Capitulo 41

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Después  de todo tienes sangre humana

La sangre llama, nunca creyó que esa frase sería posible o se cumpliera realmente, en ella fue en dos ocasiones, tanto con su padre como con Anna y las brujas.

Es interesante como el destino funciona, como todo se confabula para un bien o un mal, era increíble que todo lo que antes se hizo y ocultara bajo mil puertas ahora se descubriera poco a poco, era simplemente destino o justicia. Había pruebas que aun debía descubrir y secretos que revelar aun el verdadero dolor se sentía en carne propia.

Esta vez no solo sería con su familia si no que ahora también tocaría las finas y sensibles hebras que la mantenía unida a Mithael.

—¿Dónde está mi padre? —quería saber cómo iban las cosas, si Mithael le había dicho todo lo que paso y sobre todo si su padre había aceptado sea lo que fuera que haya dicho.

—Están por aquí. —Lara la guió por los corredores y se detuvo en una gran puerta, el corazón de Destiny no podía bombear más rápido y fuerte, sentía que en cualquier momento iba a desmayarse pero a la vez sentía la necesidad de reír, era una sensación bonita y horrible a la vez. Era indescriptible.

Cuando Lara estuvo por abrir la puerta del salón Destiny instintivamente apretó su mano y musito un "Tengo miedo" silencioso, su tía la miro con ternura y le brindo una sonrisa reconfortante que decía "Todo estará bien".

Lara abrió la puerta con cuidado, esta no hizo ningún ruido chirriante al abrirse, se abrió tan ligera como si el viento lo hubiera empujado; y allí justo en el medio estaban los tres arcángeles y el único que ahora era parte de su corazón y vida.

Mithael el chico de los ojos dorados la mirada con una felicidad y brillo de puro amor. Un amor que estaba segura era inquebrantable e insuperable, ese momento, esos segundos se congelo para ambos, solo eran ellos dos en esa habitación, solo sus miradas conectadas la una con la otra. Dorado y zafiro.

—¿Vamos?. —preguntó su tía sacándola de la burbuja en la que estaba sucumbida, ella solo asintió sonriendo un poco nerviosa y atontada, levantó la mirada hacia su padre que estaba junto con los otros arcángeles.

Recién se podía dar cuenta que todos tenían la mirada sobre ella. Eso la intimido y asusto.

¿Qué iba a decir, que haría?, no sabía que pronunciar o decir, no tenía la mínima idea de cómo actuar o a quien mirar, estaba helada y petrificada.

—Ya estamos aquí. —Destiny se aferró más al brazo de su tía como si fuera un salvavidas, sentía un nudo en la boca del estómago y la boca se le había secado. —Lamentamos la tardanza.

—¿Qué fue lo que las distrajo querida? —Rafhael fue a su lado sin despegar la vista de Destiny, esta tenía una sonrisa en su rostro al igual que su tía.

—Cosas de chicas. —menciono su tía restándole importancia, Destiny mordió su labio inferior invadida por los nervios y el no saber que hacer o que decir. Pero una palabra si estaba clara en su mente, era la única palabra que sabía que debía decirla en alto y para todos.

—Destiny. —su padre la llamo con suavidad, eso extraños ojos del color de la luna se fijaron en ella, Destiny levantó su rostro y sonrió de verdad.

—Lo amo, padre. —esas palabras, esas únicas palabras salieron de sus labios como liquido puro y solido a la vez, solo lo dijo ya que era en lo único en lo que pensaba. Gabriel dio unos pasos hacia ella y toco su mentón con cariño.

—Eso me queda en claro. —su padre sonrió y acaricio su mejilla. —Mithael también lo menciono. —Destiny se sonrojo y miro a Mithael quien la admiraba parado a un lado de Jophiel con una bonita sonrisa en su rostro. —Algo más que desees alegar. —Destiny iba a hablar, pero Jophiel la detuvo.

DESCENDENCIA DE ARCÁNGELES © - Ángel plomo Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora