Capítulo 35: Princesa de las Tinieblas

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El viento de la noche me da de lleno en la noche cuando salgo por las altas puertas de la Casa. Estamos detrás de la grande casa que oculta a todos los traidores, y cuando miro detrás estoy confundida al ver las otras casas vecinas demasiado cerca.

            —¿No verán todo? —le pregunto a Qito. El chico sonríe con malicia.

            —Estamos protegidos por el Manto de la Bestia. Los ojos humanos no podrán ver nada.

            Delante de nosotros, una gran multitud de bendecidos rodean lo que parece un alto tronco delgado, donde alrededor lo cubre un fuego creciente y luminoso. La gente viste de negro y ríen entre ellos con botellas de lo que parece alcohol en las manos. Están muy felices ante lo que parece un sacrificio.

            El paisaje en el que estamos está demasiado silencioso y desolado para una noche que demuestra ser muy motivada. Mientras más Qito me obliga a acercarme, más me asusto y me resisto a estar cerca de esos monstruos. Son demasiados, y entre ellos Zacarías destaca con su gran estatura y su cabeza cerca de la calvicie.  Los compañeros de lucha de Jan también están celebrando, y las niñas que me acompañaron la noche de entrenamiento mental también disfrutan de la velada. Me pregunto si una vez que empiece a gritar todos seguirán con esas sonrisas.

            El frasco de sangre y la hoja antigua hielan mi piel fresca. Unos guardianes se unen a escoltarme hasta la rotonda, y pronto la multitud se da cuenta de mi presencia y se hacen a un lado, creando un pasillo hasta el centro de la atracción, donde el fuego crece a cada segundo. No me gusta lo que veo.

            Qito me da fuerzas mientras me encamina por el camino, ignorando los gritos emocionados y paranoicos que suelta la gente nada más me acerco.

            —Mi princesa… ¡la reina! —llaman extasiados, pero no me lo dicen a mí, sino a la que esperan que sea suya pronto.

            Llego hasta en centro del lugar, donde todos los Señores me esperan con sus largas túnicas y sus sonrisas de demonio. Uno de ellos, el más joven, lleva un cáliz dorado en las manos. Qito me acompaña hasta llegar cerca de ellos, y antes de irse me susurra en el oído:

            —Vierte la sangre.

            Hago como si no escuchara nada y espero sola a la indicación de los líderes traidores. Es el hombre del cáliz el que empieza.

            —Protectora de la princesa, sea bienvenida entre nuestras tierras. Hoy es el nuevo día, el día de la nueva era que renace de las tinieblas. Hoy, el reino volverá a su antiguo esplendor y las bestias que llevan tanto tiempo dormidas despertarán. Hoy, mi señora, las sombras apagarán el sol. Hoy, la princesa de las tinieblas volverá al reino.

            Luego, la gente empieza a cantar. Siniestras melodías me envuelven mientras el líder pone el cáliz en mis manos y me conduce con sus manos en mis hombros hasta las llamas del fuego. El coro de los traidores retumba en mis oídos, tanto que creo distinguir la voz de Vin entre tantas voces.

            A unos pasos del tronco, el calor es demasiado espeso y las llamas demasiado furiosas que siento que me quemo incluso sin tocar nada. Me detengo antes de llegar, y el hombre me empuja con fuerza hacia las palpitantes llamas.

            —Hazlo. Tienes que entrar.

            —Me quemaré —musito, sintiendo el pánico correr por mi garganta.

            —Las verdaderas bestias no se lastiman ante simple fuego. Y la bruja más poderosa reside en ti, así que estas llamas no te harán ningún daño.

Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora