31.

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—¿Piensas decirme algo?- Le dije aún cruzada de brazos.

Thomas se pasó las manos por el cabello y luego rió negando con su cabeza. ¿Es que toda esta situación le hacía algún tipo de gracia?

—Mi plan era que no lo descubrieras, pero nunca se puede hacer nada con una prometida tan inteligente como tú. Pobre del Thomas Sangster del futuro que esté casado contigo.- Dijo con una sonrisa en su rostro.

Fruncí el ceño sin entender nada de lo que dijo.

Thomas metió su mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó una pequeña cajita, la abrió y esta dio a conocer dos hermosos anillos.

—Los compraste tú mismo.- Susurré viendo asombrada a esas dos maravillas... Costosas maravillas.

—Quería que fuese una sorpresa pero no se puede hacer nada contigo.- Dijo y dejó la cajita en la barra de la cocina.

—Espera un momento, ¿es por eso que faltaste a la terapia? Thomas, no debes de faltar.

—No falté, tú habrás llamado cuando ya me fui o antes, pero yo sí me hice la terapia hoy.

Bufé sintiéndome una completa estúpida.

—Entonces todo está bien.- Dije.

—Así es.

Thomas comenzó a dirigirse al cuarto y ahí fue cuando me acordé de algo más.

—¿Y qué hay de las manchas de sangre en tu ropa?

—¿Qué?- Preguntó él en voz alta ya que se encontraba dentro del cuarto.

Comencé a caminar hacia donde él se encontraba y me apoyé en el marco de la puerta.

—Las manchas de sangre en tu ropa, ¿qué tienes para decirme sobre eso?

Thomas se rascó la nuca y se cruzó de brazos.

—Una pelea.- Dijo.

Me quedé en silencio por un tiempo. ¿Una pelea? ¿Desde cuándo se metía en peleas?

—Fue hace unos días atrás, no le tomes importancia.- Me dijo antes de que le pudiera preguntar algo y luego se metió en el baño.

(...)

Al día siguiente, Abby había llamado. Me contó cada detalle sobre su cita con Chad y, a mi parecer, no respiró en ningún momento. Habló y habló por 15 minutos, me contó cada detalle sin siquiera darme tiempo de comentar sobre ellos.

—Espera a que termine.- Me decía Abby cada vez que quería interrumpirla para preguntarle sobre algo.

Mientras ella hablaba y hablaba yo me había puesto a pensar en si había sido así cuando empecé a salir con Thomas, en si estaba tan atontada, en si cada vez que hablaba o tan sólo pensaba en él se me formaba una sonrisa en la cara.

—Aló, señorita no-me-importa-nada-de-lo-que-esta-loca-me-dice.- Escuché decir al otro lado de la línea.

—Esa señorita tiene un gran nombre.- Dije y Abby fingió reír.

—¿Has escuchado sobre todo lo que pasé en esas perfectas horas con Chad?

—Sí, escuché, y me encanta que te sientas así de feliz y toda la cosa... Pero no vayas muy rápido con él.

—Yo sé cómo andar con chicos y cómo dejarlos así.- Dijo y se escuchó un chasquido que me dejó un tanto sorda. —No te preocupes por esta pelirroja, Cass.

—No me preocuparé.- Dije e hice una pausa ya que Thomas apareció en la sala dispuesto a irse al hospital. —Te hablaré luego, Thomas está aquí.

I'm With You. [Thomas Sangster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora