🍒⃝ Han Jisung se cansó de que su pareja no le haga caso, por lo que buscará a alguien que sí le dé la atención que se merece.
🍒⃝ A Bang Chan le llamó la atención Han Jisung desde que estaban en la escuela. Y ahora aún más porque toda su aten...
Hyunjin se había pasado, el lugar estaba fenomenal, lo organizó en la casa de sus tíos, quienes obviamente le prestaron la casa con la condición se que nada se rompa, y si eso pasaba, tendría que pagarlo.
Las luces, la música y las bebidas eran extraordinarias. No recordó la última vez que había salido a una fiesta tan grande.
Por supuesto que sus amigos estaban ahí, y se encontró con ellos. A los pocos minutos de entrar, se reconocieron y llamaron a Jisung donde ellos estaban, charlaron varios minutos hasta que Seungmin pidió varias bebidas para ellos.
Changbin pasó, él tendría que manejar y no quería causar ningún accidente, por lo que Jeongin tomó por él sin ningún problema. Jisung rió, parecía que aún tenían dieciocho años.
El castaño suspiró, decidió alejarse de la pista de baile y fue hacia la barra, en donde Hyunjin se encontraba.
—Jisung —llamó—. Te presento a Chan, era compañero de Bambam mientras nosotros estábamos en quinto.
—Es un gusto —dijo el rubio, esbozando lo que parecía ser una amable sonrisa en su rostro.
Jisung lo miró de arriba a abajo, sin disimular y le devolvió la sonrisa. Era atractivo, incluso más que Minho, se atrevió a pensar. No había visto a ese chico jamás en su vida, y él conoció a casi toda la escuela.
—Los dejo para que se conozcan —habló el más alto, alejándose de ellos—, si me buscan, estaré por allá bailando, probablemente.
Ambos quedaron solos, se miraban fijamente sin saber como empezar. Pero tampoco sentían el ambiente tenso, Jisung pensó que era así como debía ser. En cuanto el pelinegro desapareció de su vista, el más bajo habló.
—Chan, ¿Eh? Me suenas familiar.
Una sonrisa adornó una vez más la cara de Jisung, y supuso que no la iba a pasar tan mal como pensó. Chan era alguien agradable, aunque casi no lo recordaba. Los recuerdos parecían llegar a medida que la conversación fluía.
—¿Qué te trae por aquí? —cuestionó el mayor—. El Jisung que yo recuerdo no quería ni acercarse a las fiestas.
—Las cosas cambian supongo, además no puedo estar alejado de este ambiente toda mi vida. Prácticamente el alcohol es gratis, así que... todos ganan.
Jisung no pasó desapercibido la pequeña sonrisa que se formó en los labios del mayor mientras lo decía, y lo oyó reír sutilmente.
Las facciones de Chan eran celestiales, parecían pulidas perfectamente por el mejor escultor, y que luego los Dioses mismos le dieron vida a aquella preciosa obra de arte. Jisung sonrió para sí mismo.
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