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Jimin se sentía demasiado afortunado desde que había llegado a Sweet Dreams hace pocos minutos.

Los niños se habían sorprendido mucho de verlo en el aula, por lo que todos lanzaron sus crayones y páginas, corriendo rápidamente hacia su maestro favorito y envolviéndole en un enrome abrazo de oso, todos los niños hablando con emoción sobre lo felices que estaban al ver a Jimin y dejando besos por doquier.

Jimin sintió ese punzón de alegría que sus niños le transmitían, sabiendo que hace varios días no tenía esa sensación tan peculiar, algo que le hizo sentirse mal por un momento.

Sehun había sido el bebé más feliz al ver al Jimin en el marco de la puerta del salón, gateando rápidamente hacia él y dejando besos babosos en sus mejillas, abrazándole fuertemente por el cuello.

― ¡Esperen! Si siguen así me harán llorar―Jimin sentía sus ojos arder ante las enormes ganas de llorar que sus niños le daban con esas acciones tan dulces y sinceras.

― ¡Hyung! ¡Lo extrañamos muchisisisísimo! ―Félix gritó mientras movía sus pequeños pies de adelante hacia atrás, no quedando la emoción que sentía en su pequeño cuerpo.

― ¡Hana decía que usted no volvería y se puso a llorar todo el día de ayer! ―gritó Lee con una sonrisa socarrona hacia la chica mayor, quien le miró con los ojos entrecerrados y comenzó a perseguirle por el salón, amenazándole con darle un zape.

― ¡Maestro! ―la pequeña Dahyun se liberó de los brazos de Suran para correr de vuelta hacia Jimin, ya que la mayor le había ayudado a atarse los cordones― ¿Dónde está Agust oppa?

Cuando Jimin escuchó el nombre de su pareja sintió el golpe de la realidad del por qué había vuelto, él no podía tomarse las cosas como si nada desde su vuelta a Seúl, porque sabía que el tema de su pareja era algo que debía resolver, algo que no podía dejar de lado.

Miró a sus niños con las cejas alzadas en muestra de preocupación, sus pensamientos le consumían mientras los niños intentaban llamar nuevamente su atención.

Si me voy de Busan, no sentiré esto en un tiempo. Lo que estos niños me hacen sentir.

Suran le miró con atención desde su lugar, levantándose rápidamente y acercándose a la bola de niños que rodeaban a Jimin, notando que el rubio necesitaba de su ayuda.

―Bien niños, dejemos que el maestro Jimin se acomode ―los niños miraron a la pelimenta con un puchero, algunos abrazándose más a Jimin, negándose a separarse de él. ―Mientras tanto, pueden ir al patio a jugar con los nuevos juguetes.

Cuando la mención de los nuevos juguetes se hizo presente, los niños se despidieron de Jimin y corrieron hacia el patio del lugar, todos gritando de emoción al poder jugar.

Suran se sentó en el suelo junto a Jimin, notando la herida que el rubio tenía en su brazo.

Había sido notificada del estado de Jimin en todo momento, desde que Taehyung se había ido a Seúl; Suran, Momo, Jihoon, Sana, Mina y Kai, preguntaron por el desesperadamente todos los días, siendo todos notificados.

Todos los trabajadores del lugar le tenían un cariño especial a Jimin, aunque algunos fueran más cercanos a él que otros, todos tenía esa admiración y cariño por el omega que en ese momento era su jefe.

―¿Aún no te sientes bien? ―Jimin se sobresaltó cuando el vendaje de su brazo fue tocado delicadamente por Suran, notando que la chica con quien llevaba trabajando hace más de tres años, le miraba con tristeza.

Sweet Dreams ✿Yoonmin, omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora