34. Curtains up!

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12 de Diciembre, 2020

Narra ____:

En una hora debemos ir al teatro. Entre anoche y hoy en la mañana preparamos todo. Ben y yo estamos preparándonos. Hoy es un día especial, no sólo vendrán los padres de los alumnos, sino que se hizo una convocatoria genreal y conseguimos que vinieran directivos de la Central School of Speech and Drama, el lugar a donde asistií Ben. Por lo tanto, hoy podría ser una oportunidad de entrar para los chicos que quieren seguir con drama al terminar la secundaria.

-Amor, ¿ya estás lista?- Veo la hora en mi celular, faltan 40 minutos.

-Ya casi. Ya está el cabello, el maquillaje y los zapatos, sólo me falta una cosa. No sé qué usar.- Pequeño detalle. -Quedará mejor si uso vestido o traje. En este momento necesito que me ayudes a decidir, tienes buen gusto.

-Te pongas lo que te pongas te verás hermosa.- No quiero ser muy fría o cortante, pero...

-Eso es muy tierno Ben, pero sinceramente, no me ayuda a decidir.- Soy bastante tajante cuando estoy concentrada o nerviosa, él ya lo sabe. A veces me pregunto cómo es que me soporta...

-En ese caso lleva traje. ¿Claro u oscuro? Yo llevaré el traje azul oscuro con una camisa beige o... No recuerdo el nombre de ese color. 

-No es azul oscuro, es azul egeo y no es baige, es arroz. Fuera de eso, llevaré traje oscuro... Mis opciones se limitan al negro o el color vino.

-El vino con la camisa negra.- Amo la idea, quedará bien.

-Gracias, amor.- Me cambio y apenas retoco mi cabello, no quiero que sea muy despampanante.

Al salir veo a Ben ya listo, está deslumbrante, vale considerar que a mis ojos, siempre lo está. -me acerco a él, le doy un corto beso y lo veo a los ojos.

-Hora de ir.- Tomamos todas nuestras cosas y estamos por salir. Yo chequeo que todo esté en orden -ya van dos veces- y Ben insiste en que "todo saldrá bien y si algo tiene que salir mal, saldrá mal revise las veces que revise." Aunque no parezca, eso me reconforta bastante. Me convenzo a mí misma de que todo estará bien para tranquilizarme y salimos.

Llegamos al teatro con Ben y esperamos a los chicos, quienes van llegando poco a poco. Hoy es la presentación final y es muy, muy importente. No suelo decirlo, pero estoy inmensamente orgullosa de mis alumnos y de cómo entre ellos y los chicos de teatro se organizaron para armar este show. 

Todos toman lugar en los asientos del establecimiento y Ben y yo nos paramos al fremte para darles una pequeña charla antes de empezar, a veces eso también sirve para calmarlos. Después del discurso, nos separamos en música y teatro -los chicos que actuán y cantan van con Ben-. Yo hago que los chicos afinen y damos una última repasada al comienzo de la obra. Es en momentos como éste cuando agradezco haber tomado ese curso de dirección musical. A los pocos minutos los actores y cantantes se acercan para vocalizar.

La hora del espectáculo llega, la gente ya está adentro y han tomado asiento. Mi prometido -adoro esa palabra- y yo subimos al escenario a presentar la obra musical "Camino al Destino de Moore" como directores de la Academia de Música y Drama Diaz - Jones (al final decidimos usar su apellido real, él se sentía más cómodo así). Bajo a la zona de músicos para dirigir y Ben se queda en la parte de atrás de los telones para ayudar a los actores.

El show transcurre exitosamente y, pese a que la protagonista tuvo un problema con su voz hace menos de dos semanas, tanto sonido como iluminación, puesta en escena y musicalización salen de maravilla. 

Al final  todos suben al escenario y saludan al público. Todo el mundo aplaude y puedo ver los rostros de cada familiar y amigo llenos de orgullo, y los entiendo, me siento igual. ¿Se me escapan un par de lágrimas? La respuesta, or más que me apene un pco, es sí. La emoción que siento por ver todo lo que logramos juntos es inexplicable.

