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Los gritos de mujeres fue lo primero de lo que fui consciente, sobre todo los gritos de mi familia que estaban en el vestíbulo.

Mierda.

Las personas que venían del mundo del inframundo era lo contrario, estaban asombrados, pero mantenían la calma y miraban a Jimin de vez en cuando para saber que debían hacer. Era lógico, con su postura de ser imparciales sería algo problemático que hicieran un movimiento en contra de alguno de ellos.

Doble mierda.

Jimin me puso detrás de él y miro a Namjoon.

—Llama a Ivana y dile que proteja a Agneta. —dijo en voz baja y me dio un apretón en mi cintura para reconfortarme. —mientras, cuídala tú.

Me quede en mi lugar al ver como Jimin se alejaba de mí y Namjoon tomaba su lugar. Jimin llego justo al frente de uno de los ángeles que parecía el líder de todo aquello.

— ¿A que debo el honor, arcángel Miguel? —dijo Jimin con voz serena, como si no hubiera pasado nada hace minutos. — No creo, que a tu reina se le haya ocurrido hablar de política o algún tratado justo el día de mi boda.

¿Arcángel? Eso era una broma. Nadie me había dicho que ellos existieran y mucho menos lo pensé por mí misma. Tampoco había pensado que podía ser tan hermoso, era como una de esas pinturas antiguas, esas donde te quedabas mirando por horas a los protagonistas porque no podías creer que estabas viendo un ser tan hermoso e irreal. Era mucho más rubio que Jimin y sus ojos brillaban en un tono verde, como si fueran esmeraldas, además su torso cubierto por una especie de armadura, sus piernas con simple pantalón oscuro y sus alas enormes e inmaculadas lo hacía lucir como un guerrero de fantasía y sobresalía mucho más que sus otros compañeros ángeles, a pesar que también poseían una belleza indudable.

Mire a Namjoon y seguía igual de tenso, de hecho miraba a todos lados, como si estuviera perdido y debía salir corriendo.

—Por supuesto que eso fue lo que pensó. —dijo el arcángel Miguel con una sonrisa de suficiencia. — Nos enteramos que uno de los tuyos le quito un líquido transformador a uno de los nuestros en un juego sucio. Así que nuestra reina solo pide que lo devuelvas de manera pacífica y nosotros nos iremos para que continúes con tu celebración libremente.

Desde la distancia note la tensión en los hombros de Jimin, tensión que no había visto en varios días.

—Déjame recordarte que un demonio, es de mi reino, es de los míos. Por lo tanto no se le quito ninguna propiedad a tu reino. Lo que estás haciendo es dejándome en claro mis sospechas: gente de mi reino los está apoyando a mis espaldas.

El arcángel dio un paso al frente con su espada a un lado de su pierna y me dio miedo, pero no por mí, sino por Jimin.

—Cierto, también es muy cierto, pero ya verás tu qué haces con ellos. Y además eres imparcial en toda esta guerra, por lo que no hay nada de malo si me entregas lo que quiero. —respondió y al ver que Jimin no dijo nada levanto la espada y me apunto junto con Namjoon. — ¿No querrás que a tu esposa le pase nada, verdad? Ella es de la tierra, por lo tanto, está involucrada en la guerra y se puede hacer lo que sea con ella.

En ese momento sentí las miradas de todos sobre mí: la de los compañeros de trabajo de Jimin e incluso las bellas que seguían en sus puestos de trabajo como si nada.

Jimin se giró y me miro un segundo antes de ver a Namjoon y hacerle un gesto con la barbilla.

—Bien, esperen aquí. Uno de los míos irá a buscarlo y se los entregará, pero luego deben irse.

En tus venas (Saga Paranormal #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora