3.

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Durante los ensayos del desfile, Thomas no me habló. Me lo tomé como algo normal ya que nunca éramos de hablar, pero hoy era diferente. Cuando yo miraba a Thomas y él luego me miraba a mí, él desviaba la vista con vergüenza. ¿Recordará lo que me dijo ayer en la discoteca?

"Eres linda."

Obviamente fue algo que lo dijo en un estado de inconsciencia, pero ¿por qué le da vergüenza verme?
Bueno, será mejor no tomarle tanta importancia.

(...)

Ya eran las cinco de la tarde, lo que significaba que todos los modelos nos podíamos ir a casa. Yo me dirigí a mi camerino y tomé mis cosas para luego salir del edificio, pero una mano me tocó el hombro poco antes de salir.

-Hola, Cassandra.- Me dijo él luego de que yo me diera vuelta.

-¿Ahora qué pasa, Thomas?

-Sólo quería aclararte lo que pasó ayer por la noche.

-Thomas, no hace falta que lo hagas, ya entendí que sólo estabas borracho y dijiste tonterías.

Y era cierto, él no tenía por qué aclarar nada, no sé por qué se preocupa tanto.

-Sí... Bueno... Tú sabes.- Thomas comenzó a hablar nervioso frente a mí y eso fue algo nuevo en mi vida.

-¿Qué te pasa?- Pregunté riendo.

Yo siempre conocí al Thomas confiado que nunca se hubiera atrevido a hablar nervioso frente a la imbécil de Cassandra, o sea, yo.

-Que... Que... Que tú a veces eres tan idiota que te crees todo lo que escuchas y... y quise venir a aclararte las cosas.

Se podía notar a quilómetros de distancia que todo lo que me acaba de decir Thomas fue ultra pensado, pero no me interesa.

-Como digas, Thomas.- Dicho esto, me fui.

Sigo sin entender por qué Thomas se puso así de nervioso. ¿Será que le gusto pero no quiere parecer un idiota enamorado? Pero... Basta, ¿qué cosas estoy diciendo? Thomas me detesta y yo lo detesto a él y eso no tiene por qué cambiar.

(...)

-Hola, precioso.- Le dije a Rob que se encontraba acostado en mi cama.

Luego agarré un calendario y marqué la fecha del desfile.

-Falta una semana.

El desfile iba a ser genial, la moda otoño-invierno siempre iba a ser la mejor que haya visto. Estas estaciones del año exprimen al máximo la belleza de todo New York.

Me dirigí a la cocina para comer algo. Abrí el refrigerador y agarré un jugo de naranja, luego me senté en una de las sillas al lado de la mesa y agarré una manzana que estaba en la frutera.
Tomé mi celular y noté que tenía un mensaje de Thomas.

-¿Qué?- Susurré para mí misma.
El mensaje decía lo siguiente:

¿Podrías venir a mi casa? Algo le pasa a Rayo.

Thomas tenía un perro bulldog que sólo pude ver dos veces. Es extraño que me pida ayuda justo a mí cuando tiene como dos veterinarios en su misma cuadra.

(...)

Toqué el timbre de la casa de Thomas y segundos después él abrió.

-Pasa, pasa.- Yo entré y él cerró la puerta detrás de mí - Rayo está en el patio.

Yo me dirigí a dicho lugar pero con un poco de confusión, todo esto seguía pareciéndome extraño.

Al llegar al patio su bulldog estaba acostado en el pasto y respiraba con mucha dificultad. Me acerqué más a él y noté que su estómago hacía ruidos extraños.

-Creo que tan sólo comió algo en mal estado.- Le dije a Thomas que se acercó junto a mí y le tocó el estómago al perro.

-Puede ser. - Hizo una pausa - Ayer, como estaba ebrio, le di comida chatarra y a él le habrá hecho mal al estómago ya que siempre come su comida canina.

Yo asentí.

(...)

Thomas ya le había dado unas pastillas a Rayo y luego ambos nos sentamos en su sillón.

-Te tengo una pregunta.- Dije.

-Ajá.

-¿Por qué justo me llamaste a mí para que te ayude con tu perro? Agregando que lo que él tenía se arreglaba fácilmente.

Thomas tardó en contestar, como si estuviera pensando cada una de sus palabras cuidadosamente, y eso era demasiado extraño.

-Es que, de todos los que conozco, tú eres la única con un perro, la mayoría no tienen mascota o sólo un gato porque son más tranquilos. Entonces, supuse que tú sabrías cómo curar a Rayo.

-Okey...

Yo seguía sin entender, pero no quería hacerle tantas preguntas a Thomas que pudieran llegar a enfadarlo ya que es la primera vez que podemos entablar una conversación sin ningún tipo de insulto de por medio.

-Bueno... Creo que ya debería de irme a mi casa.- Dije después de un silencio incómodo.

-¿No quieres quedarte?

Yo lo miré confundida luego de que me haya preguntado eso. Recuerdo que una vez le pedí a Thomas quedarme en su casa ya que estaba lloviendo mucho y si iba a mi penthouse me mojaría toda porque no tengo vehículo, pero él se negó y terminé una semana enferma.

-¿Estás seguro de que quieres que me quede?- Le pregunté.

Quizás sólo era una broma.

-Por supuesto que puedes quedarte.- Dicho esto Thomas se levantó y fue a buscar comida.

¿Por qué Thomas de comportaba así conmigo? Esto ya se vuelve algo incómodo, creo que prefiero al Thomas que me insulta y me deja en ridículo.

I'm With You. [Thomas Sangster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora