Capítulo XLII. Lo que se deja atrás...Era algo extraño que aquel lugar siempre estuviera rodeado de neblina, era cómo si el cielo y el clima estuvieran de acuerdo en permanecer para siempre en la estación del otoño, cómo si aquel pueblo estuviera condenando a vivir en la atmósfera de misterio. Claudia, miró con mejor atención los caminos sinuosos de aquel lugar a través de la ventana de la camioneta vieja de Martha, en realidad no sabía por qué se había animado a seguirla, casi literalmente la hermana del oficial la había arrastrado a su lado, sin embargo ella tampoco quería quedarse más tiempo encerrada... después de todo, sus amigos estaban desaparecidos y a parte, estaba incomunicada con el mundo. En la comisaría, le habían dicho que podía hablar con su familia para comentarles lo sucedido... pero la verdad era, que la única familia que tenía era Moisés y él estaba dentro... Un peso tremendo le ahogó el pecho.
Los había abandonado ahí dentro... no podía creer que los había dejado en el bosque. La culpa le carcomía la piel.
¿En qué estaba pensando?
Clau gimió en lo bajo, al frente se extendía un par de condominios en los que parecía que las casas eran más modernas y sofisticadas que las del centro del pueblo.
¿En qué estaba pensando?
Sabía la respuesta... lo sabía.
Penny.
Claudia cerró los ojos con fuerza, los recuerdos le rebotaron uno a uno en su cabeza, taladrando memorias que había creído muertas ¿Había sido una alucinación? ¿De verdad había alucinado a su hermana en ese bosque?
Martha bajó de la camioneta cuando se estacionaron frente a un portón de metal, al frente se vislumbraba la entrada de una casa notablemente lujosa. La mujer se dirigió a la puerta y antes de tocar el timbre, le hizo una ceña a Claudia para que bajará del automóvil. Una vez que estuvo afuera, Clau observó mejor el sitio en el que se encontraba, realmente esta zona era mucho más civilizada de lo que pensó jamás ver en ese pueblo repleto de plantas de cultivo.
- Iré yo, cielo- Se oyó una voz al fondo, Clau alzó una ceja comenzandose a preguntar a quíen estarían visitando. De la puerta, un hombre alto y canoso se asomó. Clau observó como aquel señor de más o menos cuarenta años abría sus ojos con sorpresa al reconocer a su acompañante. - ¿Señorita Alcantará?
Martha cruzó los brazos y lo miró desafiante.
- Detective Isaac- mustió con disgusto y acto seguido dio un paso al frente.El hombre delante de ellas, la miró con cierto temor cuando se acercó por lo que de inmediato dio un paso atrás midiendo la reacción de la mujer que tenía al frente. Algo estaba claro ahí, la hermana del oficial no era bienvenida en ese lugar. - Necesito pedirle un favor.
-¿A mí?–preguntó incrédulo- ¿Por qué? Y por favor, no me diga "detective" Estoy retirado..
- Es sobre Pablo- argumentó ella de inmediato y entonces Clau observó como el entrecejó del hombre se arrugaba con preocupación, Martha dio otro paso adelante como queriendo entrar a la propiedad, involuntariamente el hombre colocó un brazo a través del marco de la puerta, impidiéndole el paso. - Además- dijo esquivando su brazo por debajo y así logrando pasar del otro lado, el oficial la miró con disgusto.- Esta usted muy joven para retirarse, detective.
- ¿De qué esta hablando? ¿Qué le pasó a Pablo?–preguntó rápidamente, dándole la espalda a Claudia, detrás de él, Martha la miró y le indicó con una mirada que pasará con ella. El detective entonces miró sobre su hombro y sólo entonces se dio cuenta, de que la hermana de Pablo, no iba solo. -Martha...
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Las Horas en el Jardín
ParanormalHabía una vez, un bosque. Dentro había un laberinto, Y en él un sólo camino, Que la llevaba siempre a él. Trilogía de flores Marchitas , libro III