Epílogo

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–Cariño compraste la comida de Pelusa? –Pregunté comenzando a colocar la compra en su sitio.

–Si, esta todo ahí –Respondió desde el comedor con la voz un pelín ronca.

Me hice camino con Dante en el medio y coloque toda la compra mientras dejaba que él siguiera con su trabajo.

Cuando decían que los San Bernardo crecían no era a broma.

Prince solía pasar más tiempo que yo en casa al no tener tantas clases teóricas, así que yo hacía lo que podía cuando venía de la universidad, ya nos quedaba solo un año a cada uno para terminar, así que estábamos contentos, pero seguramente nos quedaríamos a vivir aquí más tiempo, a él le venía mejor con las empresas y yo tenía casi asegurada una plaza en la universidad cuando terminara.

–Quieres café? –Pregunté asomándome a la puerta con una taza humeante lista.

–Gracias –Aceptó quitando la nariz del papel y haciéndome un gesto para que me sentara sobre sus piernas.

Estábamos sobreviviendo a la universidad y nuestra relación se había hecho más fuerte que nunca, todo era genial.

–Te gusta? –Preguntó señalando los planos en los que trabajaba al mismo tiempo que me abrazaba y tomaba el primer sorbo de café.

–Parece muy moderno, cuando vas a empezar con la maquetación?

–De este no tengo que hacer maquetas, por suerte. Hoy llamó tu madre –Respondió comenzando a besar mi nuca saboreándome como si fuera café.

–Siempre llama cuando estoy en el campus –Me queje revolviendome un poco por las cosquillas.

–Si, bueno, hablamos un buen rato, Eider ahora que ya tiene trabajo quiere irse a vivir con Azul –Explicó abrazándome más fuerte–. A Asher parece ser que no le hace mucha gracia.

–Ya es mayor de edad, no puede hacer mucho si Eider quiere irse.

–Lo se –Me dió la razón tomando otro sorbo de su café.

Eider había terminado bachillerato y lo de escenografía, si ya había conseguido trabajo pues...

Supongo que Asher aún estaba asimilando que Eider también se hacía mayor.

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Me puse el pendiente a juego con Azul después de haberlo limpiado y agarré todas mis cosas para ir a trabajar.

Comenzar a trabajar en un proyecto después de salir de uno estaba claro que siempre era un reto, a saber con que problemas me encontraba hoy y de que se quejaba mi jefe.

La casa desde que se había ido Inti a la universidad volvía a estar tan vacía como la recordaba, pero ahora ya no salía con cualquiera para no fijarme en eso, Azul y yo teníamos turnos de trabajo parecidos y ya tenía las llaves de su casa, seguramente hoy fuera a dormir ahí.

Mi padre terminaría entendiendo que lo de Azul era serio después de estos años y él me protegía de sobra.

Dar el último paso para vivir con él era cuestión de tiempo, pero prefería no tener que hacerlo pasando por una pelea.

Mi teléfono sonando mientras trataba de que no se me cayeran los planos para la solución de ayer me descolocó, pero lo atendí.

Hoy vienes a cenar Gofre? –Dudo Azul al otro lado del teléfono.

–Si mi padre no me echa la bronca antes si, podemos cenar chino? –Respondí corriendo para que no se me cerrara el semáforo.

Azul aceptó y tuve que colgar antes de montar un desastre en mitad de la calle.

Supongo que las cosas iban bien, Azul me habían enseñado a tener paciencia.

Bueno, me había enseñado muchas cosas, pero lo que ayudaba con mi padre era la paciencia.

A ver si este fin de semana había concierto y podíamos ir, ya había hecho que Azul se perdiera el último.

Error (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora