🍒⃝ Han Jisung se cansó de que su pareja no le haga caso, por lo que buscará a alguien que sí le dé la atención que se merece.
🍒⃝ A Bang Chan le llamó la atención Han Jisung desde que estaban en la escuela. Y ahora aún más porque toda su aten...
Jisung llegó a la casa de Minho al día siguiente, sin explicaciones, a las diez de la mañana y despeinado. De la misma manera que él había llegado el día de la boda.
En cuanto lo vió con una remera que sabía que no era suya ni de él, no se alarmó, al contrario. Creyó que Jisung se había ido de compras por ahí, y usando una colonia diferente a la que ambos usaban.
En cuanto Minho lo recibió en su casa, se alegró al instante, porque hacía cuatro días que no sabía nada de él y se estaba preocupando. Pero cuando se dió cuenta que Jisung no le estaba prestando mucha atención, se alarmó. Porque normalmente él era cariñoso, casi todo el tiempo, con él.
—¿Te encuentras bien? —preguntó cordialmente, llevándole un plato de naranjas bien cortadas.
Jisung miró al mayor mientras tomaba un sorbo de café y no dijo nada, para luego esquivar su mirada. Minho lo notó extraño pero de su boca no salió otra palabra.
Durante todo el día, Jisung estuvo con Minho, distante y sin afecto como él lo era mientras estaba a su lado. Y a las siete de la tarde, se despidió de él sin explicación coherente, según el mayor.
—Adiós —dijo, poniéndose su chaqueta y dispuesto a salir de aquel lugar.
—¿A dónde vas? Es tarde.
La mirada del castaño sobre el mayor era indescifrable, aunque más bien inexpresiva. Minho no comprendía lo que sucedía, no se veían desde hace cuatro días y cuando llega a su casa, con otra ropa, otra colonia y otro comportamiento, cuando él había estado tan preocupado por él... ¿Se va de la nada?
—A la casa de un amigo.
Miho pareció dudar de sus palabras, pero Jisung no estaba mintiendo. El menor ya tenía su mano sobre el picaporte y con la decisión de irse de allí, impaciente, frunció en ceño.
—¿A esta hora?
Jisung bufó. Así que ahora quería saber qué era lo que hacía, por qué lo hacía y a qué hora lo hacía. Como siempre, pensó Jisung.
—No necesito tu permiso. ¿Quién eres, mi padre, acaso?
Y salió del departamento de Minho, quien ya no entendía sus comportamientos, pero él tampoco los suyos. Soltó un quejito de frustración, consecuencia del actuar del menor. Con el ceño fruncido tomó su celular, llamando al rubio, con quien había estado hace dos días, y le preguntó si mañana estaría libre.
Minho pensó que si Jisung se iba a esa hora a otro lugar que no era su casa, con su madre, entonces no iba a volver a su departamento. Mucho menos mañana.
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