15.

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Milán.

El viaje en avión fue demasiado emocionante, aunque yo me sentía vacía al no tener a Thomas a mi lado. Él me había llevado al aeropuerto y me despidió con una de sus típicas sonrisas de niño lindo. Pero, una vez en el avión, sentía que lo necesitaba a mi lado, que esa despedida no me sirvió de nada, que lo necesitaba en el desfile junto a mí.

En las ocho horas de vuelo, yo no hice otra cosa más que escuchar música y leer. No tenía a nadie con quien hablar ya que no me llevaba mucho con el resto de mis compañeros de Vanity Fair, sólo me llevaba con Thomas y con Marcus (mi jefe) y ninguno de ellos era una opción válida.

(...)

Las habitaciones en el gran hotel "Palazzo Parigi Milano" (sin duda el más lujoso que vi en toda mi vida) eran de a dos personas, así que me pusieron con Abby Ferch.

La habitación era inmensa y totalmente blanca, con un candelabro de vidrio enorme. Las camas eran tamaño matrimonial y estaban separadas por dos mesas de luz; ambas con flores, lámpara y teléfono.

-¡Pido la de la ventana!- Dijo Abby con una sonrisa y corrió a la cama para tirarse boca a bajo.

La ventana también era gigante y daba a un precioso balcón que podía hacerte ver Milán a la perfección.

Abby suspiró y se dio la vuelta mirando al techo.

-Este lugar es un sueño.- Dijo.

-Ni que lo digas.- Le dije sentándome en mi cama.

Abby era envidiada por muchas adolescentes y hasta mujeres. Poseía un cabello pelirrojo que le caía lacio hasta la mitad de la espalda. Unos ojos celestes como el agua. La tez blanca y unas pecas en sus mejillas.

-He oído cosas sobre ti.- Me dijo sentándose en la cama cruzando sus piernas como lo hace un Buda.

-Dime. Pero, cuidado, hace un tiempo decían que yo estaba bajo la influencia de drogas, pero eso no era verdad.- Dije recordando cuando Thomas me leyó las títulos de los diarios la mañana siguiente al desfile.

-No, no es eso Cass.- Me dijo alegre. Abby siempre estaba alegre, pero al momento de modelar era seria y clásica -He oído que Thomas y tú andan en algo.

¿Cómo es que todos piensan lo mismo? ¿Hay un periódico que se encarga de hablar sobre mí o algo por el estilo?

-Bueno, pues, somos amigos.- Dije mirándome las uñas de las manos.

-No te hagas, Cass. Los he visto en el edificio, yo y mis amigas. Hemos visto como Thomas te mira a ti y cuando te besa la mejilla, se ven muy lindos.

-Nos queremos, es por eso que él actúa así, pero sólo como mi amigo.- Dije.

Ya me encontraba bastante cansada de tener que andar aclarando esto una y otra vez. Thomas y yo sólo somos amigos, eso es algo que tengo muy claro en mi cabeza.

-Cass, Cass, ¡oh, linda Cass!- Dijo Abby moviendo sus manos y con una sonrisa estampada en su rostro.

Yo la miré extrañada y ella borró su sonrisa.

-Mira, trata sólo de prestar más atención a lo que ocurre a tu al rededor. No todo es como piensas en tu linda cabecita.- Dijo.

Me le quedé mirando y luego rodé los ojos. Abby siempre fue algo estúpida, así que no iba a empezar a hacerle caso ahora. Para colmo, nunca hablamos.

(...)

Me desperté luego de dormir plácidamente en la cama. Nunca se me había pasado por la mente que podría llegar a dormir en uno de los hoteles más lujosos de Milán en Italia. De verdad que todo esto es alucinante.

I'm With You. [Thomas Sangster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora