Incomodidad

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Advertencia: ¡Lemon! ⚠️

{Narra. Bellota}

– ¡Bellota! ¡Te toca lavar los platos!– me avisó Burbuja desde la sala.

Gruñi frustrada porque sí me tocaba, no quería levantarme de lo cómoda que estaba en mi cama.

– ¡Esclavo!– lo llamé.

– ¿Cuánto tiempo más vas a llamarme así? Ya dejé de serlo, el reto terminó ayer.– se asomó por la puerta entrando a mi habitación.

– Noo, mañana termina.- mentí.

– ¿Qué tengo que hacer...?– dudó, como si fuera tan malo.

– Lavar los platos... nada más.– sonreí nerviosa.

– Olvídalo. Levántate y ve a lavar los platos, no voy a hacerlo.– se negó.

– ¿Qué? Vamos, Butch.– le supliqué.

– No y no molestes.– se iba a ir, pero me levanté y lo detuve.

– Si lo haces te debo un favor.– intenté convencerlo.

– No. Deja de ser tan vaga y move tu culo a la cocina.– me ordenó.

– Vos sos el vago.– frunci el ceño.

– Qué boba, ¿vas a comenzar a insultarme?– rodó los ojos.

– Sí, voy a hacerlo.- le saqué la lengua— ¡Bobo!

– Me insultes o no de todas formas no voy a ayudarte.– se cruzó de brazos.

– Agh, Butch, casi nunca te pido nada...– suspiré, mentira.

– Sí, lo haces.– hizo una mueca.

– ¡Ay! ¡Eres un idiota!– solté enojada.

– ¡Tú eres una idiota!

– No tú, ¡imbécil!

- ¡Tonta!

– ¡Tarado!

- ¡Niñata!

‐ ¡Gilipollas!

- ¡Marimacho!

- ¡Animal!

Ambos nos quedamos enfrentados, con la mirada retadora en el otro y el ceño fruncido. Pero me confundió cuando sonrió coqueto. Fue acercándose a mí, mientras yo retrocedía sin apartar la mirada. Me agarró por la cintura, me besó y bajó sus brazos tocando mi trasero. Agarró mis muslos para levantarme y apoyó mi espalda contra la pared de un golpe.

– N-no... aléjate.– quise empujarlo, pero ponía resistencia.

Dejó mi boca y bajó a mi cuello. Suspiros y jadeos se me escaparon cuando su aliento chocó con mi cuello.

– No quieres que me detenga.– acertó, no quería y no me estaba entendiendo.

Pasé mis brazos por su cuello llegando a su pelo, lo acaricie y tiré de él sacándole un gruñido. Me cargó llevándome a mi cama y me soltó en está subiéndose encima mío.

Paró de besar mi cuello y se sacó la camiseta lanzandola al suelo. Al ver su torso marcado me mordí el labio, sonrió al verme y me sonrojé. Oh mierda, ya estaba excitada, no había vuelta atrás. Me volvió a besar y metió sus manos en mi remera, la fue subiendo hasta que sus manos tocaron mi brasier y pecho. Apreté la sábana por su toque y un gemido se escapó de mis labios.
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– Oigan... sé los ve algo raros.– comentó Boomer mirándonos con una mueca.

– No es nada, Boomer.– tomé mi café sin verlo.

One- Shot's ☆ VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora