Cualquiera que me viera diría que estoy loca o que perdí la cabeza cuando pise territorio del señor Park, pero era una locura decirle que no a esa cantidad asquerosa de dinero que me menciono luego, ningún simple estudiante ganaría esa cantidad de dinero ni en mi país o en cualquier otro y eso me haría volver a casa más rápido de lo que esperaba. En solo seis meses, o menos, de limpiar su casa-castillo o cocinar volvería y podría retomar mis clases y ayudar a mi familia más de lo que esperaba.
Hable con mi abuela cuando despertó a la mañana siguiente. Por supuesto me regaño por haber salido de mi habitación.
—Hablare con el señor Park para disculparme por tu mal comportamiento. —dijo con sus brazos cruzados y su voz autoritaria que hacía temblar a toda mi familia. —A él no debió gustarle nada que le interrumpieras su hora de comer y mucho menos que prácticamente le obligaste a decirte que es un vampiro...Dime que no gritaste o dijiste una grosería.
Abrí la boca para preguntar como hacia alguien para estar sereno y no soltar maldiciones si te enterabas y veías que una de esas criaturas de las que mostraban en películas y libros era real, pero ella hizo un movimiento con la mano para que siguiera guardando silencio.
—No respondas, ya sé que teatro debiste armar, eres igualita a tu padre en eso, dramáticos y... ¡Agneta recógete bien el cabello! Que no quede ni un mechón fuera. —grito pasándome mi cepillo para que volviera a peinarme. —Al señor Park no le gusta las cosas fuera de lugar de cualquier cosa que este dentro de su casa y eso nos incluye, que no se te olvide.
Suspire resignada y asentí aunque por dentro solo quería ir al despacho del señor Park e insultarlo por ser tan estricto.
Cuando me peine por tercera vez, ella me dio el visto bueno y me pidió que no usara el teléfono en mi horario de trabajo o que no hiciera una idiotez, antes de darme una lista enorme de tareas para el día que me dejaron con la boca abierta.
— ¿Tengo que hacer todo esto?
—Sí y debes terminar antes de la hora de preparar la cena, porque el señor Park cenara después de nosotras y aunque sepas la verdad, no le gusta que nadie este fuera de su habitación, ¿entendido?
Infle las mejillas y asentí.
—No infles las mejillas, eso solo lo hacen las niñas y tú ya eres una adulta. —dijo dándose la vuelta para ir a la puerta de mi habitación, que gracias a Pinky tenía un hueco enorme en todo el centro de la parte inferior, mientras que yo la remedaba sin soltar ningún sonido. —Se lo que estás haciendo a mis espaldas. Compórtate.
—De acuerdo, me comporto. Lo siento.
Salimos de mi habitación y caminamos hasta las escaleras. Ella tomo el camino que la llevaría al despacho del señor Park mientras yo me quedaba mirando las escaleras que me llevarían a la planta baja con Pinky a mi lado, además de miles de preguntas que no me dejo hacerle por su mirada de desaprobación.
—No le digas a tu dueño. —le dije a Pinky cuando me monte en la baranda de la escalera y me deslice hacía abajo tal y como había hecho la chica de cabello azul que había visto al ir al despacho del señor Park.
El perro me siguió corriendo hasta que llegamos al vestíbulo y allí mire mi lista para ver todo lo que haría. Hice un gesto de fastidio por segunda vez y luego me decidí por limpiar el salón de baile... ¡¿Salón de baile?! Nadie me había dicho que este lugar tenía uno, aunque con el tamaño del lugar no era para menos. El problema es que nadie me había dicho dónde estaba, así que tuve que guiarme por la lógica. El salón debía estar cerca de la entrada principal. Y así fue, estaba por un pasillo al lado de las escaleras.
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En tus venas (Saga Paranormal #5)
FanfictionAgneta después de dejar la universidad por falta de dinero para poder pagarla, acepta una oferta de trabajo de su bisabuela en Alemania. El problema es que ella no sabe quién o qué es su jefe, y lo peor de todo es que ella termina locamente enamorad...