Hasta Que Te Encontré(Shawmila)

Capítulo 71

El sol entra a raudales por la ventana y me da de lleno en la cara, cortando de tajo cualquier rastro de sueño. Me tomo mi tiempo para admitirme a mi misma que estoy despierta. Permanezco con los ojos cerrados, pensando en el sueño que acabo de tener, y sobre todo, concentrandome en la presencia de Shawn a mi lado. Su respiración es lenta, por lo que se que sigue dormido. Y la verdad es que no me atrevo a mirarlo porque, de hacerlo, se que me moriré de vergüenza. Acabo de soñarlo desnudo, completamente...encima de mi. Repartiendo besos calientes desde mi boca, bajando poco a poco, de manera lenta y agónica hasta llegar a... No. Detengo en seco esa línea de pensamiento cuando siento cómo mi corazón comienza a acelerarse. Tengo que aprender a controlarme, o un día de estos terminaré violandolo. No niego que esa me parece una idea realmente fascinante, pero cuando lo pienso mejor llego a la conclusión de que no quiero estar con el de esa forma. Tiene que ser algo especial.

Finalmente abro los ojos, me volteo de medio lado y lo miro. Como una tonta, el corazón se me dispara al darme cuenta nuevamente de que lo tengo tan cerca. Sigue dormido, tal como sospechaba, y no podría estar más perfecto. Sus largas y oscuras pestañas destacan más que nada, y sus labios, esos labios suaves que saben besarme de la forma que necesito, están ligeramente entre abiertos, dejando escapar su aliento. Sin poder contenerme, estiro una mano y enredo mis dedos entre su suave cabello, despeinadolo aún más. Él se remueve un poco pero no se despierta, por lo que tomo la iniciativa de despertarlo yo. Me inclino hacia delante y Le doy un beso suave y casto, que pronto se convierte en algo más.

Cuando me separo y lo miro, veo que se ha despertado por fin, y me mira fijamente, con una sonrisa en el rostro.

—Buenos días—Saludo, acariciando de nuevo su cabello.

Ante mi toque, cierra los ojos y suspira de placer.

—Buenos días—responde, abriendo de nuevo los ojos.

—¿Cómo dormiste?

—Perfectamente

—¿De verdad?

—Sí. Te tuve a mi lado toda la noche... ¿Que más podría pedir?

Sonrío como una tonta. Le hago una pequeña caricia en la mejilla y luego me levanto. Miro la hora en mi teléfono y confirmo lo que me temia: tengo que irme. Me siento a su lado en la cama, y enredo mis dedos entre su cabello. El cierra los ojos y una sonrisa de profundo placer se dibuja en sus labios.

—Me tengo que ir—digo por fin, odiando cada palabra en cuanto salen de mi boca.

—¿Y si trato de persuadirte?—pregunta, aun sin abrir los ojos.

—No quiero irme, pero tengo que hacerlo.

—¿Vendrás más tarde?

Por fin abre los ojos y me mira. Mi primer instinto es acceder de inmediato, pero luego de pensarlo un poco más, me doy cuenta de que quizá no sea buena idea pasar tanto tiempo juntos. Cada uno de nosotros tiene su vida aparte, y a pesar de que aún estamos en esa etapa del noviazgo en que ni una eternidad nos parece suficiente para estar juntos, no debemos saturarnos el uno del otro, o acabaremos por aburrirnos. Ya he visto antes que pasa en otras parejas, y siendo sincera, odiaría que, pudiendo evitarlo, algo así nos pase a nosotros.

—Quizá mañana.

La decepción se refleja instantáneamente en sus ojos, pero igualmente sonríe. Se levanta hasta quedar sentado y me besa. Creo que no hace falta describir una vez más lo que siento. Creo que si fuera por él, nos quedaríamos besando nos hasta que anochezca... Pero debo imponerme. Sutilmente lo aparto, Le doy un último y rápido beso y luego me levanto.