Te quiero.

91 12 25
                                    

Y cómo me avisó, ahí estaba... sentado en la puerta de mi piso.

—¿Qué haces aquí Tom? —Pregunté cruzándome de brazos frente a él. —Ya vete, no quiero hablar contigo —Dije sacando las llaves de mi casa.

Se levantó del suelo y se acercó a mí.

—Hagamos un trato —Dijo de repente, lo que no le hice caso y abrí la puerta intentando entrar. —Sólo una semana

Lo miré confusa, y luego intenté entrar, pero se puso en medio.

—Tom, olvídate de que existo —Hablé seca. —No hagas ésto más difícil, por favor —Susurré mirando el suelo, y alejándome de él.

—Sólo dame una semana para acordarme de tí —Habló seguro de sí mismo acercándose a mí. —Algo me dice que no te deje ir —Dijo quitando un mechón de mi cara. —Si en una semana, no me acuerdo —Hizo una pausa, y soltó un suspiro. —Me olvidaré de tí

Yo lo miré preocupada, aunque sabía perfectamente que podría acordarse de mí y tendría que darle muchas explicaciones.

—No —Solté de repente. —Ya déjame entrar —Me quejé dando un paso hacia atrás.

Tom se acercó poniendo sus manos en mis mejillas, sintiendo su respiración chocar con la mía.

—Déjame intentarlo —Susurró a centímetros de mi rostro, mi cuerpo se extremeció.

—No —Quité sus manos de mi rostro y lo miré seria. —Vamos Tom, vete a casa —Dije desesperada.

Tom se hizo el sordo, volviéndose a acercar a mi poniendo una mano en mi nuca y la otra en mi mejilla. Su nariz rozó la mía, y no pude evitar cerrar los ojos soltando un profundo suspiro.

—Tú también lo quieres —Susurró en mi oído, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Apartó la camiseta que llevaba dejando mi hombro al descubierto, sin quitar la mano de mi nuca. Dejó un beso húmedo en mi hombro, y luego de ésto pasó su lengua desde mi hombro, hasta el cuello. Haciéndome suspirar. Llevé mis manos hacia su espalda, en un acto inconsciente. Éste mordió mi cuello, haciendo que cada parte de mi cuerpo se electrizase. Mordí su labio inferior sabiendo que eso lo volvía loco, y nos fundimos en un beso excitado y desesperado. Nuestras lenguas chocaban mientras que Tom tiraba levemente de mi pelo hacia atrás.

—Sara, yo...

—Vamos a dentro —Lo interrumpí sin dejar de besarlo.

Agarró mi trasero, haciendo que en volviera mis piernas al rededor de sus caderas y entramos en el piso, cerré la puerta de una patada, sin dejar de besarlo. Él no sabía dónde estaba mi cama, así que señalé con el dedo la habitación del fondo y no dudó un segundo en ir hasta ella.

Se sentó en la cama, dejándome a horcajadas sobré él, sientiendo un bulto en su entre pierna.

—Ya no aguanto más —Suspiró mordiendo fuerte mis labios, haciendo que se me escapase un fuerte gemido, que calló besándome.

Se levantó nuevamente y me estampó contra la pared, quitándome la camiseta que llevaba, y dejándome en sostén. Besó mi pecho, mientras me bajaba el vaquero y besó mi zona íntima por encima de mi tanga.

Me volvió a coger tumbándome en la cama, quedando abajo de él. Se quitó la camiseta, dejando ver su torso desnudo y su pecho subir y bajar excitado. Besó cada parte de mi cuerpo, abriendo mis piernas y apartando mi tanga a un lado. Eché la cabeza hacia atrás, suspirando profundo. Dejó un beso en mis partes, y me miró sonriendo.

—No me mires —Dije agitada mientras tapaba sus ojos.

Éste pasó su lengua por mi zona, haciendo que me mojase al instante.

—¿Qué quieres hacer ahora? —Susurró mirándome. —¿Quieres jugar a las cartas? —Bromeó, introduciendo uno de sus dedos dentro de mí.

Arqueé mi espalda, intentando ignorar su comentario.

—¿Quieres que me vaya? —Volvió a hablar mientras aumentaba el ritmo, y lamía de arriba a abajo mi clítoris.

—No —Suspiré agitada, agarrando su pelo y haciéndole presión.

—Pídemelo

—No... te vayas —Dije apenas audible.

—Otra vez —Dijo introduciendo otro dedo más.

—No te vayas... —Gemí más fuerte mientras apretaba su cabeza contra mis partes.

Casi estaba por venirme, y de repente paró dejándome al límite. Le señalé el cajón y lo abrió sonriendo viendo los condones. Bajó sus calzoncillos dejando ver su intimidad bastante despierta. Yo lo miré sonriendo pícara, lo que me guiñó un ojo antes de ponerse encima mía.

—¿Qué quieres que haga ahora? —Preguntó lamiendo mi cuello.

—Quiero que me folles —Solté sin pensarlo, él me miró sorprendido por mi respuesta instantánea.

—Esas no son maneras de decirlo, Sara —Bromeó poniendo la punta de su intimidad en mi entrada.

—Quiero que me folles Tom, por favor —Repetí haciendo un puchero falso, lo que éste sonrió y mordió mi labio.

Se introdujo dentro de mi del tirón, fuerte y sin pensarlo. Lo que me hizo gemir bastante fuerte, y me calló besándome.

—Me encanta oírte gemir, pero son las dos de la mañana y tus vecinos se enfadaran —Dijo agitado mientras se introducía y salía lentamente.

—Ay ya Tom, me estás matando —Arqueé mi espalda para notar su intimidad más profundo. —Quiero rápido —Solté de repente, y éste me miró con su frente sudada.

Tom aceleró el ritmo, haciendo que la llama de mi interior se encendiera y me excitara aún más. Ya casi estaba por venirme, y yo clavaba mis uñas en su espalda.

—Córrete para mí —Gimió Tom excitado, lo que me hizo calentarme aún más.

Yo cerré mis ojos fuertes, y luego de ésto me vine. Soltando todos mis músculos que estaban contraídos segundos antes, un segundo después, se vino él, soltando un profundo gemido, el que callé mordiendo sus labios. Éste sonrió dejándose caer justo al lado mía.

—Eso fue... más que excitante —Dijo respirando agitado, viendo como su pecho subía y bajaba rápidamente.

Abrió su brazo para que pudiese acostarme en él, y eso hice. A los pocos minutos se quedó dormido.

—Te quiero —Susurré muy bajo para que no me oyese, acariciando sus rizos del flequillo.

Mentirosa ¶Tom Holland. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora