XVIII - Del Hierro al Oro

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El frío se ha vuelto polar. Muchos se han congregado en el gran salón para dormir allí compartiendo calor corporal, que nadie muriese de frío. Jungkook y Yoongi por ser más cercanos pudieron guarecerse en la habitación de Namjoon junto a este, Jimin y el par de cachorros que tiemblan hechos dos bolas de pelo aún bajo las pieles.

Mon y Chimmy subidos para crear mejor una cupulilla de calor entre los cuatro.

—Ho-Hobi nunca ha estado en un clima así. —Jimin está preocupado de que su cachorro no aguante un invierno tan cruel. En Inglaterra no baja tanto la temperatura.

—Aguantará, los dioses no quieren que muera. No teniendo tanto en el futuro. —El comentario tan enigmático de Yoongi lo saca de base por un instante. Fue cubierto en un abrazo en el cual venía también acompañado de pieles animales.

—No permitiré que muera, te lo aseguro. —Asiente suavemente. Confiaba en las palabras de Namjoon como este confiaba en las suyas.

Hablando de sus cachorros no hay cabida para juegos cínicos o malintencionados.

Ellos quedan fuera de eso totalmente.

La noche cae con una tormenta aún más fuerte. Jungkook y Yoongi fueron a echarse junto a los cachorros. Namjoon podía darse un lujo tan grande de dormir totalmente rendido tanto rato. Puede ocurrir alguna eventualidad y su deber es evitar que eso sea negativo para su pueblo. Si la tormenta seguía, debería buscar a un par de voluntarios que lo ayudara de la manera en que sea a cazar.

El clima está siendo asquerosamente cruel este año.

Jimin se pega tanto a él que lo sorprende, pero no desaprovecha. La cama de Taehyung -ahora compartida-, está moderadamente lejos y puede hablar sin que lo oigan. Jimin tirita de frío y tiene los labios ligeramente morados. Lo abraza tanto como pudo, había traído tantas mantas, pieles y demás para crear cobijo.

— ¿Cómo era tu vida en Inglaterra? —Se atreve a preguntar. Jimin comprende rápido que es para distraerlo del frío y así no lo afecte tanto—. Fuiste un noble... Es obvio.

—Noble... ¿Crees que fui noble?

—Sí, de otro modo-

—Namjoon, soy el rey del reino que estuviste saqueando por meses.

Estuvo en silencio por un instante ¿Rey? ¿Cómo es posible que fuera rey? Debió prestar atención a lo que le dijo la primera vez. Entonces qué demonios hacía en esa torre tan a mitad de el a nada, custodiado, separado de su cachorro y... Ay por los dioses que hay muchas cosas sin sentido en este momento. Jimin ríe por la mueca de confusión del Alpha.

— ¿Qué hacías en esa torre entonces? Como... No entiendo...

—Soy Omega Namjoon, para los cristianos no hay nada más pecaminoso que un Omega. Me tenían ahí porque mi celo acababa de pasar y pronto me llevarían hasta el rey que asesinó a mi Alpha para estar al trono.

—Oh...

—Sabes... De niño yo quería ser Beta. No tendría preocupaciones por celo, nadie me atosigaría, pero mis padres estaban a nada de quedar en la quiebra—Se acomoda un poco—. Me hicieron beber durante dos años seguidos infusiones de hierbas y aunque ellos querían que fuese Alpha, resulté Omega. Desde los diez trataron de venderme a cada noble que los salvar de estar en la calle.

—Siento que es complicarse demasiado ¿Por qué no robar lo que tengan otros y asunto resuelto? Vender a alguien tan joven. Ni siquiera con casta hacemos algo así. Esperamos que tenga quince años como mínimo.

—Allá también, pero se desesperaron. A los doce ya tenía "prometido", me casaría con un Alpha rico de cincuenta y ocho años. Los rumores decían que cuatro Omegas con los que se cazó murieron desangrados por sacar el nudo—Namjoon no tarda en demostrar su disgusto—. Yo... No quería eso, sabía que no podría hacer nada porque a final de cuentas era Omega, solo debía seguir lo que mis padres me dijeran. Me casaría cuando tuviera quince años.

— ¿Él era tu Alpha?

—No. Para nada. Entendí que, si mis padres no buscaban mi bienestar, si no su propio acomodo yo buscaría el mío. En varias fiestas a las que me llevaban por un mejor postor estuve muy pendiente de alguien, no sabía que puesto tenía, solo me atraía. Era el único que no buscaba de tocarme y me gustaba mucho eso.

—Quizá el único no hipócrita de los que te rodeaban.

—Si. Él era como salido de un sueño—su sonrisa enamoradiza no ayuda a Namjoon—. Me acerqué tanto como pude, quería que fuese mi Alpha y al final lo logré. Fue gracioso porque él era el príncipe, aunque el tercero en la línea de sucesión y bastardo. Literalmente no podía darme absolutamente nada. Le pedí que simplemente me mordiera y así no pudiera acercarse nadie...

—Lo hizo.

—Mató sus dos hermanos mayores en una pelea por la corona. Cuando se hizo heredero al trono me pidió matrimonio y para cuando nos casamos ya era rey y yo también. Reyes de Mercia... Poco después tuve a Hoseok.

— ¿Era mal rey?

—Para nada.

— ¿Por qué está muerto?

—El reino vecino exigía un matrimonio entre Hoseok y el príncipe. Me negué de inmediato, ni siquiera tiene casta ¿Cómo pensaría algo así? Tampoco pensaba hacer un acuerdo así. Quería que Hoseok escogiera, había mucha nobleza como para estancarse. Iniciaron guerra... Llegaron a palacio... Le atravesó la cabeza con la espada.

Lo recuerda demasiado bien. El sonido que hizo el metal entrando y al salir de la cabeza de su esposo, como a propósito abaniquearon el arma para que la sangre salpicara. Sintió su vínculo romperse de tajo, que su lobo gemía agonizante a más no poder y él no pudo más que gritar llorando, sosteniendo a Hoseok entre sus brazos que afortunadamente no vio nada.

No obstante, si lo vio asesinando a la esposa de ese rey. Le cortó la garganta apenas tuvo la oportunidad, sin importarle absolutamente nada que saciar un poco la venganza que su lobo le exigía para calmar el dolor.

—Taemin... No hubiera querido verme como estoy ahora, pero me cuesta creer en un Dios que permitió que todo esto me pasara. Que mi vida fuese una mierda y cuando por fin era plena, la llenó de sangre.

—Tú Dios nunca ha sido piadoso, es bueno que lo sepas.

—Él era en extremo devoto.

—Y tú estabas en extremo solo por tu Dios. Nuestros dioses jamás te van a abandonar si crees en ellos y... Yo me asegurare de que no te vuelvas a sentir abandonado.

Esconde la cara. No necesitaba que Namjoon lo viese lloroso. Es lo último que quiere. Que note lo débil que puede ser a pesar de todo. Namjoon llegaba a pensar que Jimin lo único que hace es probar que tan fuerte e insistente puede ser, si realmente puede apoyarse en otro. Es un síntoma totalmente normal en un lobo herido por la pérdida de su compañero. Prefiere esto a su suicidio.

Prefiere esa fortaleza que tiene a una pesadumbre que lo derribe más cada día.

Jimin había empezado desde lo más bajo, llegando hasta lo más alto: Lleno de riquezas, una familia bonita y perfecta que lo amaba para luego caer nuevamente. Lo cierto es que los dioses le tenían destinado el oro nuevamente...

Incluso más.

Namjoon se lo daría.

En tanta cantidad que ese viejo amor sería sobrepasado.

Omega | NamMin || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora