XXIII - Casta Amada

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Jimin tiene breves momentos de risa sin "ninguna razón", pero que lo hacían reír tanto que prácticamente cualquiera podía oírlo. Namjoon, a un paso de su celo, tuvo que irse a reclamar las tierras que ganó. Jungkook lo acompaña para hacerse cargo en lo que el estado tan delicado de Namjoon mejoraba. Con una semana debía ser suficiente.

Lo cierto es que estaría al menos cuatro días fuera, cuatro días en los que Jimin aún podría gozarse su cara de odio cuando se acordó de ese minúsculo detalle. Si no reclama, no iba a tener el terreno y mucho menos a los guerreros. Evidentemente no le venía para nada bien que eso ocurriera.

Así como que su celo empezara de repente, pero bien... Líder antes que todo. Sea como sea, tenía la promesa de que iba a librarlo con Jimin y solo con eso puede estar moderadamente tranquilo. Más ahora que el Omega tiene su buen estatus y nadie podría lastimarlo. No sin atentar contra su salud física.

Jimin sabe que ya no tendría como huir, pasaría de una manera u otra y lo asusta en realidad. Su lobo, aunque emocionado, tiene la clara impresión y presentimiento de que iba a llorar y sufrir mucho. Hace demasiado tiempo que no está con nadie y de la renovada virginidad a un celo con un Alpha como Namjoon... Ah.

Va a acabar muerto mínimo.

No solo porque quizá lo muerda con demasiada fuerza, sino que el tamaño...

El maldito tamaño ¿Cómo sería con nudo? O erecto tan siquiera.

No será como en Inglaterra. Aquí no iba a tener a su tierno esposo solo metiéndola y apenas sacándola para estimularse y eyacular dentro. Aquí sería simplemente otra cosa que no quiere ni pensar.

— ¿Con Yoongi? ¿Por qué me tengo que quedar con Yoongi?

—Porque no tengo a más nadie de confianza en este lugar. Estaré muy ocupado y corres riesgo aquí. —explica con simpleza tirando las espinas de un pescado que acaba de cortar por la mitad de manera horizontal. Queda bastante bien para su propia sorpresa. Lava sus manos en un cuenco enorme.

— ¿Por qué?

—Prometí que estaría con Namjoon en su celo y eso puede tardar.

—Prometiste que solo estarías con papá y estas rompiendo esa promesa ¿Por qué ahora es diferente?

—Creí que te agradaba Namjoon.

—Si me agrada, pero no estás obligado a hacer nada con él. No así...

—Ya lo prometí, no se falta a una promesa así. —Niega acercándose a Hoseok, dispuesto a darle un beso en la frente y convencerlo de que no pasaba nada. Eso pretende, hasta que Hoseok dijo algo muy delicado:

—Estas faltando a una promesa a Dios por un hombre mortal y pagano ¡Puedes faltar a esa clase de problema y no habrá problema! Se supone que-

Hoseok empieza a respirar muy fuerte por el repentino bofetón que Jimin le dio, con expresión contraída en la rabia que nunca se ve en él. Tan extraña y sin sentido que solo le provoca un miedo terrible. Jimin lo toma de los brazos y lo zarandea con suavidad de adelante atrás.

—No vuelvas a nombrar a Dios aquí ¿entendiste? —Hoseok no dijo nada, solo ve con los labios temblorosos—. Te van a matar, nos van a matar si lo vuelves a decir.

—D-Dios nos va a salvar, eso decía-

— ¿Tú papá? Sí, mi Alpha que murió ¿Por qué Dios no lo protegió? ¿Por qué tú y yo estamos aquí solos? Hoseok, escúchame bien, deja de creer en algo que no existe, que no te salvará. Me tienes a mí y si hay algún peligro yo me pondré en medio con tal de que nada te pase. Yo, no Dios.

—Eso... Eso...—los quejidos empezaron a salir.

—Es algo más que debes aprender... Ellos no existen. Ninguno, solo nosotros ¿sí? Debes prometerme que no lo vas a pensar o mencionar jamás. Promételo.

—Solo... Solo si prometes jamás olvidar a Papá. —Condiciona. Jimin toma aire y con labios apretados viéndolo dolorido asiente ligeramente. Hoseok lo ve alejarse hasta entrar a la que es la única habitación de la acogedora vivienda.

