hombre hacía fuerza y yo empezaba a agobiarme. Me tiró al suelo y me dió una patada en el estómago.

—Si no vienes conmigo, no irás a ninguna parte

Habló con rabia antes de pegarme un golpe seco en la nariz dejándome totalmente insconciente.

Mentirosa ¶Tom Holland. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora