—No te muevas, ¿Entendido? —me dijo el chico de cabello rosado y ojos azules frente a mí.
Asentí y toco mi cuello donde había quedado la marca morada de los dientes de Jimin, que aunque él me lo preguntara siempre mentía y le decía que no me dolía cuando la verdad era que dolía todo el tiempo; pero cuando Seokjin, un amigo de Namjoon y Jimin del mundo marino, llego y me dijo que me curaría no me queje en lo más mínimo.
Su toque me hizo sentirme sedada casi al instante y luego el dolor había desaparecido en un parpadeo. Mire al pelirosa con los ojos abiertos mientras él dejaba de tocarme y volvía a ponerse el guante oscuro.
—Di algo, lo que sea. —me dijo.
Parpadee y vi detrás de él, al otro lado de la cocina, donde se encontraban Jimin junto a sus hermanos, Pinky, Namjoon y mi bisabuela.
—Algo, lo que sea. —dije y me sorprendí que mis voz sonara como antes, no con el tono espantoso, grueso y flojo con la que había estado hablando desde que me recupere y me permitieron hablar de nuevo. Mire a Jimin y este no cambio su semblante, pero por sus ojos pude notar que estaba aliviado y feliz.
Seokjin se puso de pie de la silla de la cocina donde estaba y se giró a ver a Namjoon y a Jimin.
—Listo.
—Te lo agradezco, príncipe Seokjin. —dijo Jimin haciendo un movimiento de cabeza la cual el pelirosa respondió. —Le estaré agradecido.
—No hay de que, Rey Jimin. —respondió con una voz seria y casi tan neutral como la de Jimin solo que la de él tenía un acento diferente y menos marcado. —Cuida que nadie la vuelva a morder en el mismo lugar por unos días, solo por si acaso. Es la primera vez que curo este tipo de cosas y no sé qué podría pasar.
Asentí aunque no me lo estaba diciendo a mí.
Luego vi como Namjoon hacía que se despidiera y salían hacía el vestíbulo mientras hablaban en voz baja. Ambos habían llegado juntos y se irían de la misma manera, al parecer.
Mi bisabuela se acercó y me extendió mi teléfono.
—Antes de cualquier otra cosa, llama a tus padres. Deben estar que se meten a escondidas en un avión que venga para Alemania.
Asentí y me puse de pie para alejarme un poco y hablar con ellos.
Efectivamente, recibí un buen regaño por tener días sin reportarme y decir que estaba bien. Mis padres seguían viéndome como una niña pequeña y hasta ahora no me molestaba, era algo que yo también haría si tuviera hijos. Les tuve que mentir y decir que había tenido mucho trabajo y que había estado muy cansada como para hacer otra cosa, eso los calmo...un poco, porque luego pensaron que me estaban explotando y tuve que reírme por lo exagerada que podía ser mi mamá.
—No, mamá. Estoy bien, en serio. —le dije aguantándome la risa. — ¿Cómo sigue mi abuelo? ¿Les llego los que le mande?
—No me cambies de tema, Agneta Ackermaan. —apreté los labios justo cuando levante la mirada y vi a mi abuela decirle a cada uno de los Park que hacer para terminar todo antes del almuerzo, pero también note que Jimin no le estaba prestando atención, me había estado mirando. Le sonreí y le guiñe el ojo, pero él volvió a mirar a mi abuela cuando esta lo regaño. —aunque si, lo que nos mandaste nos ha ayudado bastante este mes y eso lo agradecemos mucho, pero en serio, cariño. Debes cuidarte y descansar.
—Lo sé, te juro que eso hago.
— ¿En serio? —iba a responderle, pero no me dejo. — ¿Comes a la hora y en buenas proporciones?, ¿Duermes ocho horas seguidas? Y ¿Tienes tiempo de ocio para no sofocarte?
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En tus venas (Saga Paranormal #5)
FanfictionAgneta después de dejar la universidad por falta de dinero para poder pagarla, acepta una oferta de trabajo de su bisabuela en Alemania. El problema es que ella no sabe quién o qué es su jefe, y lo peor de todo es que ella termina locamente enamorad...