Sabe que no es justo haber pedido eso, pero para él es muy importante. Jimin podría pedirle lo que quisiera, que olvidara Inglaterra, palacio, su mascota, sus primos, familia. Absolutamente todo... Sin embargo, Taemin es otro tema. Él no puede quedar en el olvido para ninguno de los dos. Fue Alpha de Jimin, su esposo, su rey por el que era capaz de dar todo y murió intentando protegerlo.

Con el pasar del rato el ambiente incómodo se esfuma por suerte para ambos. Hoseok sabe que Jimin no es de los que pueden mantener el enojo por mucho tiempo y Jimin tampoco niega eso. Menos con su cachorro siempre tan adorable.

Comparten habitación, más no cama y aunque hace frío no es el suficiente como para que Hoseok sienta la necesidad de dormir pegado a Jimin como si fuese su garrapata. Lo extraño es que esta vez tiene demasiado calor. Se siente terriblemente incómodo y remueve en su pequeña cama.

Empieza a sollozar, rompe la ropa por cambiar de lobo a humano por momentos. Desesperado por la sensación tan extraña. Tiene un jalón leve en el hocico, como si su mandíbula se hubiera acomodado de alguna manera. Chilla por ello, duele y no sabe aun qué demonios es lo que pasó exactamente.

— ¿Hobi? Deberías controlar eso al dormir—Jimin se levanta de forma perezosa y avanza hasta su hijo para arroparlo. Se vestiría en la mañana—. No creo que... No...—su voz se apaga, viéndolo fijamente Los ojos de Hoseok en un brillante color ocre.

—Me siento... un poco raro. —Admite viéndolo.

Jimin lo toma suavemente del rostro, oliendo el aroma casi infantil que desprendía su cachorro. Resopla ligeramente, causándole risa—Hueles muy bien ¿Tienes algo? —cuestiona el menor. Jimin ensancha una nerviosa sonrisa antes de llenarle el rostro de pequeños brazos, cargándolo hasta ponerlo en su regazo, rodearlo en sus brazos y mecerse suavemente.

—Ya tienes casta—dice con voz emocionada y apenas contenida—. Eres un Beta.

Hoseok no supo que sentir exactamente con esa revelación, Jimin se ve tan feliz, incluso en su voz se demuestra y no va a negar que tener su casta también lo contenta, pero ¿Beta?

Jimin le daba un besito esquimal que Hoseok corresponde riendo suavemente. Lo pensaría luego, por ahora a disfrutar esta alegría tan sincera que Jimin no ha tenido desde hace tanto tiempo ya.

El Omega está a poco de llorar de alegría de que fuese así. Hoseok tendría una libertad absoluta de hacer lo que quisieran, sin nadie que lo acose por su olor, sin nadie que lo rete por instinto territorial. Nadie apreciaba que su hijo fuese Beta, era una tremenda decepción.

Él no era así.

No le importaba que casta fuera. Sería feliz con ello.

Pudo salir Omega y lo abrazaría de la misma manera.

Pudo salir Alpha y lo abrazaría de la misma manera.

Y resultó Beta... su lindo Beta. No sufriría celo, embarazo, ser una cosa o estar obligado a ser fuerte, podría ser él. Es lo que quiso y Hoseok lo obtiene. Es como una especie de bendición.

—Deberías estar en cama.

—Ya lo sé.

Baja de donde estaba, sacude la nieve y reanuda el paso al gran salón y por ende a su habitación. El lugar está muy frío, solo y oscuro pues ya todos duermen. Yoongi se cerciora que Taehyung estuviera en su cama y habitación antes de volver a casa. No sabe que pasa, pero Taehyung esta repentinamente deprimido. Quizá el sentimiento de abandono lo está afectando nuevamente...

Lo que el Alpha no sabe, es que Taehyung en cantidad de ocasiones ha ido de su cama a la de Jimin para no sentirse solo. Solo cuando Namjoon por algún motivo no está para consolarlo. Verlo abrazando a Hoseok le recuerda algo que lo hizo sentir totalmente desolado.

«La realidad es que yo no soy su cachorro»

Omega | NamMin || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora