👑Capitulo 24: Accidente.

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Justo estamos en el torneo; estoy junto a mi esposo y mis dos damas.

Justo en las sillas de abajo la reina Meribeth junto a Luciano.

No soporto estar cerca a Carlos, siento miedo, desconfío de mi esposo.

Pero por otra parte Amir y Aram.

Con ellos me siento a salvo y protegida, siento que harían cualquier cosa por mi, y eso es lo que una reina necesita.

Ya que no tengo a Luciano, necesito su pronto reemplazo. 

En publico no puedo mirar tan seguido a alguno de ellos dos, corro el riesgo de que sospechen. 

Pero las ansias que tengo por estos dos chicos me hacen malas pasadas.

Me levanto de mi asiento sin avisar y le doy una señal a Jacinta para que me siga.

—No le despegues los ojos de encima a mis hijos, y si sucede algo ya sabes a donde llevarlos.

Jacinta asiente y pide permiso para retirarse, el cual concedo de inmediato; yo mientras tanto me dirijo al castillo.

Pero alguien me detiene.

—Escuché que mi prometido era tu soldado, extraño suceso.

Mi lengua pasa por mis dientes superiores.

—Correcto, ya veo que nada es imposible, más para los protestantes.

Su semblante cambia.

—¿Estas queriendo decir que que somos inferiores?

Rio.

—Tu lo dijiste—Mi sonrisa hace aparición—Me retiro.

Ella me toma del brazo y hace que me devuelva a donde estaba.

—No quieras jugar conmigo.

—Ya lo estoy haciendo así que mejor aléjate de mi, reina sin herederos y aparte de ello protestante, conoces bien la opinión de todo el mundo, y sabes que alguien como tu es inferior.

Antes de que pudiese decir algo gritos provenientes del torneo que se estaba realizando empiezan a preocuparnos.

Ya no vives Luciano.

Ella me mira preocupada y da paso ligero a donde se festeja el torneo.

O festejaba.

Yo de igual forma le sigo el paso.

Corremos lo más que podemos y al llegar el acontecimiento estaba presente.

Luciano tenia una flecha justo en el pecho.

Tiene que morir, por mi bien tiene que morir.

Meribeth da gritos pidiendo ayuda, pero como fue planeado los doctores de la corte no están presentes.

Por inercia tomo a mis tres hijos y le hago la señal a Jacinta para que se los lleve; aquí no están seguros del todo.

La mirada preocupada de Carlos se posa en mi; sé que no tiene pruebas contra mi persona y no sospecha, pero Meribeth si.

O eso creo.

—¿Dónde se encuentran los doctores de este reino?, ¡Tienen que venir al rescate de mi esposo!—Meribeth grita lo más que puede pero nadie obedece, todos están atónitos. 

Y al ser un reino de católicos, lo que opine un hereje o protestante da igual, no se toma sentido.

Tengo que proceder con el plan.

—¡¿Que no escucharon?!—Grité.

Todos me miraron.

—¡Vayan por el doctor de la corte!—Volví a decir.

Meribeth me da una mirada de agradecimiento.

Ingenua.

Como es de esperar el doctor demora un poco, pero Amir intenta ayudar a Meribeth, pues tiene que ser descartado como sospechoso.

El doctor pide ayuda para transportar a Luciano, el cual ha perdido bastante sangre; Amir y Aram por su parte se unen de voluntarios mientras yo iba a dar paso tras ellos.

Iba.

—Que mis sospechas no sean ciertas.—Una voz que conozco bastante me habla cerca de mi nuca.

Se queda a mi lado viendo el suceso mientras yo trago saliva con dureza. 

—Fue un accidente.—Menciono y me retiro de su lado.

Carlos, Carlos, te estas convirtiendo en el siguiente de la lista.



(...)

—¿Qué ha dicho el doctor?—Pregunto a Jacinta.

Hace horas fue el accidente, ya oscureció y las noticias de Luciano no son muy alentadoras.

Gracias a Dios.

—No vivirá mucho tiempo, en cuanto Meribeth recibió la noticia, propinó un terrible gruñido.

—Era de esperarse—Me reí.

Jacinta se levanta de su asiento.

—Luciano te ha dejado una razón—Susurra—Quiere que lo visites más tarde, cuando Meribeth se dirija a sus aposentos a quitar su corsé.

—Pero si esos son dos minutos—Recuerdo—¿Qué podría decirme en dos minutos?

—No lo sé, solo me ha dicho eso.

Lo pensé un poco.

Pero iría, quería despedirme del pobre ser y asegurarme de que no hablara sobre mis secretos en sus ultimas horas de vida.

—Iré—Comunico y pongo sobre mi cuerpo la seda roja que es protagonista de los gustos de Luciano. 















Dos Reyes Una Reina ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora