Cuando Vin me dijo que La Guarida esa ése lugar donde vivían y entrenaban los cazadores, nunca pensé que sería exactamente eso. Una guarida. Me lo imagine más parecido a un centro de entrenamiento, con cuartos de hospedaje y comedores. Pero, ¿dentro de una sierra?
Sí, en una parte oculta por matorrales de la sierra, se encuentra una “puerta” —si a eso le puedes llamar a un trozo de hierro rectangular—, que es la única forma de entrada a La Guarida.
—Que original—digo al observar la puerta oxidada flanqueada por las raíces de la sierra con cierta incomodidad—, tanta…naturaleza. Con razón llegaste a mi casa con la camisa sucia.
Vin me mira ofendido, a un lado de la puerta de un metro de hierro.
—Recorrí como diez horas o más de camino, solo y con poca agua. ¿Qué esperabas? ¿Un dios griego en calzones?
—Un chico ya bañado, gracias.
Vin resopla y mira a Carter con exasperación, quien está muy ocupado limpiando la mugre de sus uñas. Me mira y hace un asentimiento de cabeza para que me acerque. Cuando me detengo delante de él, me sujeta por los hombros para acercarme a la puerta metálica.
—¿Ves eso? —Señala los garabatos que están grabados en el hierro. Tienen un parecido a las marcas que adornaban el cuchillo de Vin. —Son para alejar el mal. Para combatir la furia de demonios, brujas y otros seres infernales.
No puedo evitar atar cabos.
—¿Entonces eso cazan? ¿Criaturas del infierno?
Lo miro seria, esperando así una respuesta. Vin intercambia miradas incómodas con Carter, quien ha dejado de comportarse como un imbécil y nos presta atención.
—Algo parecido, sí. Aunque no todos los seres, son demasiados y muchos son imposibles de matar, pero sí. Somos unos malditos increíbles.
Pongo los ojos en blanco y admiro las marcas en la puerta. Son brillantes, azuladas, como de ángel. Toco una con la yema de mis dedos y me sorprendo al sentir un ardor en éstos. Las marcas se vuelven oscuras.
—¿Por…?
—Son para la oscuridad, Cassie—dice Vin con cierta lástima—¿Acaso creíste que estás cien por ciento pura?
Verdades dolorosas. No, no soy pura.
—¿Es que acaso no está protegida La Guarida? No veo a nadie patrullando—me apresuro a decir, cambiando de tema.
—No se ven, pero están aquí Los Guardianes.—Carter se acerca con una sonrisa. Me empuja con su hombro y posa la palma de su mano en el centro de la puerta— In luce electi.
Las marcas de la puerta brillan, una por una, formando un halo de luz cegadora a mí alrededor. Carter me mira con una sonrisa, con la luz iluminándole el rostro, dándole un aspecto amenazador.
Luego, con extrañez, observo cómo detrás de la puerta se escuchan crujidos, como cerrojos abriéndose a la vez. Carter aparta la mano, y da unos pasos atrás, deteniéndose a mi lado con ojos brillosos. Vin luce fastidiado.
—No te traje para que te lucieras, Carter.
Pero ni Carter ni yo le ponemos atención, porque de pronto la puerta de hierro de abre con un fuerte estruendo, y tierra corre por mi cara por el movimiento. Lo único que se ve dentro de la sierra es negro, tan oscuro como una cueva vacía.
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Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)
ParanormalCada persona tiene su oscuridad interior, pero... ¿Qué pasaría si fuera más literal? Cassie Valverde ha pasado gran parte de su vida conteniendo una oscura entidad que intenta salir, alguien que se ha unido a ella de una manera que nunca creyó posib...