«Tan destrozado que no puede repararse»
«Tantos errores que tiene miedo de continuar»
El destino ha sido cruel pero justo con ellos, no hubo momento mejor que el ahora, en las situaciones y circunstancias correctas.
«Tan destrozado que no puede repa...
Miguel había vuelto a ser el de antes – quizás con algunos pequeños cambios – pero nuevamente podía ser él mismo.
En los meses posteriores a la ruptura con Francisco, el menor estuvo en una fase de completo estatismo emocional; esto es, absolutamente todo le resultaba indiferente; incluso por más que intentaba, no podía.
Así pasaron muchos meses más. Miguel fingía estar alegre, estar feliz exteriormente, sin embargo, no sabía si era verdad. Es entonces que, nuevamente se puso a meditar todo lo ocurrido anteriormente.
Cada reflexión, pensamiento y análisis que pasaba por su mente; llegaba a la misma conclusión.
Hubiera sido mucho mejor no haber conocido a Francisco. Miguel se lamentaba tanto, lamentaba su completa ingenuidad en ese entonces; pero ya nada podía hacerse. Lo hecho, hecho está.
Miguel simplemente desistió de seguir hundiéndose en su pasado; él tenía un presente y debía disfrutarlo.
Los días que estuvo en su hogar, lejos de todo el barullo de la ciudad, pudo acercarse más a su familia; tratando de pasear más con ellos, charlar aún más con ellos.
Esa era su vida rutinaria. La mayor parte del año, permanecía en su departamento junto a sus amigos; y los pocos meses de vacaciones que tenía al término del año académico, la pasaba con su familia. Siempre era así.
Aunque casi siempre los veía y hablaba con ellos por mensajes, Miguel los extrañaba.
Definitivamente por esos últimos años, él no fue el mejor amigo que se podía desear. Se arrepentía de sus acciones, pero agradecía la lealtad que sus mejores amigos tenían hacia él.
Nunca los cambiaría por nada.
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Después de Navidad, se acordó de Manuel.
Miguel yacía tirado en su cama mientras molestaba a "causita" y le narraba su día a día, al punto de llegar a contarle sobre el día que se encontró con el chileno.
A pesar de la conocida efusividad del más bajo, todavía se sorprendía por el entusiasmo mostrado ese día. Incluso ese mismo día, después de haber salido de su departamento, se quedó un par de segundos al pie de su puerta de entrada, preguntándose a sí mismo "¿Qué fue todo eso?".
A veces ni él mismo se comprendía, y francamente después de esa interrogante, no volvió a pensar en el tema.
Más ahora que volvía a recordar esos escenarios, Miguel se dio cuenta que Manuel se estaría quedando por un largo tiempo en Perú. De hecho – según lo contado por Pedro – lo más probable es que Manuel pase estas recientes festividades solo en su departamento.
En un primer momento, el menor pensó que no era de su incumbencia; total, habían muchas personas que se encontraban es sus mismas condiciones. Sin embargo, por cómo fue pensando seguidamente, el más bajo no podía obviar su notoria empatía.
