Capitulo 12

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Las caminatas por el gran terreno que conformaba Hogwarts hacían que Harry se relajara, feliz de grabar en su mente nuevas imágenes con la finalidad de olvidar lo que sus recuerdos le recordaban constantemente.

Tres días faltaban para acabar el curso, tres días y sería libre de fingir que las clases le interesaban, que las miradas de los demás no molestaban, tres días y no tendrá que permanecer en el castillo que tanto lo agobiaba. Sus pensamientos eran contradictorios considerando que a sus ojos Hogwarts fue su hogar, pero ahora con tanto que ha pasado y el tiempo que había transcurrido, aquel castillo no podía ser llamado hogar, no cuando no podías ser quien quisieras ser, que tú comportamiento fuera decidido desde antes de llegar a esas paredes de piedra, Hogwarts no podía ser considerado un hogar si no una prisión con mayor libertad.

Recuerdos sangrientos llenaron la mente de Harry, la batalla que tuvo con Tom repitiéndose en su mente de manera constante y un ligero sentimiento de culpa que se iba rápidamente al recordar la razón por lo que hizo.

Harry envió una carta a Narcissa Malfoy justo después de haber terminado de contarles a sus amigos lo que había sucedido en su plática con el director, puede que las acciones que hizo Narcissa ya no se harían en esta línea del tiempo, pero no podía permitir que aquella rubia que fue obligada a servir a Tom por malas decisiones de su suegro fuera envuelta en eso y a su hijo igual.

Draco Malfoy se enteró de la muerte de su padre por su madre, seguramente su carta la había alertado y el banco igual, el último Malfoy solo terminó sus exámenes y no volvió a Hogwarts. Harry esperaba que la viuda de Malfoy hubiera hecho lo correcto y escapado con su hijo para evitar que se convirtieran en lo que no querían ser.

A pesar de que no les debía nada, Harry estaba decidido a que el rubio y su madre disfrutarán lejos de la guerra, el pelinegro había visto como ambos se sumían en un agujero de sufrimiento en las filas de Tom. No era bueno en runas antiguas, no tanto, pero había logrado hacer dos pequeños talismanes protectores para ambos, les daría el anonimato necesario para que vivieran algunos años sin poder ser encontrados.

— ¡Harry! – escuchó la voz de su única novia que se acercaba a paso rápido por el patio. — Neville me ya dicho que no has hecho tu maleta, mañana volvemos a casa.

El pelinegro abrazó por la cintura a la castaña, Dobby y Winky habían dicho que arreglarían su baúl.

— Dobby y Winky querían hacerlo así que los dejé, ellos dicen que es su deber como elfos domésticos. – explicó mientras aspiraba el olor a libro viejo impregnado en su novia. — ¿Irás a la boda?

Hermione se enteró el mismo día que se volvieron pareja que Luna se casaría con Harry, no se sorprendió en lo absoluto, según ella ninguno disimulaba su relación.

Afortunadamente para Harry y Luna, Hermione se lo tomó bien, ambos agradecieron internamente a los libros que el pelinegro le había prestado al comienzo de año para abrirle los ojos a la castaña de las costumbres del mundo mágico.

— Soy la dama de honor de la futura esposa de mi novio... Eso suena raro. – Harry soltó una leve risa ante lo dicho por su novia.

— Divertido diría yo. – dijo mientras comenzaba a caminar hacia el castillo. — ¿Sucede algo?

Harry conocía a Hermione mejor de lo que ella se conocía a si misma, aquel movimiento ligero de sus dedos y la pequeña arruga en su frente le contaba al pelinegro que su novia tenía algo que decirle.

— El director me mandó a llamar antes de que viniera a buscarte. – la castaña observó a su novio que se había tensado levemente. — Quería que no te enviará cartas en verano y te convenciera de no ir a la boda de Luna.

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