XXIV - Palabras Crueles

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—Así que un Beta... Nada mal—murmura Yoongi con ojos entrecerrados—. Te libraste de tener celo y demás estupideces, muchos podrían decir que eres muy afortunado... Los dioses seguramente habían planeado esto por alguna razón.

—Por ser un inútil. —bufa Taehyung en voz baja, totalmente malhumorado. Jimin niega con la cabeza tomando asiento y acariciando la cabeza de Hoseok, Mon come de forma escandalosa al igual que Chimmy.

—Ninguna casta es inútil.

—Los Betas son inútiles. —replica con necedad, notablemente irritado y Yoongi pudo notarlo sin problema alguno.

—Los Omegas también—responde Jimin, Taehyung estuvo a poco de afirmar hasta que arrugó la cara—. Tener feromonas, celo o capacidad de embarazo no hace que seamos más fuertes o mejores. Los Omegas son inútiles para muchos en caso de que no lo sepas.

—Si lo sé, pero-

—Aprendí a leer, a pintar y a escribir—Lanza un trozo de pollo a Chimmy que empienza a comerlo pronto—. Ahora resulta que tengo un oso y aun así, soy Omega. No se trata de debilidad, es saber usar lo que eres para ser mejor que los demás.

—Que no te devoren—Completa Yoongi. Hoseok se remueve incomodo, la mirada de Taehyung bien podría ser un hacha golpeando contra su sien derecha. El niño bufa totalmente disgustado y siendo aún más necio—. Los cristianos son los-

Hay cierto barullo por el repentino golpe que se dio Yoongi contra la mesa. Jimin había apartado un poco, espantado. Al alzar la cara el Alpha tiene un hilo de sangre bajando por su nariz, ladea la cabeza hasta el punto en que sus huesos crujieron de forma espantosa. Se levanta y camina hacia él, notando que tiembla y tiene fuertes espasmos.

—Jungkook no está con él...

— ¿Debería estarlo?

—Si no lo está los dioses hacen que a Yoongi le duela mucho, una vez vomitó sangre por cuatro días, todo porque Jungkook se fue de cacería un mal día. Al revés también pasa, pero Jungkook no acaba tan mal. —explica con ligera tristeza por lo que vio de Yoongi.

— ¿Por qué le pasa eso?

—No sé, papá no me quiere explicar y ellos tampoco. Solo parece un castigo de los dioses.

—Los dioses son malos...

—A veces, como darle a un Beta como tú la oportunidad de estar con el Omega que le dio la vida—Reclama con asco de Hoseok, el cual se encogió levemente—. No es justo... Yo merecía eso más que tú y... Mi papi fue el que murió enfermo... Tú eres al que quieren.

—Papi-

No termina de hablar, Taehyung lo deja solo.

. . .

Deja a Yoongi en su cama y lo vigila para que no volviese a hacerse daño de forma tan repentina y escalofriante. Llegado a un punto que no entiende Yoongi convulsiona entre las pieles de la cama, Jimin lo agarra intentando de calmar aquello y lo vomita. Tose, el líquido carmesí que le empapó la cara y el cabello es demasiada como para que un humano sobreviva sin esta en su organismo.

— ¿La ves? También puedes olerla... Sentir como te empapa—Trata de soltarse del agarre de Yoongi, quién lo tiene firmemente sujeto del rostro—. Sangre que tú Alpha está derramando por ti...

—Y-yo-

—Ah, Jimin, pequeño Omega, tan desconsolado—Su voz es burlona y sin el tono perezoso que tanto caracteriza a Yoongi—. Vas a ser tan malditamente feliz... Tendrás hijos, tendrás nietos... Serás eterno en la mente del mundo. Sajones, vikingos, cristianos, franceses, el mediterráneo ¿Quién no sabrá del Omega conquistador? Los conocerás ¿Sabes? A esos pequeñitos que serán la tercera generación. Los vas a amar tanto que te va a doler; ellos te querrán tanto que no te dejarán ir.

— ¡Ya suéltame...! —Contrario a lo que pide queda aún más cerca de Yoongi, quién tiene el mentón chorreando sangre.

—Y aun así, vas a desear estar muerto, porque en realidad vas a estar tan solo que rogaras morir de una maldita vez. Toda esa gloria para anhelar la muerte, que quemen tus restos y las cenizas vuelen por el viento a todos lados. Al mismo estado miserable que estas interiormente incluso desde ahora. La semilla te va a impregnar, tantas crías como amores y miseria. Que viva el rey de la tragedia.

Yoongi empieza a toser, dejando a Jimin. Sostiene su garganta, notablemente cansado y sin cómo remediar eso. Jimin lo mira fijamente, con la respiración agitada por el miedo que le generó toda esta situación tan imposible. El Alpha suspira profundo antes de tomar dolorosamente lugar en su cama.

—Jungkook y yo somos mensajeros de los dioses. Cuando desean comunicarse con nosotros lo demuestran así—explica de manera muy vaga—. A no ser que seamos nosotros quienes lo provoquemos en búsqueda de una respuesta...

— ¿Han preguntado sobre mi...?

—Si.

— ¿Y?

—Tienes la gloria al alcance. El amor que tu lobo puede desear por perder el lazo. Los dioses te aman tanto que desearás la muerte como gesto misericordioso.

— ¡Yo no haría...!

—Estarás taaaaaaan destruido—Extiende acomodándose de lado—. Serás aun joven. Con cabellera pálida y la piel de un niño. Tan hermoso como ahora, tan muerto como antes, tan adorado como en el futuro y tan amado como siempre. No puedo decirte más que eso.

Jimin sale casi maldiciendo ¿Qué fue todo eso? No lo necesita, no le importa. Los dioses si es que existían podían irse a la mierda si querían. La realidad es que le da un profundo temor morir. Yoongi se estira en su cama, atacado por el sueño.

—No perdonan vidas en vano. Una vez lo hacen, les pertenecen y a ti... Te desean reclamar. Igual que a Namjoon... Par de codiciados tontos.

Llega a la entrada del bosque, furibundo y con ganas de simplemente salir corriendo sin importar que su ropa se rompa, que vean su forma más pura y privada. Nunca se muestra como lobo por ello. No considera que nadie aparte de Hoseok merezca ese honor. Taemin tan rígido en las directrices cristianas tampoco lo vio jamás. Es una forma que evidencia el mal.

El pecado.

Que debía de avergonzarse por haber nacido Omega.

Sentir asco de sí mismo.

Necesitar perdón por un pecado que cometió tan solo viviendo.

Abre los ojos ante el par de cuervos que lo observan ¿Por qué ese tiene el collar dorado colgando de su pico? Antes de hacer nada ambos salieron volando, deja la cadena atrás. Era de Taemin, solo por eso aún la conserva tan celosamente y si no recuerda mal ese es el mismo cuervo que tenía en su hogar esperando que sanara, aunque el animal parecía más muerto que vivo.

No quiere morir...

¿Qué podría ser tan desgraciado como para hacerlo desear algo así? No sabe si desea realmente saberlo, si podría soportar una verdad aunque ciegamente en este punto teniendo esa información se habría reído o por el contrario, puesto necio a más no poder asegurando que ese desencadenante no ocurriría.

Que él lo impediría a como diera lugar.

Jimin no es consciente de que él no pertenece a sí mismo, sino a los dioses y solo ellos dirían cuando será su cúspide agónica y en consecuencia, el deseo por la dulce muerte.

Omega | NamMin || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora