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Habían pasado tres semanas desde que había comenzado a dormir todas las noches con Jimin, nos divertíamos leyendo mi libro La isla del tesoro, jugando juegos en mi teléfono o hablando hasta que alguno de los dos terminará dormido, siendo yo la que caía primero la mayoría de las veces.

Podía sonar infantil, pero eran las noches más divertidas y románticas que había tenido hasta ahora. Además que nos había ayudado a unirnos más el uno al otro, haciendo que la convivencia fuera más fácil y sin sentirnos tan tensos por mirarnos más de la cuenta o besarnos de la nada...pero claro, todo aquello siempre en la habitación de él y durante la noche, del resto él dejaba de ser "Jimin" para ser el "señor Park", mientras que yo dejaba de ser "mi niña" a ser solo "Agneta".

No me molestaba, entendía que él quisiera guardar las apariencias con sus hermanos y me protegía para que nadie me hiciera daño por enterarse de lo nuestro.

— ¿Como que ella va a salir sola al pueblo y nosotros no? —dijo Nimri con Rafael y Nicolás a un lado en el salón de baile.

Me encogí en la entrada por sentirme el centro de atención, pero no era mi culpa. Jimin había dejado en claro cuáles eran las nuevas normas de la casa:

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1.-Nadie salía o entraba al castillo sin su supervisión o aprobación.

2.-Nada de hacer mucho ruido (eso al parecer para ellos no era algo que debían cumplir).

3.-Las visitas al pueblo serían solo en caso que sea estrictamente necesario.

4.-Los hermanos de Jimin recibirían clases de magia de defensa con Namjoon todos los días, mientras que yo debía estar con mi abuela la mayoría del tiempo por el collar que usaba por nuestra propia seguridad.

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—No, irá conmigo. —dijo Jimin a unos pasos de mí, haciendo que casi me cayera por haber estado jugando con mis pies y la cola de Pinky que me mordía de manera juguetona.

— ¡¿Qué?! —dije al mismo tiempo que Nimri y Rafael.

Vamos, no era que me molestara estar con él, ¡me encantaba!, pero que dijera de manera tan relajada que saldría conmigo...era algo que sorprendía y que no podía evitar sentir las típicas mariposas en el estómago que sentía simplemente por pensar en él.

—Ustedes se quedarán con Namjoon, estarán bien. —siguió como si nada.

—No lo decimos por eso, querido señor. —respondió Rafael de manera sarcástica y haciendo gesto gracioso con la cabeza. — lo decimos porque odias ese pueblo tanto como odio los colores chillones.

Eso último lo dijo dándole una mirada de reproche a mis pantalones y quise darle una mirada fulminante, pero me contuve. Primero porque seguía cayéndome bien a pesar de todo y segundo porque, en parte, también era mi jefe.

—No lo hago por gusto, Rafael.

Auch, dolió.

Con eso Jimin mato mis mariposas de enamorada, a pesar que estaba consciente que tenía toda la razón y que era ilógico sentirme molesta y decepcionada por ello, pero no lo pude evitar.

Me cruce de brazos justo cuando Nicolás, que era el único que no había estado gritando, empezó a preguntarle ciertas cosas a Jimin, mientras se recogía el cabello en una cola alta. Justo habían estado practicando bajo la supervisión de Jimin, por eso los tres Park menores vestían ropas deportivas y sudaban como si hubieran corrido un maratón.

—Señor Park, puedo ir sola. No creo que pase nada malo por irme un par de horas. — dije con un tono de voz algo bajo y él me lanzo una mirada de pocos amigos.

En tus venas (Saga Paranormal #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora