Eren, con el paso del tiempo se da cuenta de lo importante que es Mikasa como parte de su vida y al estar a punto de perderla, estar a cargo de ella y cuidar su estado físico se percata de lo que Mikasa es capaz de causarle.
Todos ya se encontraban fuera, se preparaban para cualquier cosa y se percataron de que Eren escapó de su celda, lo que llevó a todos a buscarlo y traerlo de nuevo.
El trío que se volvió a unir escapó rápido y se dirigieron a Shiganshina, donde estaba todo planeado.
Donde se encontrarían de nuevo aquellos dos hermanos.
Donde el retumbar y la libertad tendrían su papel.
Al llegar, todos estaban peleando contra el Titán Bestia, el Titan Carreta y el Acorazado, que se liberó al matar a quienes lo resguardaban.
Los tres miraban, miraban con terror todo ese escenario de sangre y tragedia.
Prepararon su equipo y se disponían a irse y tratar lo más que podían de sobrevivir.
- Quiero verlos vivos cuando regrese -
Palabras las cuales parecían una despedida.
- Esperamos lo mismo de ti -
La sonrisa de él trío les dio a si mismos un consuelo, una esperanza, un propósito.
Mikasa y Armin tenían planeado irse pero algo la detuvo especialmente a ella.
- Mantente viva -
Sus ojos revelaban una súplica muda pero inmensa que hizo que los ojos plata que lo miraban sintieran una compasión como nunca antes, lo que la hizo acercarse a él y abrazarlo con fuerza, tratando de no derramar algunas lágrimas.
- Eren...por favor, no mueras por darle la libertad a las personas -
Esas palabras, esas palabras que mencionó hace tanto tiempo atrás, donde su alma aún se mantenía completamente ilusionada.
Él la miró con tristeza y la abrazó igual por varios segundos, la separó de él y la miró serio, se acercó.
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Un segundo acto de cariño y amor entre ellos, lo que en sus mentes parecía algo imposible de repetir.
Mikasa se detuvo y sus ojos se cristalizaron un poco, se separó de aquél beso y agachó un poco la cabeza.
Un recuerdo o mejor dicho...un momento exacto en el que su amado chico se veía en gran peligro.
Aún así no dijo nada y le dedicó una sonrisa sincera y feliz, se separó por completo y se marchó para comenzar a pelear.
Eren se dió la vuelta y decidió en regresar a Rose, buscó a su madre, al estar cerca se transformó en Titán sin importar qué y fue a la casa de su madre, la cual se encontraba en la azotea.
La tomó con una mano sin darle aviso, lo cual la asustó bastante.
Se dirigió a Sina, escalando la muralla y siendo visto por los miles de policías militares que deambulaban cerca de ahí.
