XXXIV. Los hilos del destino

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Capítulo XXXIV: Los hilos del destino

Diciembre 1908

Los campos de cultivo al rededor de la mansión Moulian se apagaban lentamente y se marchitaban dejando solo el rastro de lo que fue. En estas épocas del año, el pueblo sobrevivía únicamente de lo guardado en el verano así como de los animales que habían crecido durante el resto del año. Para un pueblo completamente agronomo, la gente solía odiar el invierno, pero para la gente como Donnie, que sólo podía reducirse al mundo dentro de los muros de aquella antiquísima mansión, le parecía que el invierno era en cambio, una de las estaciones más cálidas para todas.

Armand estaba frente a ella, platicando con los señores Castillo, dueños de la otra gran casa que había en ese lugar, al frente las criadas barrían el piso donde colocaban un pino gigantesco que el padre de Gabriel había talado esa misma mañana y el cual adornaría la sala principal, trayendo con sus luces y adornos la llegada de la navidad.

Donnie se acercó donde su hermano mayor estaba y le escuchó invitar a los señores a la cena de año nuevo que festejaba la mansión, año tras año.

- Espero que puedan asistir- les dijo Armand con la misma sonrisa cordial de todo un noble, los Castillos les respondieron agradecidos pues el hecho de que un miembro de la gran familia Moulian les invitará personalmente, no era cosa de todos los días. Donnie esperó hasta que el matrimonio se esfumará de la habitación para poder abrazar a su hermano.

Armand le ofreció una sonrisa llena de dulzura, una que Donnie había extrañado en su ausencia. La tomó del brazo y la obligó a seguirlo frente al nuevo árbol de navidad que decoraban cuidadosamente la servidumbre.

- Te tengo una sorpresa- le susurró mientras observaban colocar los adornos. Donnie levantó la cabeza rubia y lo miró a los ojos, intrigada por aquella revelación, la sonrisa de Armand se mantuvo en su lugar y acariciándole una mejilla, le dijo:

- Tengo unos amigo que quieren conocerte. - Entonces toda emoción y luz desapareció de su rostro, la piel sonrosada de su hermana se empalideció lentamente, su sonrisa lo hizo al mismo tiempo. - He invitado a mis amigos de Francia, están ansiosos por conocerte- continuó ignorando por completo el semblante ensombrecido de su hermana- Les he platicado maravillas sobre ti, todos parecieron alegrarse cuando les dije que tendrían la oportunidad de conocerte al fin, están ansiosos por conocer a las más inteligentes de las hermanas y creo que también encontrarás en ellos mejores cerebros que todo este par de campesinos que nos rodean ¿No lo crees?

La comisura de su labio se tensó y tuvo que fingir cierto conformismo con sus palabras, ahí sujeta del brazo de su hermano la vista de Donnie se perdió entre la mochedumbre. Un nuevo peso en el pecho se sumergió dentro de ella, ahogándola por completo. Donnie podía ser ingenua pero no era tonta, quizá no había visto tanto mundo como Armand pero sabía que papel desarrollaba para su familia.. Todos en esa casa tenía uno que interpretar, el de Stephané era volverse el heredero de esas tierras, ser un buen señor que mantuviera todo en orden, el de Armand era de hacer negocios fuera, tratar de expandir su apellido por los lugares en los que Donnie jamás sería capaz de visitar, el de Donnie... el de la única hija de la familia era el de la alianza, comprendió exactamente que le estaba ofreciendo su hermano con aquellas visitas: Una mano, para que hallará un buen matrimonio.

Una acidez le recorrió desde el fondo de su garganta hasta la punta de su lengua y casi tuvo ganas de llorar, pero no lo hizo, por que entonces el jardinero de los Moulian y su hijo, entraron a la sala, con flores de nochebuenas para adornar la estancia, sus ojos pálidos viajaron al rostro de Gabriel él cual no la buscaron entre la gente mientras colocaba las macetas, Madamme Clarita les estaba dando especificas indicaciones sobre la decoración. Armand dio un paso al frente, rumbo a la salida mientras le contaba a lujo de detalle como había conocido a cada uno, de sus próximos huéspedes.

Las Horas en el JardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora