XLIX - Complicados por la Distancia

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— ¿Algo te angustia?

—Solo que Yoongi se quedó.

—No veo lo que tiene de malo.

—No mucho, solo que quiere decir que una de las premoniciones que tuve se está haciendo realidad y no es precisamente la mejor. —Alza una ceja mordiéndose las mejillas desde dentro. Bien, eso le quita el ánimo a cualquiera.

— ¿Qué ocurría en lo que viste? —interroga finalmente. Nada va a servir evitarlo.

—No puedo decírtelo. Solo que hay mucha sangre. Tuya, mía, de Taehyung, Hoseok, Yoongi, Jimin... Creo que los únicos exentos de esto son las mellizas—Namjoon se muestra inconforme de inmediato—. Así fue como se me permitió revelarlo. Decirte más podría alterar el designio de los dioses y siendo que te aman tanto, podrían torcerlo, pero todo correría una fatal consecuencia.

—Por lo que oigo, ya hay una fatal consecuencia.

—Posiblemente.

—Entonces-

—Dejaste a tu Omega al mando, permite que siga su rumbo. Créeme en esto y es que te conviene más que sea así, que la sangre se derrame. Dentro de poco sabrás porqué.

Negó con la cabeza no muy convencido antes de sacar el hacha del cinto de su pantalón y tomar el escudo que el corresponde. Muy buena charla antes de ir a atacar un pueblo ¿Qué por qué esperar? Porque al hacerlo sonaron las campanas, ese dulce aviso que da a conocer que todos están en la iglesia y por tanto no sería tarea difícil asesinarlos y tomar todo lo que tienen.

. . .

— ¡LA FAVORECE POR SER UN OMEGA!

—Es una señal de los dioses lo que ha ocurrido aquí, no se trata de favoritismo. —Asegura con una sonrisa leve y hasta cierto punto creída.

La verdad es que eso, lo hace porque es una Omega.

Contexto: Un hombre vino ante él pidiendo que se le devolviera el dote que dio por su Omega, una mujer bastante bonita de piel pálida, ojos marrones, forma torpe de hablar apenas Yoongi está cerca y corte de fleco cuadrado algo largo. La chica tiene un cachorro que como todos los demás en este pueblo es rubio ojos azules.

El Alpha de ella asegura que no es suyo.

Ella lo niega desesperada.

Jimin sabe perfectamente que no es de él, pero tampoco quiere que la pobre sea abandonada con un cachorro tan pequeño y menos por algo que tiene una excusa razonable.

—Tuve un sueño hace muchas noches, uno que Yoongi confirmó—Apoya la cara en sus manos—. Donde el dios Heimdall estaba aquí... y dejó a una mortal tener a su hijo ¿Que creería de su Omega si le dio tal bendición?

—P-pues...

—No miente. —dice Yoongi parado a un lado.

No hubo mucho más que decir al respecto. No hubo divorcio y ese cachorro tendrá un hogar. Apenas estuvieron solos en el gran salón Yoongi quiso darle al menos un golpe a Jimin en la cara por ser así de mentiroso. Entiende su punto, pero mentir en algo así es un asunto muy serio. Luego recuerda que es el consentido de los más grandes, así que tampoco debería haber mucho problema.

—Ese cachorro es mío. —comenta, Jimin asiente sonriendo.

—Lo sé. Se le notaba cuando preguntaba y te miraba solo a ti ¿Cuántos van ya?

—Ocho.

—Suficientes.

—No.

—Vaya.

Omega | NamMin || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora