Capitulo 22

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Los magos y brujas del mundo eran estúpidos, lo eran de múltiples formas que era casi imposible que hubiera excepciones entre ellos, pero a pesar de las tan bajas probabilidades había esperanzas de encontrar ese uno en miles.

Cada comunidad era susceptible a la discriminación sin importar que tan buena sea la tolerancia, los británicos eran entre todas las comunidades tal vez la más discriminatoria de todas, hijos de muggles, sangre puras semihumanos, pobres, ricos, luz o oscuridad, no importaba nada más que lo que eran desde afuera y ese era su error, esa era la causante de la muerte de la magia.

Ragnok estaba tranquilamente disfrutando las galletas que la nueva Duquesa de Gaeta había enviado exclusivamente para el decidiendo leer la carta anexa a las galletas después cuando la puerta de su despacho fue abierta de forma repentina por un Griphook muy impresionado que traía consigo una carta.

Había veces en que Ragnok deseaba matar a su sobrino por su forma tan poco decorosa de entrar cuando había algo que lo emocionaba.

— ¿Ya la leíste? – fue lo primero que dijo Griphook con su mano sosteniendo una carta.

El director del banco elevó una ceja ante la pregunta hecha por su subordinado.

— Las cartas del maestre Potter requieren mucha tranquilidad Griphook, prefiero comer las galletas de la duquesa antes de tratar con el duque. – comentó Ragnok disfrutando la galleta a medio comer que había dejado olvidada por la interrupción del otro duende.

— Debe leerla, es demasiado importante. – explicó Griphook con un tono de voz extraño.

Ante las acciones del mismo, Ragnok tomó la carta de su escritorio y la abrió tranquilamente.

Lord Ragnok,

Luna me hizo escribir el saludo de esa manera, pero considerarlo un saludo amigable y no formal.

Tengo un espacio disponible demasiado grande que podría interesarle a la nación duende y que tiene que ver con nuestra plática pasada.

Me gustaría que tú, Bloodhound y Griphook se reúnan conmigo en algún momento del mes para discutir sobre ese asunto.

Perdona si evito decir sobre el tema y aunque confió en que la carta te será entregada es mejor prevenir que lamentar.

Enviame una nota con la hora y el día, te recibiremos con galletas.

Harry.

Ragnok no pudo evitar reír a carcajadas ante el contenido, ciertamente el había dicho que consideraría llevar una sede de Gringotts hasta su isla, pero no esperaba que luego de casi dos meses el dueño de la isla le dijera que todo estaba listo para que ellos se transfirieron a ese lugar.

Harry Potter era un mago, no, un hechicero demasiado particular y auque algo siempre le dijo que era así solo hasta este momento lo había confirmado.

— Habla con Bloodhound y dile que despeje su agenda, hay una visita que debemos hacer. – fue todo lo que dijo el duende repente del banco antes de levantarse y abrirse camino hacia un cuadro en específico.

Ragnok tenía que hablar con la máxima autoridad de los duendes e informarle sobre lo que estaba sucediendo.

El cambio es la única cosa inmutable, es cuestión de uno aceptarlo o ser derribado en el proceso, los duendes podían sentir ese cambio y estaban listos para hacerlo.

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