CAPÍTULO 9

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JENO P.O.V

Me desperté en la parte de detrás de una furgoneta, sudaba, las gotas caían por mi frente y estaba completamente inmovilizado, no lograba averiguar quiénes eran los que estaban a mi alrededor ni descifrar las voces que oía, ¿cómo coño había llegado yo ahí?

-Jefe, el niño de mamá se ha despertado – dijo uno de los hombres sentados frente a mí.

Yo miré hacia a un lado y sí reconocí a mi hermano Kun y a Mingi acercarse, cabrones.

-Hola, hermano – me saludó Kun quitándome la venda de la boca, yo aún estaba mareado y mi cabeza se tambaleaba de un lado a otro - ¿quieres algo de desayunar? Invita a la casa.

-Vete a la mierda – escupí yo mirando mi torso.

No llevaba camiseta, pero si iba bien cargado con un chaleco de explosivos, que aunque no estaban conectados aún, me alertaron, porque me iban a matar.

-Veo que has visto nuestro regalo – sonrió Mingi – lo sentimos, de veras, pero tu querida hermanita tiene que darse cuenta de que vamos enserio – me secó el sudor de la frente y yo sacudí la cabeza para que me dejase en paz.

-Te explicaremos el plan y vas a seguirlo paso a paso si no quieres saltar por los aires antes de tiempo – dijo Kun toqueteando alguno de los botones del chaleco y poniéndolo en marcha, con una cuenta atrás de una hora – vamos a dejarte a una manzana de tu mansión, de la Yakuza, y tú vas a entrar, poco a poco, no hagas movimientos bruscos – me advirtió – y vas a decirle a tu hermana que tiene una hora, una hora – repitió – para traerme las tres placas que tenéis. Una hora, Jeno, para que yo desconecte la bomba y no mueras, ni tú, ni los que estén alrededor.

-Vas a tener que matarme, porque mi hermana no piensa darte nada – le aseguré yo y Mingi rió con ironía.

-Eso ya lo veremos, recuerda no hacer movimientos demasiado bruscos – Kun me apartó el pelo pegado de mi frente e hizo un movimiento con la mano para que dos hombres me desataran de la pared dónde estaba inmovilizado – vamos – Kun me agarró del brazo y me sacó de la furgoneta.

Yo traté de moverme despacio, porque eso iba enserio y si me movía demasiado, explotaría, no quería explotar, yo solo pensaba en Lucas, en que Lucas me sacara de esa mierda.

-Ya sabes dónde está la mansión – me dio un par de palmaditas en la espalda y yo me giré a mirarlo.

Quedé frente a él, mirándolo fijamente a los ojos, era malo, lo podía ver, ni una pizca de compasión en su rostro, malvado, perverso, sádico, realmente había heredado lo peor de nuestro padre.

-Estás muerto – lo avisé yo, sonreí socarronamente y empecé a caminar hacia la mansión con mi cinturón de explosivos.

Tenía miedo, tenía mucho miedo, pero me mantuve firme cuando piqué a la puerta de la mansión y esperé a que alguien abriese. Quién lo hizo fue mi tía Jennie, qe enseguida me miró alertada y acabó de abrir la puerta con cuidado.

-Entra – me tendió su mano y se la agarré temblando – tranquilo, despacio – empezó a meterme dentro de la mansión.

-Jeno – la voz de mi madre sonó y yo intenté ajustar mi vista, pero aún seguía mareado y cada vez empezaba a encontrarme peor.

-No me jodas – gritó JaeMin desde la otra punta del pasillo – Lucas – salió corriendo para buscar al chico que mejor dominaba los artefactos explosivos.

-Jeno – también oí la voz de mi jefe, JaeHyun y su silueta se acercó a mí – eh, Jeno – me agarró la mejilla con su mano – hermano, despierta, no te caigas ahora – noté como dio un par de palmadas en la mejilla, tratando de espabilarme – mírame – me agarró las mejillas con fuerza.

THE LEGACYWhere stories live. Discover now