Capitulo 3

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Las caras poco disimuladas de asombro molestaban a Harry quien entró al gran comedor con Hermione, Luna y Ronald, quien llegó unos minutos antes de que el tren se detuviera claramente más relajado y comunicativo que acabó cuando vio a Luna a su lado.

Todos parecían asombrados por el cambio de Harry, la mayoría le daba cumplidos por su apariencia cosa que le irritaba y eso hacia que su cabello se aclarara y oscureciera de forma sutil que parecía pasar desapercibido por las velas que hacían sombra sobre sus cabezas.

La selección no duró mucho y si lo hizo Harry lo pasó por alto intentando controlar sus ganas de asesinar a Dumbledore que había sondeado su mente ne busca de la razón por la que decidió un nuevo look y lo que hizo en el verano, cosa que para evitar sospechas abrió su mente mostrando lo que hizo en su antigua vida modificando un poco la memoria.

Snape en esta ocasión no lo intentó, más ocupado intentando evitar los ojos esmeralda que tanto le recordaban a su primer amor y que ahora el hijo de su amor y su peor enemigo se pareciera más a ella dificultaba las cosas.

Esperando a que acabara la cena, Harry esperó tranquilamente para poder retirarse después de escuchar las noticias de que este año se suspendería el Quidditch por la copa de los tres magos y la llegada de las escuelas vecinas en octubre y ver al profesor Moody-Barty Crouch llegar, pero algún ser debía estar en contra de sus planes porque la Profesora McGonagall se le acercó justo cuando se estaba levantando para retirarse a su cuarto.

— Señor el director me ha pedido que lo lleve a la dirección. — dijo la profesora con su usual tono severo que hizo a Harry sonreír con nostalgia.

— Por supuesto profesora, es bueno verla después de vacaciones. — dijo Harry tomando camino a la dirección con su jefa de casa un poco sorprendida.

El andar de su alumno era diferente, más seguro y su mirada cuando la vio fue nostálgica algo que un adolescente no tendría por un profesor que vio hace relativamente unos meses. No solamente su caminar cambió, todo su físico también, aquel parecido con James Potter solo eran los lentes y el cabello azabache, ahora sin ellos  se podía apreciar claramente algunas facciones de Lily Evans, también algunos rasgos Black por parte de su padre eran más visibles como su altura y complexión, los Potter se caracterizaban por ser menudos.

— Cucurucho de cucaracha. — le dijo la profesora a la estatua, la cual se movió dando paso a las escaleras.

La subida fue igual de silenciosa, Harry intentando controlar sus emociones para poder enfrentar al viejo director sin dar paso a la furia inmensa que albergaba.

Antes de tocar la puerta un pase se escuchó desde el interior y Harry abrió la puerta dejando que la profesora pasara primero cosa que llamó la atención de los dos personajes que se encontraban adentro.

Dumbledore no se encontraba feliz, su mejor títere se veía mucho más seguro después de sus vacaciones con los Dursley, siempre regresaba triste y débil con una furia incontrolable que lo volvía más inestable, pero en esta ocasión se encontraba tan calmado y confiado que causaba escalofríos, con todos sus cambios parecía haber signos de una posible rebeldía que solo ocasionaría problemas en sus planes.

Severus realmente no quería estar en la oficina del director, tenía unas ganas incontrolables de tomar una botella de whisky de fuego o hasta perder el conocimiento. El parecido de cerca era peor que de lejos, en estos momentos podía ver perfectamente ese verde similar al de su Lily, este era más fuerte y brillante.

— Buenas noches director, profesor. — saludó el único pelirrojo en la oficina con una sonrisa educada intentando no hechizar al que estaba en la silla del escritorio.

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