I'm With You. [Thomas Sangster]

11.

—Esas chicas te están mirando.- Le dije a Thomas.

Ambos nos encontrábamos en el centro comercial porque yo quería ir de compras. 

Nos habíamos quedado viendo una vidriera mientras un grupito de chicas miraba a Thomas. Él las miró y les sonrió. Yo rodé los ojos.

—No entiendo por qué haces esa cara.- Me dijo mientras comenzábamos a caminar directo para otra vidriera —Soy alguien muy precioso para ver.

—Lo que digas.- Le dije con una sonrisa.

Al llegar a la siguiente vidriera noté que había una chaqueta negra y blanca que lucía expectacular. Le dije a Thomas que entráramos para así yo podía preguntar por la chaqueta.

Cuando la chica del negocio se nos acercó le indiqué qué era lo que yo quería. Ella asintió y me trajo lo pedido. 

—¿Esta talla está bien?- Preguntó.

—Sí.- Dije.

Le indiqué que me la llevaría y ella se acercó a la máquina registradora mientras yo y Thomas la seguíamos.

Guardó la chaqueta en una bolsa y luego le di el dinero. La chica me dio el ticket, pero noté que había un número telefónico escrito en la parte blanca.

—Emm...- Dije algo confundida mientras señalaba el número.

—Ese es mi número.- Dijo ella sonriendo —Es para ti.- Dijo mirando a Thomas y él le sonrió.

—Bueno, gracias.- Le dijo coqueto y luego agarró el ticket que yo tenía en la mano.

(...)

—Eres detestable.- Le dije mientras entrábamos a su auto.

—Soy un detestable que gusta demasiado, por lo visto.- Me dijo mientras ponía el auto en marcha.

Como ya he dicho, Thomas podía tener a la chica que él quisiera. 

—Algún día cambiaremos de roles.- Le dije.

—Explícate. 

—Yo le gustaré a los chicos y tú le disgustarás a las chicas. 

—Tú no le disgustas a los chicos.- Me dijo divertido.

(...)

Thomas y yo no habíamos hablado del beso de anoche, es más, terminamos riéndonos de eso. Hasta ahora sólo nos besamos dos veces y ninguna de esas veces sentimos amor... Supongo.

Una vez que llegamos a su casa pasamos directamente a la sala, y notamos una presencia extraña.

—¿Tú?- Preguntó Thomas confundido al ver a aquel hombre.

—Hijo.- Dijo él mientras se levantaba del sofá y extendía sus brazos con una sonrisa.

Era alto y con un cabello rubio oscuro y medio canoso. Tenía algo de barba y sus dientes eran de un blanco brillante.

Thomas lo miró con desagrado.

—¿Qué quieres John?- Le preguntó Thomas.

—¿Por qué tanta seriedad con tu padre?- Le preguntó. Luego se acercó a él y lo abrazó.

Thomas no movió ni un músculo cuando su padre entabló contacto con él. Luce como si lo odiara.

—No tienes derecho de invadir mi espacio personal, John.- Le dijo Thomas luego de que su padre se alejó de él con una sonrisa en el rostro.

—Eso es verdad, sí, pero recuerda que yo pagué esta casa, hijo mío.

—Me importa una mierda. Dime a qué has venido.- Le dijo Thomas con los brazos cruzados.