Luego de que todos se van, Ben y yo nos quedamos para desarmar y llevar las cosas a la academia. Estamos agotados, pero necesitan el teatro libre para mañana en la mañana, así que es la única que nos queda.

Para cuando estamos solos, nuestros sacos y mis zapatos ya están reposando en uno de los asientos y nosotros nos dedicamos a limpiar todo. Cuando terminamos nos sentamos y nos tomamos de la mano, charlamos de la experiencia que fue hacer ésto. Llevamos los bolsos hasta la academia y de ahí nos vamos directamente a casa. Como ya es costumbre, no falta la música en el auto.

Al llegar a casa lo primero que hacemos es cambiarnos y ponernos pijamas, como no habíamos cenado nada, preparo una improvisada tortilla de papas. Mientras comemos tenemos una charla sobre cómo no cumplí mi promesa de enseñarle español a Ben y lo mala persona que soy por eso.

Terminamos de comer y Ben lava los paltos, yo los seco y guardo. Vamos a nuestra habitación y nos acostamos abrazados uno frente al otro, riéndonos de lo agotados que estamos, siendo que lo único que hicimos fue preocuparnos y limpiar el teatro... Y ordenarlo y llevar las cosas a la escuela a mitad de la noche. Tal vez sí está justificado el cansancio.

En medio de la charla se genera un silencio agradable, parece que el tiempo se detiene y los únicos existentes somos nosotros dos. Veos directamente sus verdes y profundos ojos, esos ojos que me atrapan y me llevan a lugares no cocnocidos por el hombre. Repaso con la mirada todo mínimo detalle de su rostro, cada facción y cada peca, la forma de sus labios, la de sus cejas, el contorno de su cara, como algunos de sus cabellos brillan, pareciendo hilos de oro. Inconcientemente llevo mi mano a su mejilla, acariciándola con una sonrisa. Mi mente está en vaya uno a saber dónde, pero quiero que se quede ahí, de esa forma puedo apreciar la belleza que tengo frente a mí. 

Me acerco lentamente a él y dejo un beso en sus labios. Ben corresponde y posa su mano en la parte trasera de mi cuello, jugando con los cabellos cortos en mi nuca. Nada me importa más que estar aquí en este preciso momento, haciendo exactamente lo que hago.

Ben se separa apenas del beso, apoyando su frente contra la mía y me sonríe de la forma más dulce y sincera que he visto alguna vez. Le devuelvo la sonrisa y le doy un corto beso.

-Te amo. Muchísimo.- Dice casi en un susurro.

-También te amo, como no te das idea. Vivir en Londres fue la mejor decisión que tomé en mi vida y no tengo ninguna duda de eso.- Hago una pequeña pausa y los veo a los ojos otra vez.- ¿Puedo pedirte algo, por favor?- Asiente y me mira igual. -Nunca te alejes de mi lado, Ben.

-Jamás me iré. Te lo juro, ___.- Me abraza fuerte y yo escondo mi cabeza en su pecho.

No podría cambiarlo por nadie en el mundo. Cada minuto agrandezco más haberlo conocido, haber decidido pedir ayuda para alcanzar ese papel higiénico.

Sin salir de nuestra posición, siento como sus latinos y por tanto su respiración se hacen cada vez más lentos, poco a poco ambos nos quedamos dormidos.

Y así es como termina uno de los mejores días de mi vida. Siento que los momentos como éste son muy importantes aunque sean cortos. LLego a pensar que todo ésto es un sueño y un día despertaré. Ese pensamiento atormenta mi cabeza cada tanto y me genera sentimientos que no puedo poner en palabras. Pero luego recuerdo que si ésto es un sueño, entonces es el mejor sueño que tuve en mi vida. 


Pido disculpas -otra vez- por no haber publicado. Muchas cosas se juntaron, trabajo, estudio y ansiedad. Pero bueno, acá estamos de vuelta y espero sepan disculparme.

Those Eyes [Ben Hardy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora