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Los días siguientes no volví a ver al señor Park, tampoco volví a salir por las noches, ya había aprendido la lección y no quería seguir metiendo la pata. Así que, en pocas palabras, había comenzado a seguir las reglas al pie de la letra, incluso los zapatos aunque mis pies comenzaban a dolerme más y más cada vez.

Sonó la alarma de mi teléfono y me levante como un resorte, no era mujer de estar de humor por las mañanas, pero desde que me acostaba con hambre me despertaba sin rechistar simplemente para ir a desayunar lo más pronto posible antes de que mi abuela se diera cuenta.

Me di un baño rápido, me puse el uniforme y me arregle el cabello, dejando de ultimo los zapatos que antes de ponérmelos me ponía una venda en los dedos para que doliera un poco menos.

Pinky estuvo despierto en el momento justo que me dirigía a la puerta para salir. Nos fuimos juntos entre los pasillo que seguían oscuros por la falta de ventanas, pero al llegar a las escaleras el lugar se tornaba en un tono lila, un claro indicio de que el sol no había salido todavía por completo.

Llegamos a la cocina...completamente vacía, adoraba eso. Le di de comer y beber a Pinky mientras mi comida se cocinaba. Luego llame a mis padres y a mi hermano para saludarlos un rato y desearles feliz noche. Y por último...comer hasta reventar.

—Debo admitir que me siento impresionada por tu entusiasmo por el pararte temprano y comenzar antes que yo. —dijo mi abuela mientras bebía su primera taza de café del día media hora después que yo había terminado de comer.

Me encogí de hombros, ocultando mis verdaderas intenciones.

—Ya sabes, puede que le esté tomando el gusto a todo este asunto. —dije tomando la lista de tareas de ese día con un humor radiante simplemente porque mi estómago estaba a reventar, feliz y contento. —además así termino antes.

Ella asintió y me hizo una señal para que pudiera irme de la cocina, pero en ese momento un timbre resonó por todo el lugar.

— ¿Aquí hay timbres? —dije con incredulidad. —no, la pregunta mejor sería: ¿Aquí se reciben visitas?

Mi bisabuela me lanzó una mirada reprobatoria.

—Claro que si, Agneta. ¿Qué esperabas? ¿Un vampiro solitario como las películas?

Iba a responder, pero su gesto al dejar la taza en el mesón e irse al vestíbulo me dejo en claro que debía guardarme esa respuesta.

La seguí y me quede a una distancia prudente para no estorbar, pero al mismo tiempo podía observar quien podía haber venido a visitar al señor Park. La curiosidad me carcomía mientras recostaba mi cadera contra una de las barandas de la escalera principal.

Vi como mi abuela abría la puerta con una sonrisa de oreja a oreja que no le había visto ni una sola vez en la vida mientras saludaba a un hombre alto de cabello plateado, vestido de negro y lentes de sol que le cubrían los ojos por completo; y a una chica de pelo azul, la misma chica que había conocido el primer día de mi estadía en el castillo, solo que esta vez vestía con un pantalón negro ajustado, converses rojos y una camisa blanca con letras grandes y negras que decían: "Jodete Namjoon".

—Roberta, no tenemos tiempo para formalidades. Necesito que...

—Deja de ser de esa forma, Namjoon. Te vas a arrugar. —dijo la chica con el ceño fruncido, pero luego miro a mi bisabuela con dulzura. — ¿Podríamos ver a Jimin? Es muy importante, ya sabes...los problemas con el cielo.

Hubo un silencio largo que me dejo en tensión, sobre todo cuando Namjoon comenzó a susurrarle algo a ambas que era incapaz de escuchar por la distancia.

En tus venas (Saga Paranormal #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora